Koharu:
Antes de llegar a casa pasó al famoso restaurante tradicional que quedaba a tres calles de la parada de autobús, compró jajangmyeon, kimbap y kimchi para acompañar. Tenía ganas de comer junto a su madre, mientras le platicaba sobre su día en la escuela, ganas de que le preguntara si había algún chico especial, ganas de que todo fuera como antes.
Su ánimo se había recobrado un poco luego de que Jaehyun le hubiera dirigido la palabra. Parecía insignificante y ni siquiera se había atrevido a verlo a los ojos, pero le gustaba saber que él sabía de su existencia. Aunque no tuviera el valor de hacer algo más.
Llegó a casa, vacía y en silencio. Gritó a su mamá para saber si estaba en casa, recibió un gruñido por respuesta. Dejó la comida en la mesa y sacó dos platos, dos vasos y dos pares de palillos antes de subir las escaleras en busca de su madre.
Tocó a la puerta de su habitación con nudillos animados.
-Mamá, compré jajangmyeon, vamos a comer, ¿sí? -invitó esperanzada, con el corazón acelerado.
-No quiero comer -contestó la mujer en un entrecortado japonés.
Koharu respiró profundamente y ahora decidió hablarle en coreano.
-Mamá, sé que amas el jajangmyeon, por eso lo compré para ti -se aclaró un poco la garganta-. ¿Recuerdas cuando cocinabas Jajangmyeon para Yuta y para mí en Japón? Decías que te recordaba a casa...
No pudo seguir hablando porque la puerta fue abierta de forma abrupta. Se emocionó un poco, tal vez su madre había recobrado el apetito.
Pero luego de ver su rostro encolerizado dio un paso hacia atrás.-¡Que no quiero, Koharu! ¡Lárgate de aquí! ¡No quiero nada que venga de ti así que deja de molestarme! -le gritó la delgada mujer antes de cerrar de un portazo demasiado cerca del rostro de Koharu.
Apretó los puños a lado de sus muslos y tragó saliva, sintiendo sus ojos poco a poco llenarse con lágrimas.
Caminó a paso lento a su habitación sin expresión alguna en su rostro, sólo sus ojos de los cuales bajaban gruesas lágrimas eran señal de lo que acababa de ocurrir. Olvidó la comida en la mesa y el hambre que tenía al momento de cerrar la puerta detrás de ella.
Mamá me odia.
Oh, no, los pensamientos que había tratado de bloquear estaban ahí. Tal vez si llamara a Yuta él podría distraerla un poco.
Tal vez si no hubiera sido tan débil, no habría nada que tratar de distraer.
Secó sus ojos con dureza, la sensación de ahogo se hacía cada vez más soportable, pero quería dejar de llorar. Tomó su móvil con manos temblorosas y buscó el contacto de su hermano tocando su nombre inmediatamente y llevándose la bocina al oído.Dos tonos retumbaron en su cabeza antes de escuchar la familiar voz del mayor de los Nakamoto.
-Hola...
-¡Yuta! -casi chilló de la emoción.
-... por el momento no puedo atenderte, pero deja tu mensaje después del tono y responderé tu llamada en cuánto pueda -el tono de grabación de mensaje llegó a su sentido auditivo.
Mi hermano... ¿por qué me dejas sola?
Koharu lanzó el móvil a la cama antes de romperse a llorar de forma desgarradora, importándole poco si su madre escuchaba, de todas formas ella no iría al rescate de su hija.
Porque nadie quiere a las débiles.
Se sentó de rodillas en el suelo y sollozó lo más fuerte que sus pulmones le permitían. Lo sabía, sabía que las pastillas para dormir que el psiquiatra le había recetado estaban frente a ella en su escritorio. Pero no, no podía...O sí...
Se levantó rápidamente y salió a la alcoba, quizá el viento fresco la calmara un poco. Cuando miró el cielo de Seúl creyó que todo sería mejor y su mente quedó en silencio por momento, no pensó en nada, no se movió ni siquiera un poco y sus lágrimas cesaron. La puesta de sol estaba próxima y entonces se dio cuenta de que había estado casi dos horas afuera. Era momento de volver, pero de nuevo tenía esa horrible sensación, si volviera no tendría cielo que la distrajera.
¿Qué trato de evitar? ¿La culpa? La culpa no corre detrás de mí, está sobre mí todo el tiempo.
Jadeó y decidió que probablemente pensar en cosas positivas le ayudaría, saldría pronto de aquel episodio.
Pensó en Jaehyun.Recordó su rostro, su piel blanca y suave a la vista, su cabello castaño oscuro que se movía cada vez que él volteaba a ver lo que fuera que captara su atención, sus ojos gentiles y juguetones que se cerraban casi completamente cuando sonreía, esa hermosa sonrisa que formaba bellos hoyuelos en sus mejillas.
Pensó cómo sería ser su novia... que la tomara de la mano en los pasillos de la escuela y la acompañara a casa después de clases, que se ayudaran mutuamente con la tarea, celebrar cada mes por su relación...
¿Qué pasará si se entera que soy una asesina?
Ahí estaba de vuelta esa voz acusatoria. Koharu estaba cansada, harta, enojada. Quería que parara, que todo terminara. Caminó al escritorio, ahora solo los débiles rayos de sol alumbraban a duras penas el cuarto. Su mano se cerró en torno al frasco de pastillas, lo abrió con dedos rápidos y antes de vaciar el contenido a su boca alcanzó a ver la palabra "Suicidio" sobre su libro de biología.
Se detuvo.
Era un folleto que les habían entregado en su primer día de clases un par de chicos con camisas azules.
Había un número abajo, un número que prometía que si llamabas iban a ayudarte.¿Necesito ayuda?
Buscó su teléfono en la cama y lo desbloqueó.
No, necesito morir.
Miró el folleto una vez más. Era su única oportunidad. Las lágrimas seguían corriendo por su rostro. Necesitaba escuchar una voz que le dijera que estaría bien. Era un ultimátum, si no funcionaba entonces tomaría todas las pastillas.
Tecleó el teléfono sintiendo su rostro húmedo y la respiración atorada en su garganta. Las manos le temblaban.
Al tercer tono escuchó una voz.-Línea de Atención al Suicidio, diga su nombre, por favor -la voz era de un hombre, era profunda y cálida e hizo a Koharu sentirse acogida, como si la voz pudiera adentrarse en su piel y anestesiar todo.
Sollozó más fuerte, aclaró su garganta.
-Na-Nakamoto... Koharu -respondió a duras penas. Esperó siete segundos en los cuáles nadie le contestó, quiso entrar en pánico, porque aquella voz ya no estaba, y por un momento se aterró-. ¿Hola?
-Lo... lo siento, ¿dónde te encuentras, Koharu? -preguntó la voz, permitiéndole a la chica respirar.
-Estoy en mi habitación.
Escuchó un suspiro.
-Muy bien, Koharu, mi nombre es... Jung Yoonoh y necesito que me escuches y hagas lo que te diga, ¿está bien? - contestó el hombre.
-Está bien.
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sad line◎Jung Jaehyun◎NCT
Fanfiction"-Déjame ayudarte, tú me ayudaste a mí. -Koharu... -Jaehyun, ¿por qué eres voluntario en la Línea de Prevención del Suicidio? -Por la misma razón por la que te sientes culpable por la muerte de tu padre... todos tenemos un pasado oscuro, bebé." •Het...