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Jaehyun

Nunca había sentido el corazón tan acelerado en sus dieciocho años de vida. En el momento que había escuchado el nombre de su compañera de clases todo se había adormecido en su cabeza. Sabía que Koharu era tímida, pero no pensaba en que estuviera deprimida.

Sintió un poco de miedo al imaginar que tal vez alguien en la escuela había dicho algo que habría detonado en ella un impulso suicida.

¿Y si fui yo?

—¿Hola? —escuchó débilmente del otro lado de la línea.

Jaehyun dejó escapar la respiración que había detenido sin darse cuenta y se atusó el cabello.

—Lo… lo siento —solo haz tu trabajo—. ¿Dónde te encuentras, Koharu?

—Estoy en mi habitación.

—Muy bien, Koharu, mi nombre es Jung Yoonoh —gracias, madre, por cambiar mi nombre—, y necesito que escuches y hagas lo que yo te diga, ¿está bien?

—Está bien.

Jaehyun miró a la pantalla el número de la chica, y por un breve segundo imaginó su rostro bañado en lágrimas, los ojos rojos y perdidos, los labios rojos e hinchados. Se le apretó el corazón.

—¿Qué edad tienes?

—Acabo de cumplir diecisiete hace dos meses —respondió.

Me hubiese gustado saberlo, tal vez habría comprado flores para ti.

—¿Hay algo que lleves en tus manos que no sea el teléfono móvil? —preguntó con cuidado.

—Pastillas —contestó la chica con la voz aguda.

—¿Qué tipo de pastillas? —Jaehyun sentía el impulso de correr hacia ella y arrebatárselas.

—P-para dormir —tartamuedó la japonesa—, mi psiquiatra en Japón me las recetó.

—Oh, sabía que ese nombre no era coreano, pero es lindo, y tu acento es perfecto —la voz de Jaehyun se tornó amigable—. ¿Hace cuánto que tomas las pastillas?

—Hace poco más de un año.

—¿Hay algún recuerdo en tu mente que te haya conducido a tomar esta decisión, Koharu? ¿Tuviste alguna pelea con tus padres? ¿Con tu novio, quizá?

Durante un par de segundos, Jaehyun se dedicó a escuchar los delicados sollozos de la chica. Tragó saliva, Johnny, Taeil y Kun aguardaban para irse, pero él les hizo un ademán para que se fueran sin él.

—Hay un recuerdo —contestó al fin—, y peleé con mi madre. Ella me odia. Recuerdo… recuerdo gritos… mis propios gritos, y los gritos de mi padre ordenándome que corriera… recuerdo ir por ayuda y regresar con un señor siendo jalado por mí, y ver el auto y a papá dentro, el auto estaba en llamas y antes de que pudiéramos llegar el auto explotó y papá… papá…

—Está bien, no pasa nada —dijo Jaehyun, deteniéndola en ese momento, tratando de contener las lágrimas porque de alguna manera sentía el dolor de Koharu, lo había escuchado en su voz y amenazaba con destruir el alma del chico.

—Esta no es una buena idea, ¿cierto? —dijo Koharu después de casi un minuto, su voz había recobrado fuerza—. Me refiero al suicidio. Es que durante un par de horas me sentí desesperada y tuve miedo, pero no miedo a la muerte… tuve miedo a seguir viviendo. Mi hermano no contesta a su celular porque está muy ocupado haciéndose cargo de la empresa de papá y mamá está muy ocupada llorando por él y odiándome. No tengo amigos en la escuela, extraño Japón, la comida japonesa y los programas de televisión japoneses y desde que papá murió no he ido de compras, no me he arreglado el cabello o las uñas y ni siquiera recuerdo si he comido o no, así que mi autoestima se reduce a cero y me miro al espejo y veo a una asesina pero una fea, y no he tenido citas, aunque tampoco me gustaría, pero a veces quisiera que alguien viniera por mí y me sacara de este infierno… y me acabo de dar cuenta que el problema soy yo.

sad line◎Jung Jaehyun◎NCTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora