CAPÍTULO 4

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DARYL

Estaba esperando a que la señorita terminase su pequeña reunión telefónica para dejar claro qué tipo de servicios esperaba de mí. No tenía demasiada idea de las razones por las que me sacó precisamente a mí de la cárcel y no a otro que podría serle de ayuda; si era una ladrona de baratijas, había muchos metidos en los calabozos que eran realmente buenos en cuanto al cuerpo a cuerpo o el manejo de las pistolas.

Yo me sabía manejar con las armas, pero no eran mi especialidad; lo mío era más la estrategia, el usar el coco e incluso a veces un poco el carisma para conseguir lo que deseaba; la pistola era la última opción para mí.

Mis negocios no es que fueran limpios, pero podía presumir de no haber tenido que matar a nadie ni con mis manos ni mandando a alguien que trabajaba para mí. Cuando sentía el potencial peligro, rechazaba el negocio y volaba bien lejos. Esa fue la principal razón de porqué me mudé tantas y tantas veces, pero la última que pasé fue lo suficientemente gorda como para atraparme.

Uno de los que trabajaban para mí, tomó uno de los coches que tenía pendientes de venta para transportar droga. Como el comprador se encontraba en Alabama, aquel traidor se llevaría el coche y haría el cambiazo a mitad del camino donde lo esperaba el comprador de esa droga. El problema fue que, en el trayecto de ida, lo paró la policía y él largó que yo era el que metió la droga en el maletero.

Aquella mentira unida a la evidencia que comercializaba con coches de lujo, era la coartada perfecta para meterme entre rejas. Por supuesto aquel traidor quedó ileso por colaborar con la policía y a mi hermano no le salpicó nada porque andaba de vacaciones.

Mientras estaba en aquel salón sacado de la realeza barroca, me levanté del sofá para darme un ligero paseo por la estancia; no estaba prohibido por lo que podía comprobar. A aquellos guardaespaldas no parecían hacerle demasiada gracia que me paseara por mis anchas, pero no podía estar como un poste tieso en aquel sofá de cuero. Miré cada uno de los cuadros que había en las paredes, silbando sorprendido:

-Vaya réplicas impresionantes se gasta vuestra jefa.

Uno de ellos carraspeó y me dedicó una mirada seria pero letal:

-Todos son auténticos; no se aceptan réplicas en esta casa.

Me giré de nuevo mirando con otros ojos el lujo que me rodeaba. No entendía aun las razones leales por las que una señorita tan joven y con talento se estaba exponiendo a quedarse encerrada de por vida por apropiarse de tesoros que tenían valor histórico y que debían de estar en un museo. Pero cada cual tenía sus propias razones y esperaba que fueran nobles.

El sonido de unos tacones me hizo girarme, viendo como mi hermosa jefa entraba de nuevo a la sala. Seguía estando igual de seria como el primer momento que la conocí, ¿Acaso no encontraba un minuto de diversión en su vida?

Como una orden, ella me hizo un gesto para que la siguiera y yo le hice una reverencia a modo de broma, pero la maldita ni siquiera sonrió:

-Te la estás jugando Ortega, te recuerdo que las apariencias engañan y a veces las más delicadas mariposas tienen aguijones llenos de veneno que pueden matarte o al menos hacerte mucho daño.

Yo me acerqué aún más a ella y me incliné ligeramente. Vi como su labio temblaba ligeramente y un pequeño suspiro salía de ellos.

-Tienes razón, eres letalmente hermosa.

De nuevo, ella sacó aquella fusta que usaba a modo de látigo y del golpe me hizo caer de rodillas. Puso su pie en mi hombro y me dijo de forma amenazadora:

-Recuerda bien esto si quieres que nos llevemos bien: no soy ni tierna, ni amorosa, ni amable, ni simpática, ni graciosa, ni estoy al alcance de ti ni de nadie. Me debo a mi trabajo y los hombres me valen veinte toneladas de vergas, ¿Entendiste?

-Claro como el agua jefa-Le dije mirándola a los ojos.

La seguí a su despacho en silencio; no quería provocar más su ira, aunque admitía que estaba realmente sexy y sus ojos destellaban como truenos. Era un fenómeno verla enfadada pero no quería perder la dignidad quedando de nuevo hecho un trapo en el suelo.

Cuando entramos a su despacho, ella cerró con pestillo y se sentó tras su escritorio. Pulsó uno de los botones que había bajo la mesa y el mueble de atrás se abrió, dejando a la vista un mueble bar oculto entre las baldas de las librerías. Ella tomó ambas copas y me dejó una enfrente de mí:

-Espero que sepas apreciar la buena bebida-Me preguntó mientras me servía un poco de champagne. La miré con curiosidad, ¿Acaso celebrábamos algo o era una manera bonita de emborracharme para sacarme información?

Ella cruzó las piernas pudiendo ver las ligas de sus medias. Sentada en aquel enorme sofá de cuero con una copa y una bata de seda era como una diabla poderosa esperando a morderme el trasero a la menor oportunidad y yo me dejaría gustoso. Llevaba mucho tiempo entre rejas y la necesidad era evidente en mí, pero debía de andarme con ojo.

-Voy a serte sincera Daryl; no necesito hacerte un contrato porque no tienes derecho a pedir nada para ti, de hecho, podría hacer que trabajes gratis para mí. Pero no es mi estilo, soy benévola sobre todo con los que saben responder bien por mí. Te ofrezco mi protección y la posibilidad de borrar todos los delitos que te inculparon en el pasado, quedando tu expediente limpio como una patena, pero a cambio deberás de trabajar para mí durante digamos...un tiempo.

- ¿De cuánto tiempo estamos hablando? -Le pregunté mientras agitaba mi copa; no me gustaba la respuesta, pero debía de saber a qué atenerme. Ella sonrió ligeramente y me contestó:

-He dicho un tiempo, digamos hasta que deje de necesitarte. Entonces, serás libre para siempre a no ser que te vuelvas a meter en líos y te pudras en la cárcel, pero te aviso; si vuelves a ese zulo de mierda, no me llames porque no volveré a por ti.

-Lo que no entiendo es por qué dices que puedo trabajar gratis para ti si tú quieres, ¿No tengo derecho a pedir nada?

Ella dejó su copa en la mesa y me miró con cierta diversión. Puso sus pies sobre la mesa y me miró fijamente:

-La razón es porque te he comprado; uno de mis contactos ha comprado tu libertad y yo he sido la que ha puesto el dinero.

Clever than Ever(Is It Love?Daryl)[TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora