El extraño

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Toma un tiempo asimilar la muerte de un familiar. No es fácil despedirse de alguien tan importante en tu vida y menos cuando vas a graduarte, cumplir años, alcanzar una meta. Quieres que esa persona este allí, lo vea y se sienta orgullosa de ti. El ser humano vive de elogios, no necesariamente ser elogiado sea lo principal en la vida de las personas, pero siempre va ser necesario que alguien te diga que lo estas haciendo bien, que puedes lograr lo que desees o por lo menos te enseñe a pensar de esa manera.

Raymon era un padre ejemplar. No importaba que tanto trabajo tuviera, siempre buscaba tiempo para sus hijos, aun para las víboras de los hermanastros de Ray, quienes a decir verdad eran muy inteligentes o por lo menos la mayoría.

El tiempo lo cura todo hijo. Le dijo Eleanor, la mama de Elizabeth, su madre. Y Ray esperaba que así fuese, porque tiempo era lo que le sobraba a él. Ahora, tenía que decidir como quería pasar ese tiempo y que decisión sería la correcta con respecto al testamento. Ray tenía miedo, como cualquier joven podría tenerlo, es una responsabilidad muy grande lo que venía.

Aunque se puso a pensar y, se dio cuenta que estaban sacando conclusiones antes de tiempo. ¿Y si no era necesario ponerse cabezón y preocuparse de nada? ¿Valía la pena temer a algo y angustiarse por una suposición? La madre de Ray lo despide y le desea lo mejor, justo a tiempo para el bus.

Todos en el bus tenían la mirada fija en Ray. Nadie se le acercaba para darle un abrazo o consolarlo, Ray era muy reservado en clases y en todo lo que hacía. Pero inesperadamente, Anne se sentó al lado de él, Ray sentía ese momento el más incómodo de su vida, le gustaba, pero ella no lo sabía.

--Lo... Lo siento tanto Ray—le dijo y lo abrazo—él no sabía si responder al abrazo, sentirse consolado o feliz de que la persona a quien le ocultaba sus sentimientos estuviera tan cerca de él.

--¿Qué haría papa en este caso? —pensó Ray—pero solo se limitó a decir ¡Gra... Gracias Anne!

Y durante todo el trayecto se quedó mirando por la ventanilla sintiéndose un tonto, pero un tonto alegre. No sabía que algo tan sencillo lo haría sentirse mucho mejor, más de lo que creyó posible.

Antes de que se bajasen del bus, Anne le pregunto que si quería investigar algunas cosas con ella en la biblioteca sobre algunos puntos para el proyecto. Ray se le quedo mirando incrédulo, pero en su pensamiento había dudas, sentía que ella se acercaba nada más por lo de su padre y él quería que fuese algo natural, algo por lo que el tuvo que esforzarse, aunque al final, sólo termino diciéndole.

--Vale me parece bien—no sabía porque se le hacía tan difícil interactuar con ella o cualquier otra persona. 

Por un momento Ray se encontraba hablando solo en el baño. Intentaba ensayar para las horas que pasaría con Anne. Sin darse cuenta, un profesor lo miraba desde una de las puertas del baño y salió diciendo:

--Estos chicos, cada vez están más locos...

Ray no le dio mucha importancia. Estaba concentrado en su conversación con la ficticia Anne.

La hora de ingles transcurrió más rápido de lo que esperaba. Anne le había escrito un texto diciéndole que ya estaba en la biblioteca; no sabía cómo había encontrado su número, al parecer las mujeres son muy buenas investigando.

Ray observa la biblioteca buscando a Anne y la ve sentada en una de las mesas al pasar un pasillo con un letrero que dice "Ese dispositivo se llama libro y al usarlo estarás leyendo. Es la manera en que la gente instala nuevas aplicaciones en sus cerebros". A Ray le gusto esa frase, así que la anoto en su cuaderno. 

Mirada a lo imposibleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora