Capítulo 10

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Los días continuaron su curso. La vida en el pueblo era cotidiana y aburrida., no había mucho que ver y menos oír.

-Llegó la feria.

Refirió Nicolás, entrando en la hacienda y haciendo una suave reverencia a las hermanas en la sala.

-¿No quieren ir?-. Entusiasmado mostró el periódico con el anuncio del evento.

Haruka ni siquiera volteó, tenía la mirada bien puesta en su laptop y Mina sonrió con incomodidad.

-Nicolás, ¿Si sabes que eso es para niños y jóvenes?

-Bueno, yo sólo decía, es para que no se aburran. Rei y yo iremos en la noche y

-Yo no voy-. Masculló Haruka sin dilación y se giró breve en la silla giratoria, mirándole de arriba a abajo se retiró muy despacio los anteojos protectores- No tenía conocimiento de que tú y Rei fueran algo, no entiendo—Continuó haciendo mención —No sé cómo le digan aquí.

Mina enrojeció y Nicolás encogió los hombros.

-Como en cualquier lugar—Refirió confundido —Novios, somos novios, y Serena está enterada.

-Oh. Ya veo-. Haruka volvió a la pantalla y suspiró- Sólo no anden teniendo relaciones sexuales en donde sea ¿vale?

Nicolás abrió mucho los ojos y Mina enrojeció más. ¡Haruka se había dado cuenta de lo ocurrido!

Vaya vaya, esa mujer sí que no tenía un pelo de tonta.

Haruka era como un búho observante, y acechante. Daba miedo.

...

Serena había quedado en una profunda confusión desde el último encuentro con Chiba. Ella estaba rara y la noche anterior no pudo conciliar el sueño debido a la reacción de Darien.

<Claro Serena tonta, le bajaste la moral con esa babosada de: "¿este es el cobro?">

<Bueno después de todo me vale, él es el médico y yo, su paciente>

Así que el asunto debió haber quedado zanjado. Ella nada tenía que ver ahí, Darien no era nadie para ella.

-¿Darien? -Preguntó una vez que entró en el consultorio.

Serena observó a detenimiento el lugar como si nunca hubiera estado ahí.

—¿Doctor?

Mesurada y sintiendo nervios se preguntó el por qué de su sentir e inmediatamente optó por erguir su cuerpo evidenciando más su curvilínea figura y sus redondos pechos asomados por la blusa a cuadros.

Ataviada para la vida de campo Serena ya no denotaba diez años. Ya era una mujer muy hermosa, de aspecto fuerte, aspecto que proyectaba para no dejar pasar a ningún hombre que quisiese aprovecharse de ella.

Pero en el fondo podría ser otra cosa.

—¿Chiba?

—¡Adelante!

Se sintió cohibida ante el grito. Pero se recuperó pronto y entró a paso firme, y como si nada hubiera pasado. Como si no hubieran estado tan cerca, y como si no hubieran estado a punto de besarse y sus alientos no se hubieran entrelazado.

¡Diablos!

Afortunadamente Darien tenia la mirada puesta en unos papeles en sus manos. Con apariencia tranquila y como si no hubiera pasado nada le saludó amable.

—Vine al mercado por algunas cosas y de paso vine a dejarte el cheque de ayuda al consultorio, mi padre lo dejó preparado., está fechado.

—He enviado una carta al municipio así que este será el último que reciba Serena, no es obligación tuya seguir contribuyendo.

Las Tres Tristes TigresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora