CAPÍTULO 9

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DARYL

La enorme sensación de victoria que sentí cuando Ruby entró al comedor y me vio allí sentado era el mayor de los premios que podía tener dadas mis circunstancias. A pesar de ser ella la que tenía la voz cantante no me iba a amedrentar ante su actitud mandona o su poder.

Sabía que si trabajaba mi poder de seducción ella pronto estaría bajo mi ala sin problemas, aunque debía de dormir con un ojo abierto, nunca se sabía.

El espejo acabado estaba a mi lado encima de la mesa esperando a que mi jefa le echase un vistazo, pero confiaba en mis habilidades y de seguro estaría más que satisfecha, como cualquier mujer lo estaría de mí fuera lo que fuese lo que me pidiera.

Ella echó un rápido vistazo a la copia exacta que había creado y vi cómo su labio inferior temblaba ligeramente; la batalla había sido ganada y ahora deseaba cobrarme el premio. Ruby finalmente se sentó justo en frente de mí a una distancia considerable para que nuestras rodillas estuvieran lo suficientemente lejos para que no se tocaran. No pude evitar sonreír sin ocultar mi diversión, pero Ruby parecía demasiado cansada para discutir conmigo.

Cuanto más la miraba más me parecía verla diferente a como acostumbraba a verla. Quizás había ocurrido algo, pero de seguro ella no confiaría en mí para contármelo. La voz de ella no guardaba su seguridad, sino que parecía titubear ligeramente. Ella pidió que trajesen la cena cuanto antes.

Pronto un aroma agradable se extendió por todo el lugar y mis tripas protestaron con fervor. Aunque me habían traído de comer, había trabajado tan duro que la comida se me había bajado a los pies en cuestión de muy poco tiempo.

-No voy a mandarte preparar nada especial así que espero que te guste el menú-Dijo Ruby mientras echaba un ojo a su teléfono sin mirarme un solo instante. Si ella deseaba jugar a ser desagradable yo encantado podía devolverle la jugada sin problema.

-Tranquila jefa, como de todo y tengo un apetito realmente voraz. Pero he de decir que, a pesar de mi hambre, la carne que más me apetece saborear es la suya.

Para mi gusto había conseguido que sus ojos claros se deslizaran hacia los míos y pude ver claramente las ojeras que enmarcaban el contorno de sus ojos. Se le notaba más pálida de lo normal con una cierta preocupación en su angelical rostro.

En seguida borré mi sonrisa de "idiota al que todo le importa un huevo" y dejé paso al caballero que raramente salía a la luz. Me sorprendió como me afectó el verla tan vulnerable, quizás porque ella no solía mostrar nada más que su carácter y su rabia.


- ¿Qué te ha sucedido? -Le pregunté sin apartar mis ojos de los suyos. A pesar de que la cena había sido servida, me negaba a mover un solo tenedor hasta que ella me hablase. Y créanme, cuando Daryl Ortega tiene hambre, el mundo podía explotar que me importaba un huevo si tenía un buen plato en frente de mí.

Ella se removió en su asiento y finalmente se dio por vencida. Se notaba que no quería discutir conmigo y eso era lo que más me preocupaba de todo. Un simple "estoy cansada" salió de su boca y apenas me creí una sola sílaba, pero iba a mantener los ojos abiertos para averiguarlo.

Comenzamos a cenar en silencio como dos ancianos que llevan treinta años casados, solo faltaba el sonido de la tele de fondo. Cada pocos segundos, mi mirada se deslizaba hacia Ruby, que no cesaba de mirar su teléfono móvil enviando mensajes a Dios sabía quién. Sabía que era mi jefa, pero debía de comer bien porque se notaba que necesitaba reponer fuerzas.

Me levanté con rapidez llegando hasta ella con facilidad, tomando su móvil entre sus manos. Su furia habitual regresó al igual que sus amenazas. Y era tan divertido verla saltar intentando recuperar su teléfono, pero mi altura superaba por mucho a la suya.

- ¡Daryl te estás jugando la vida!¡Devuélveme eso!

-Jefa, debes aprender a relajarte. Ahora es momento de cenar así que nada de trabajo, ¿O acaso estabas hablando con un amante? -Le pregunté entrecerrando los ojos simulando sospecha. Ella puso sus manos a ambos lados de sus caderas; había recuperado el color de siempre y eso me gustaba.

- ¿Quieres que vuelva a encerrarte en el taller?

-Solo si vienes conmigo.

La sujeté de la cintura pegándola a la mía mientras que el teléfono lo mantenía alejado de ella con mi otro brazo libre. Ese gesto fue inesperado para ella y, debido a su debilidad, hizo un amago de caerse al suelo. La sujeté con más fuerza y coloqué el teléfono sobre la mesa, tomándola en brazos a pesar de sus continuas quejas.

-Daryl suéltame ya. No tienes ningún derecho a tratarme de esta forma; eres mi empleado y yo tu jefa.

La miraba a los ojos mientras ella estaba en mis brazos, aquellas palabras estaban vacías, eran tan falsas que casi me causaban risa. Pero no iba a estropear aquel momento con alguna de mis estupideces, el mirarla de aquella forma me hacía sentir bien. Cuando intentó seguir con sus insultos, puse mi dedo índice sobre sus labios para que guardara silencio:

-Ruby, debes aprender a callar y a observar en silencio. A veces es lo mejor porque las palabras en muchos momentos sobran-Le susurré colocando mi frente sobre la suya. Por primera vez, podía ver tambalear sus reservas delante de mí, pero sabía que era una ilusión antes de volver a cerrarse. Y aunque así fuera disfrutaba de esos pequeños momentos en los que Ruby parecía ser un ser humano.

-Es hora de que cenes y voy a asegurarme de que lo hagas y no quiero réplicas-Le dije volviendo a poner el índice sobre sus labios. Ella gruñó y suspiró rindiéndose ante sus pocas fuerzas; ella estaba a mi merced y no podía ser de otra forma.

La senté de nuevo en la silla y comencé a partir en trozos la carne que había sido servida con una salsa de pimienta. Lo cierto es que los cocineros que trabajaban para ella eran realmente buenos y había disfrutado de la cena.

Ella me miraba sin decir nada con el rostro lleno de vergüenza. Finalmente dijo en voz baja:

-Sé usar el cuchillo, no es necesario que estés pegado a mi culo para que cene; puedo yo sola-Dijo intentando arrebatarme el tenedor y el cuchillo, pero tuve unos reflejos rápidos y alejé el plato de ella para tenerlo de mi lado.

-Ahora voy a darte de comer y hasta que no acabes no te levantarás de aquí.

-Pareces mi jodida abuela-Me dijo cruzando los brazos malhumorada.

-Voy a tener que hacer algo con esa boca maleducada y grosera; lo pensaré mientras tanto-Le dije relamiéndome los labios. Ella intentaba ser distante y antipática pero lo cierto es que ella poseía un gran sentido del humor, aunque no solía mostrarlo. No la conocía desde hacía mucho tiempo, pero desde luego la había comprendido como la palma de mi mano, como si la conociera de siempre.

Era de ese tipo de personas que cuando aparecen en tu vida sabes que harán un cambio tan grande que probablemente nunca pudieras olvidarla si decidiera irse.

Clever than Ever(Is It Love?Daryl)[TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora