Tres semanas despúes...
Ya llevo más de tres semanas trabajando para Ryan Carter y debo decir que jamás me había sentido más... Satisfecha... Trabajar para él es todo un reto y eso es lo que me gusta.
Ya estoy de salida, paso al despacho del señor "Elegante". Toco su puerta.
-Pase.
Entro al despacho y me despido:
-Buenas noches, señor Carter. Sólo vengo a despedirme.
-Oh, muy bien. Nos vemos mañana, señorita Miller.
-Hasta mañana, señor Carter. Que pase linda noche.
-Igualmente... Por cierto, que linda falda, ¿es nueva?
«¡Que comentario tan gay!»
-Euh... Si, señor. Adiós.
Salgo del despacho y camino hasta el elevador. Salgo del edificio y me encuentro con el chofer del señor Carter. Se llama Jake, es atractivo y a veces timido. Me detengo a saludarlo.
-Buenas noches.
-Buenas noches, señorita -contesta, con una sonrisa.
-¿Espera al señor Carter?
-Sí, así es.
-¿Qué haces en tu tiempo libre?
-Casi no tengo tiempo libre.
-¡Ah!... Bien... Me tengo que ir es muy tarde, tengo algo importante que hacer.
-Muy bien, adiós.
-Hasta mañana.
«¡Que tipo más callado!»
Entro a mi auto, conduzco hasta mi departamento. Me quito la ropa y me pongo algo comodo para ir al comedor social.
Desde niña he ido a estos comedores sociales, es la mejor parte de que mi madre sea como es, me enseñó a ayudar a los demás y es lo que más me gusta.
Tomo mi bolso y salgo de mi departamento. Me voy en taxi, siempre me gusta regresar caminando. Llego hasta el comedor que se encuentra en el barrio. Saludo a todas las personas, me recojo el pelo, me lavo las manos y comienzo a servir comida.
-¡Aquí tiene señor! -Entrego un tazón con sopa.
-Muchas gracias.
La señora Anderson, encargada del comedor, se acerca a mi y me pregunta:
-Emma, ¿podrías ayudarnos en la cocina? Necesitamos a alguien que lave los platos.
Asiento encantada.
- ¡Claro! Voy para allá. Andy ¿puedes seguir sirviendo?
-Si, no te preocupes -me responde Andy.