Prólogo

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Retrospectiva



Raymon Comfort, amaba con locura a Elizabeth Mancini y se juraron amor eterno. Al transcurrir el tiempo, descubrieron algo que los separaría por varios años, la pobre Elizabeth era estéril. Raymon quería demostrarle a ella que tenía la suficiente fe, como para esperar y ver un milagro de Dios. Pero Elizabeth estaba desbastada y su semblante se venia abajo al recordar dicha tragedia. No hubo nada que Raymon pudiera hacer, así que se marchó recordando aquella promesa que se habían hecho el uno al otro.

Trascurrieron ocho años, los cuales fueron los mas largos que Raymon pudo haber tenido. En esos años tuvo cuatro hijos con Lucia Morel, distinguida mujer, pero con un ego no muy agradable. Raymon no era feliz con dicha mujer, pero junto a un convenio de su padre y el padre de Morel, parecía lo más oportuno. Sin embargo, luego de esos ocho años aguantando el egocentrismo de Morel, de alegrar a su padre por algo que a él no le parecía correcto, se obstinó y grito, literalmente. ¡Me canse de todo esto!

A pesar del amor que sentía enormemente a sus hijos, se separo de Morel. Y busco a la persona que jamás debió haber dejado.

Elizabeth se dedicaba a enseñar preescolar, le encantaban los niños y sus ocurrencias. A veces sentía la necesidad de dejar ese oficio, por el inmenso dolor que sentía, pero lo hacía intentando demostrarse así misma que era fuerte. Durante mucho tiempo acepto que el amor de su vida tenia que ser feliz con otra persona, aunque su corazón aun quería que el regresara y estuviera con ella, pero creía que era egoísta de su parte pensar esas cosas, así que solo intentaba olvidar.

Ya habían transcurrido ocho años desde la partida de Raymon. Elizabeth, miraba por el balcón de la casa de su padre, el hombre que estuvo con ella apoyándola durante todo este tiempo, quien lamentablemente murió el año anterior y la dejo aún más desolada.

De pronto, diviso una figura de un hombre que se detuvo frente a la casa y comenzó a gritar su nombre. Desde allí no lo podía reconocer muy bien, pero su corazón palpitaba cada vez mas y mas rápido. Era muy temprano y Amanda la de limpieza no había llegado, así que le tocaba bajar y ver que le ocurría aquel hombre que no paraba de gritar su nombre.

Solo faltando veinte pasos, pudo divisar quien era aquel hombre. Su corazón casi se paraliza, incluso ella se quedo paralizada sin saber si abrir o seguir huyendo de aquel hombre que tanto amo. Sin embargo, decidió abrir y dejar pasar a Raymon, quien con un movimiento le dio un beso que la dejo boca abierta.

--Quien te has creído, idiota. Crees que después de todo este tiempo puedes aparecerte en mi casa sin ningún aviso y de paso darme un beso.

--¿Si te avisaba me ibas a dejar besarte igual?

--¡No! Claro que no, estas loco. No supe de ti durante ocho años, no sabes por lo que he pasado, ni las noches que soñé en que aparecías aquí frente a la casa y me decías lo mucho que amabas.

--Pero Elizabeth, esa fue tu decisión. Yo me quede, pero ya tu no querías estar conmigo, me ignorabas, me rechazabas y hasta me decías en cada oportunidad que merecía algo mejor.

--Y tu de idiota que me creíste.

--Pero aquí estoy y haré lo que este en mis manos para que todo entre nosotros pueda funcionar.

--Crees que puedes llegar de la nada y decirme que todo estará bien Raymon, pues no. Espero y la vida en la que estabas fuese mucho mejor, porque a la mía no te volveré a dejar entrar.

--Mi vida era un asco Elizabeth. Lo mas preciado que tenia eran mis hijos y ya no soportaba la idea de estar lejos de ti. Una y otra vez me decía a mi mismo que no debía volver y hacerte pasar por lo mismo, hacerte recordar nuestro pasado y verte caer de nuevo, no soportaba la idea de volverte a ver así. Pero algo dentro de mi me dijo que estabas aun peor de lo que me podía imaginar y esa frase que me dijiste de "Mereces algo mejor" la volví a escuchar, pero esta vez, me di cuenta que eras tu realmente lo que merezco Elizabeth, siempre has sido tú.

Elizabeth se dio vuelta, sus ojos comenzaron a humedecerse y camino hacia la casa haciendo caso omiso a todo lo que Raymon decía, pero en el fondo algo le decía que se diera vuelta y no lo dejara ir jamás, aun así, no se detuvo.

Raymon al ver que Elizabeth no se detenía, corrió hasta alcanzarla y darle la vuelta y mirándola a los ojos le dijo. Te amo.

En tanto el divorcio se llevó acabo con Lucia Morel. Elizabeth y Raymon intentaron otra vez buscar un hijo, pero esta vez oraron a Dios y confiaron en que su milagro estaba hecho.

Al transcurrir unas semanas, Elizabeth recibe un sobre con los resultados de la prueba de embarazo, estaba con su madre en casa, pero decidió abrirlo sola. Tan pronto como lo abre se desmayó, su madre quien escucho el fuerte golpe sube al cuarto y encuentra a Elizabeth tirada en el suelo con un papel en la mano. Se preocupa y la va a levantar y ve la hoja que caracteriza fácilmente la prueba de embarazo. Toma la nota y cuando la lee ¡Pum! También se desmaya.

De esta manera fue como Dios le demostró a Elizabeth y a Raymon que todo es posible si confiaban en él. Y así fue como nació, el hijo que para Raymon seria el mas mimado y amado de todos, ya que provenía de la mujer que más amaba en el mundo. Y le puso por nombre Ray Comfort. 



Holaa, este es el principio de una gran historia. Los invito a seguir leyéndola estará llena de sorpresas y espero les guste. Recuerden darle a la estrellita y seguirme, se los agradecería, como también ayudarme para dar a conocer este libro. Gracias *--* ... 

Mirada a lo imposibleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora