Ojala.

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NARRA AMARIS.

Al llegar a Nueva Orleans lo primero que hice fue correr a la cabaña en la que había dejado a Jade. No exagero al decir que apenas abrí la puerta del carro salí a velocidad vampirica hacia Jade.

Lamentablemente tuve que regresar a la casa de los Mikaelson al encontrar la cabaña vacía. Todo estaba intacto, ya nada estaba en desorden, incluso había una que otra cosa nueva reemplazando algo que seguramente se arruinó. Incluso el cuarto de hospital. Era bueno saber que Jade había arreglado todo.

Al llegar a la casa de los originales sentí el aroma de Jade y pude respirar con tranquilidad por primera vez desde el día en que me fui, o tal vez desde el día en que desperté.

Adentro las cosas no estaban tan bien. Para empezar todos estaban en el salón principal y no parecía una bonita reunión familiar, más bien una reunión para solucionar un problema y valla problema.

Cuando estuve lo suficientemente cerca para ver a Zhoemi sentada abrazando un cojín algunos de los presentes recién se percataron de mi presencia.

—Mamá.

Me acerque a Zhoemi y me di el lujo de darle un beso en la coronilla.

—¿Que está pasando?

La mamá de Hope se encontraba en el ojo de la tormenta, parecía trastornada, tenía los ojos muy abiertos y se pasaba las manos por el cabello una y otra vez, ni las palabras de su hija o del noble Elijah la calmaban.

—Ella...vio a Jackson.

¿Quien demonios era Jackson? ¿Por que se preocupaban por ello cuando Inadu era el verdadero problema?

Al otro lado de ellos estaba Jade mirando con el seño fruncido a la castaña. Parecía confundido. Me acerque a él.

—¿Estas bien?

Un pequeño movimiento de hombros me dijo que lo asusté, a él. Giro la cabeza hacía mi y soltó un suspiro cansado.

—Si...Me dijeron que fuiste a un pueblo a no se que —asenti.

—¿Y que está pasando aquí?

Señalé con la cabeza hacía el problema mientras me cruzaba de brazos.

—Dice que vio a Jackson.

—Claro ¿Y quien es Jackson?

—Su esposo muerto.

Un oh se formó en mis labios. Por la forma en que respiraba parecía que realmente le había afectado a pesar de que había visto que tenía alguna especie de relación con Elijah. No la culpaba sin embargo.

—¿Lo vio?¿Como?

—No lo sé, ella sólo vino y dijo eso una y otra vez. Rebekah y Freya fueron a ver si era verdad y aún no han regresado.

Asenti dando a entender lo poco que me importaba sin intención, Jade lo noto.

—¿Por que no descansas? —Lo mire. Si, estaba cansada pero primero me aseguraría de que el este a salvo y teníamos que hablar de lo que vi el día en que decidí ir en busca de ayuda.

—Tranquila mamá. Me quedaré aquí hasta mañana, hablaremos cuando hayas descansado.

Sin más que rechistar subí a la habitación de Rebekah a descansar, a los segundos de tocar la seda de la sabana caí profundamente dormida.

Al despertar vi a Rebekah ya lista para salir.

—¡Amaris! —vino a darme un abrazo, uno que no me había dado hasta ese día —Lo siento, esperaba a que despertaras, pero me tengo que ir. Ya te enteraras después.

Wake upDonde viven las historias. Descúbrelo ahora