CAPÍTULO 13

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DARYL

En cuestión de unos instantes, un enorme jaleo comenzó a cocerse en la primera planta. Yo seguía con los documentos que había tomado del despacho de Ruby que aún no había podido traducir.

Decidí echar un vistazo o al menos poner la oreja y enterar de qué demonios estaba pasando. Al salir al pasillo, la voz de uno de los hombres me sobresaltó por el gran gruñido que soltó; parecía estar hablando por teléfono.

- ¿Cómo que es una trampa? ¿Cómo está ella segura?¡Vale entendido!, mándame por si acaso la ubicación exacta, aunque sé la residencia donde queda.

Tras colgar, el hombre comenzó a correr en varias direcciones del vestíbulo y escuché varios cajones abriéndose y cerrándose. Cuando me asomé apoyado en las escaleras, pude ver como algunos de los guardaespaldas de Ruby estaban armados hasta los dientes, ¿Qué demonios estaba sucediendo?

Cuando uno de los hombres puso la vista sobre mí, algo se me congeló en el pecho. Su mirada amenazadora unido a la pistola que tenía en sus manos me indicaba que podría ser capaz de pegarme un balazo si yo perturbaba los planes que estaban llevando a cabo. Lo que más me preocupaba era dónde estaba Ruby.

No me dejé amedrentar por su aspecto rudo y frío, bajé las escaleras hasta llegar a él para preguntarle lo que estaba sucediendo. Todos parecían encontrarse en un estado de alerta máximo comportándose de forma intranquila. Finalmente, el hombre suspiró y se atusó el pelo con cierta impaciencia, guardando el arma en el cinturón que llevaba bajo la chaqueta:

-Ruby está en problemas. Ha ido a ver al señor Korovin para ultimar los preparativos del viaje a Londres, pero durante el camino recibió un mensaje de él bastante extraño. Ella está convencida que lo ha mandado bajo la mirada de alguien que lo está amenazando para que ella vaya a visitarlo y quizás él quiso ponerle de sobre aviso para que estuviera armada.

Me quedé frío ante la explicación de aquel tipo, no podía creer como ella podía estar en un peligro tan grande. Debía de irme con ellos, aunque se negasen en redondo. Yo sabía manejar armas porque debido a mi trabajo, tenía que ser precavido por si alguien se pasaba de la raya. Una pistola cargada era un buen método para amedrentar a cualquiera sin necesidad de usar los puños.

-Deme un arma-Le dije al tipo con un semblante estoico para que no pensara que me temblaba el pulso con algo así. Se cruzó de brazos sin mover ni una sola de sus pestañas y se negó:

-La señorita Ruby ha sido clara; yo me ocupo de vigilarle y usted se queda calladito en su cuarto hasta que la situación se normalice.

-Sé manejar un arma y el quedarnos ambos en esta casa puede hacer que la suerte de ella cambie. Cuantos más seamos más probabilidades tenemos de sacarla de allí sin que reciba un balazo.

Él pareció sopesar mis palabras, pero podía leer en sus ojos la necesidad de obedecer las órdenes de Ruby, ante todo era su trabajo y podría perderlo si las cosas no salían bien.

Él finalmente me lanzó una pistola y un cargador además de munición extra de balas. Con un gesto, él me pidió que lo acompañara.

Descendimos hasta el sótano donde estaban aparcados todos los coches y él abrió uno de los armarios del fondo. Sacó un chaleco antibalas y procedió a ponérmelo, disimulándolo lo más posible.

-Que quede claro, esto lo hago porque conozco a la señorita Ruby desde que era una cría y le debo una lealtad enorme, pero si su vida está en peligro, no vacilaré en dejarte atrás para salvarla a ella, así que más te vale en pegarte a mi culo si no quieres quedarte como un palito de merluza.

-Alto y claro-Le dije con una sonrisa. Él pareció molesto, pero simplemente se metió en el coche; teníamos muchas cosas de las que preocuparnos que de mi insolencia.

