Capítulo 20

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Se habían cansado ya de buscar a la susodicha. Serena se rascó la frente y miró a un Darien también cansado.

—Tomémoslo con calma, por lo menos no se han sabido malas noticias.

Serena permaneció en silencio, un silencio preocupado, sepulcral.

—Tal vez tengas razón. Pero debiste decirme en cuanto la viste con Yaten.

Darien se sintió culpable.

—... Serena, yo, pensé que ellos seguían saliendo.

Serena asintió despacio.

—Estoy desesperada, es todo. No es tu culpa—Miró a todos lados—. Ahora, —Encogió los hombros con las manos metidas en los bolsillos, exhaló—Está por anochecer y, ya no sé dónde más buscar.

—Pronto se cumplirán las setenta y dos horas Serena, y será parte de las autoridades.

Serena no dijo nada, no quería esperar que la policía empezara a movilizarse, si es que eso pasaba. Ella misma quería buscar y encontrar a su hermana. Quería verla, quería saber que estaba bien.

Darien se aproximó a ella, como si escuchara sus pensamientos, la tomó por los hombros y atento sonrió un poco.

—Sé lo que sientes, te entiendo bien. Pero, hemos buscado por todos lados y no hay rastros de ella.

—Darien tú fuiste el último en verla debes pensar en algún posible lado, algún lugar a donde halla ido-. Replicó con severa angustia, denotando ya unas lágrimas.

Darien la apretó contra sí, fuertemente la abrazó, como si con ello quisiera absorber el dolor que sentía Serena.

—Lo siento de verdad lo siento. Iré contigo a donde sea Serena. Vamos a encontrarla, tienes razón no podemos esperar a la policía-. Aseguró con evidente preocupación mientras la separaba de su cuerpo.

...

Haruka miró una vez más el campo verde amarillento iluminado por la luz del sol. Estaba anocheciendo y ni siquiera se había aparecido para buscar a Mina.

Pero en las circunstancias en las que estaba no permitiría que la vieran, no, nunca. Ella era fuerte y valerosa, era una mole indestructible y poderosa.

Nunca la verían llorar.

Limpió la lágrima saliente y aferró la mano al volante.

—Sólo espero que esa tarolas esté bien—. Asió bien las manos cuando emprendió la marcha camino al pueblo.— Sólo a ella se le ocurre clavarse con un pueblerino que apenas conoció.

Así, hablando para sí misma por puro nerviosismo y cierta culpabilidad por no haberse avocado a buscarla desde principio Haruka hundió el pie para llegar pronto al pueblo. Ella estaba dispuesta a exigir o de ser preciso amenazar a la policía de no obtener respuesta en cuanto a su hermana, pero al llegar vio a Darien y Serena salir del lugar.

—¿Qué pasó?

Darien dio una mirada furtiva a Haruka, esta sólo enarcó una ceja y le miró de arriba a abajo.

—Médico—. Saludó con frialdad.

—Levantaron un acta y empezarán a buscarla mañana temprano.

—¿Sólo eso?

Serena encogió los hombros y asintió.

—Sólo espero que esté bien.

Haruka no dijo más, como había planteado, ella estaba dispuesta a llegar a las máximas consecuencias para encontrar a su hermana de ser preciso esa noche, y entrando a paso firme a la comisaría asustó a más de uno con su apabullante entrada.

Las Tres Tristes TigresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora