sad line◎Jung Jaehyun◎NCT

011

Koharu
Pobre chica, no podía hacer más que dar vueltas en la cama sin poder conciliar el sueño. La culpa y decepción no la dejaban dormir en lo absoluto y solo se limitaba a patalear la cama con frustración antes de girar sobre sus costados una y otra vez.

Su mente estaba siendo ocupada casi en su totalidad por la misma pregunta. ¿Debió decirle a Jaehyun la verdad en vez de no dirigirle la palabra y solamente salir corriendo como loca hacia la salida?

Como fuera, ni siquiera entendía por qué se molestaba en recrear miles de escenas en su cabeza sobre ella simplemente ignorando al chico al día siguiente. De todas maneras lo que había sucedido ya no tenía solución en lo absoluto.

Era lunes, Yoonoh no atendería su llamada, y le daba terror que alguien más contestara en la línea de prevención y tener que contar la misma historia otra vez.

Llamó a Yuta apenas llegó de la escuela y se encontró con la mala noticia de que postergaría su visita unos días más.

Si tan solo tuviera amigas, o amigos.
No había comido ni cenado nada, pero para ser sinceros no era como si le interesara en lo más mínimo. Era un desastre. Así que lloró toda la tarde y parte de la noche. No tenía ánimos de pensar ni en el suicidio. De todos modos ya estaba muerta por dentro. Humillads, pisoteada, asqueada de la vida.

Aun así recordaba la manera en la que Hyolyn la había mirado en el baño de chicas.

Había entrado de manera silenciosa, seguida por Kang Eunbi y Noh Chaeyoung. El baño estaba relativamente vacío y Koharu estaba demasiado inmersa en lavar sus manos para comer junto con Jaehyun en la sala de música que nunca se dio cuenta de la presencia de las tres chicas sino hasta que Hyolyn puso su mano en el azulejo del lavamanos impidiéndole que saliera del lugar.

—Hola —saludó Koharu acompañando su saludo con una reverencia.

—¿Estás saliendo con Jaehyun? —la voz de la chica sonaba distorsionada por algo que Koharu solo podía identificar como rabia.

—Yo… sunbae…

—¿Crees que no sé sobre ti? —Hyolyn se inclinó un poco hacia enfrente, empujando un poco a Koharu en el camino—. Viniste de Japón para olvidar la muerte de tu patético padre pero ni siquiera aquí puedes sobresalir para honrar su memoria.

—¿Cómo sabes…? —la sangre en las venas de la japonesa comenzaba a hervir.

—Sé los secretos de prácticamente todos aquí —cuando Hyolyn sonrió, a Koharu sólo le dieron ganas de golpearla—. ¿Quieres que todos lo sepan? ¿Qué sepan que tú mataste a tu propio padre? ¿Qué estabas ahí pero no pudiste salvarlo?

De pronto Koharu sintió el picor propio de las lágrimas lastimando detrás de sus ojos y el nudo en su garganta amenazaba con dejarla sin aliento. La rapidez con la que se había atrevido a pensar que golpeara a Hyolyn era la misma con la que comenzó a sentirse pequeña e impotente.

—¿Quién diría que la perra japonesa tenía un secreto tan grande? — escupió Eunbi con una sonrisa aterradora en el rostro.

—Yo no lo hice —Koharu se maldijo cuando le tembló la voz.

—Eso nadie lo sabrá en realidad —el aliento de Hyolyn golpeaba el rostro de Koharu—. Seré clara. Jaehyun y yo estamos juntos. Hemos estado juntos desde la escuela media. Lo conozco, sé que te habla por lástima.

—Todos te tenemos lástima, de hecho —dijo Chaeyoung prestando atención a su reflejo a través del espejo.

—Jaehyun tiene un buen corazón —Hyolyn tocó el mentón de la japonesa con aires de grandeza—. No soporta ver a los marginados sufrir en silencio. Pero él me pertenece, como me dijo anoche que yo le pertenecía. Y tú… tú obviamente no perteneces a su mundo. Él es la luz y tú la oscuridad. Como noche y día. Así que si no quieres que él sepa que lo que le sucedió a tu desafortunado padre fue por tu culpa… aléjate de él. ¿Entendido?

El corazón de Koharu estaba destrozado y sus piernas parecían hechas de gelatina. No entendía cómo no había pensado en eso antes. ¿Por qué uno de los chicos más guapos y populares de la escuela de pronto estaba interesado en ella? No tenía sentido. Debía aceptar la verdad que los labios perfectamente coloreados de Hyolyn le espetaban.

Las lágrimas comenzaron su travesía a través de su rostro pálido y sus facciones se distorsionaron en una mueca de dolor. No supo muy bien cómo sucedió pero se sintió a sí misma asintiendo en sumisión y de pronto estaba sola en el baño.

O eso creía ella.

En otro lugar:

La puerta de la habitación de Mark Lee estaba siendo aporreada por unos delicados puños capaces de romperla en dos pedazo. El canadiense lanzó a Donghyuck lejos de él, rompiendo con el mágico momento que ocurriría al unir sus labios de una buena vez.

—No hagas una escena —amenazó al moreno.

—Descuida, sé que tu gusta jugar a ser heterosexual —dijo Donghyuck tomando el control de la consola de videojuegos.

Mark caminó hacia la puerta rogando que sus mejillas no estuvieran tan rojas como el color de su edredón y la abrió con el corazón acelerado encontrándose debajo del quicio con Kim Yeri, su mejor amiga de la infancia.

—Yeri, ¿qué haces aquí? —preguntó sorprendido por la presencia repentina de la chica.

—¿Interrumpo algo? —la voz de Yeri sonaba burlona.

Mark escuchó a Donghyuck soltar una irónica carcajada y rodó los ojos, sacando a Yeri al pasillo y cerrando la puerta detrás de su espalda.

—¿Qué sucede? —preguntó exasperado.

—Estuve buscándote en la escuela y no te encontré, supuse que te saltas te las últimas clases con Donghyuck. Me doy cuenta de que es así —le guiñó el ojo y Mark no pudo hacer otra cosa más que sonrojarse.

—¿Para qué me buscabas? —se limitó a preguntar.

La expresión de Yeri cambió por completo a una de total seriedad, como si estuviera a punto de revelar un secreto de estado.

—Hablas con Jung Jaehyun aún, ¿cierto?

—¿Esto se trata de Jaehyun hyung? —preguntó un confundido Mark.

—Mark… en la hora del almuerzo… escuché una conversación por accidente… en el baño de chicas.