RUBY

Cuando llegué a los jardines de la casa de Edward, agudicé mis sentidos para encontrar indicios de que había visita en casa. De seguro no habría ningún coche en el aparcamiento de fuera, sino que lo habrían ocultado bien para evitar que lo encontrase. Quizás los habían dejado y el conductor se había marchado para posteriormente recogerlos a la hora acordada.

Miré el suelo con atención y pude adivinar unas pisadas en la zona de tierra donde Edward tenía plantadas sus flores. Le conocía y sabía bien las manías que él tenía; jamás pisaría la tierra dónde él pasaba gran parte del tiempo cuidando de sus plantas. Además, él era un maniático de la limpieza y no soportaba mancharse ni manchar el interior de la casa, así que a menos que estuvieran las botas de jardinero en el felpudo de casa, de seguro había alguien más dentro de la casa.

Y de nuevo mis corazonadas eran ciertas; no estaban las botas que él usaba para arreglar el jardín. Puse mi mano sobre el arma que guardaba en la cadera, mirando a mi alrededor por si había francotiradores o algún vigilante que pudiera avisar a los que estaban dentro de la casa, pero parecía todo despejado.

Respiré hondo y miré la fachada de casa. No iba a llamar a la puerta porque entonces tenía el peligro de que me disparasen o que le hiciesen daño a Edward. Miré la ventana de su dormitorio y entonces sonreí ante la gran inteligencia de ese hombre.

Tenía que escalar hasta allí para colarme al interior de la casa y comenzar a rastrear de dónde podría venir el peligro. Tenía que ser sigilosa como nunca y fundirme en las sombras para evitar ser vista.

El trepar hasta el alféizar de la ventana no resultó ser un problema para mí. Tenía mucha agilidad y buena preparación física para superar cualquier obstáculo. Una vez dentro del dormitorio de Edward, me deslicé bajo la cama para esperar unos minutos de seguridad y así aprovechar por si escuchaba pasos en la planta baja de casa.

Puse mi oreja en el suelo; justo debajo de mí se hallaba el hall principal. Todo parecía en silencio, pero no dejé de escuchar con atención; cualquier pista era crucial para salvar mi pellejo y el de Edward.

Unos pasos débiles podían oírse justo abajo además del eco de varias voces; estaba segura que una de ellas era de Edward. Salí de debajo de la cama y caminé lentamente en dirección al armario de su dormitorio, el cual estaba pegado a la puerta de su dormitorio. En ese lugar, las voces podían escucharse mejor.

Había un hombre que le preguntaba insistentemente por mí a Edward y él se limitaba a decir que de seguro estaba en camino e intentaba entretenerlo con algo. Estaba segura que él tenía una ligera sospecha de que yo estaba ya merodeando por la zona y quería darme un poco de margen para que pudiera hacer algo al respecto.

Tomé uno de los espejos de mano que tenía en mi bolso y lo deslicé bajo la puerta. El reflejo me indicó que no había nadie por los pasillos, así que tenía la oportunidad de poder salir y así poder ir lentamente al hall donde Edward estaba. Tenía que llamar su atención y mostrarle mi posición, solo así podría escapar con él sin sufrir un tiroteo.

Al abrir la puerta, un débil crujido me hizo mantener la respiración. Temía que, si alguien estaba rondando por ahí, hubiera escuchado la puerta abrirse. De pronto, la voz de aquel hombre le preguntó a Edward:

- ¿Qué ha sido ese ruido?¡Venía de arriba!

-Oh, eso es quizás el viento, en esta casa hay mucha corriente, aunque no descarto que haya sido un gato, hay muchos alrededor de mi casa y muchas veces se cuelan aquí. No es nada de lo que preocuparse.

Aquello me lo tomé como una señal de que él estaba advertido de mi presencia, pero no podía volver a llamar la atención. A pesar de que el tipo parecía satisfecho por la contestación de Edward no podía saber lo que le rondaba por la mente o si estaba maquinando algo en contra de nosotros.

Clever than Ever(Is It Love?Daryl)[TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora