Capítulo 18

204 40 39
                                    

-Sé que puede no ser el momento oportuno Serena-Abordó Darien a la rubia, tomándole el brazo con delicadeza y atrayéndola hacia el.

Serena asintió antes de dar un visto donde Haruka dormía. En la parte trasera de su auto.

-Gracias por traernos Darien, lamento que tu moto se haya tenido que quedar en el restaurante.

Darien sonrió, mirando con fascinación el rostro de Serena, que, iluminado por la luz de la luna se miraba tan encantador. Tanto,  que el joven pelinegro quiso besarla ahí mismo.

-De todo corazón espero hallamos limado asperezas, -Exclamó con cierta sonrisa en los labios-. Espero poder conocerte en otra faceta que no sea amistad.

-¿Acaso estás loco, Darien? ¡Tú tienes pareja!

Darien la tomó por los hombros.

-No, no tengo novia. Te lo hice saber el día que te encontré, bueno, tú sabes, ebria.

Serena puso mala cara.

-Me gustaría saber si se puede. Digo, Haruka ya me dijo que le gusto para tí. Y yo, pues yo desde que te ví me gustaste.

Serena estaba impávida.

¿Darien, Darien chiba pidiendo semejante cosa?

Nunca se llevaron bien y poquísimas veces habían congeniado, incluso se insultaban de vez en vez y ahora Darien le venía con esas de que le gustaba lo que decía una briaga que dormía en la parte trasera de su lujoso y cagado auto.

Bueno, y no es que Darien no le resultara atractivo sino que, ¡no sabía! No sabía qué estaba pasando con exactitud entre ellos.

Del odio al amor hay un solo paso. Pero ella no odiaba a Darien, ciertamente no, eso es en otra historia que al final de cuentas ni lo odió, bueno bueno me salgo de contexto, sigamos.

De pronto y debido a su tardía respuesta, Serena sintió como las suaves y calientes manos de Darien le rodearon la cintura, sin decir mucho, Darien la miró a los ojos y sujetó con delicadeza su barbilla.

Ella fue incapaz de hacer algo, sólo dejarse llevar por ese suave, antojable y apasionado besazo, todo en orden tal cual.

Darien besaba delicioso, besaba muy pero muy rico y eso debía ser elogiado. Pero no, no lo haría, lo que sí haría era echar los brazos al cuello del medicucho y disfrutar de tan maravillosos y apetitosos labios.

Era de verdad un sueño,  sobretodo porque no había tenido un hombre como tal en su vida, su vida había sido campo, animales y enseñanzas de su padre.

Sólo hasta que había entrado en adolescencia fue que se había enamorado.

Pero eso había sido una total estupidez.

-¿Y bien?-. Preguntó Darien con su hermosísima y blanca sonrisa.

Serena parpadeó saliendo de su marasmo. Darien, Darien Chiba.

-Ok -Respondió con cierto desinterés. No se la pondría tan sencillita.

A Darien le desconcertó la respuesta de la rubia, suspiró suave pensando en que tal vez ella no estaba interesada en él. Eso hería un poco su ego, pues el espejo no le mentía cada que se miraba en las mañanas.

-Me gustas mucho Sere-Dijo al fin y tomó las manos de ella-Gracias.

Serena se ruborizó.

-¿A qué hora tortolita? Tengo una hora esperando me ayudes a salir de aquí-Gritó Haruka desde el asiento trasero del auto,

Las Tres Tristes TigresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora