Jade

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NARRA AMARIS.

Empiezo a subir las escaleras de la mansión trotando, dejó pasar el hecho de no poder correr a velocidad vampirica. Quiero olfatear su aroma para guiarme hacia el, pero tengo la respiración tan agitada que al arrugar las nariz no me es posible hallar con su ubicación.

Abro una puerta encontrándome con nada.

El corazón empieza a latirme tan rápido  que duele.

—¡Elijah! —la misma voz hace que empiece a caminar en la dirección que creo haber escuchado.

Siento pasos subiendo las escaleras, me apresuro en encontrar la ubicación.

—Jade... —mi voz no sale y empiezo a sentirme mareada.

«—Detente, escapa»

Entiendo perfectamente que la voz vino de mi cabeza ¿Estoy volviendome loca?

«—¡Que te detengas!»

Tengo que apoyarme en un muro cuando siento la intensidad con la cual resibo los pensamientos. Las paredes empiezan a moverse. Me presionó fuertemente la sien para quitar el dolor, el dolor no se va. Camino apoyandome.

—¿Y que pasará cuando tengas que irte? —Jade se alejó un poco de mi pecho para mirarme al rostro.

Nos habíamos quedado mirando televisión mientras una Zhoemi reafriada dormía en la habitación que compartía con Jade. Jade se había recostado en mi pecho para su comodidad. Aún tenía seis años.

La razón de su pregunta fue la película en la cual la una mujer tenia una triste despedida con su mamá. Su mamá estaba muerta.

—¿Por que dices eso? —quite con cuidado a Jade de mi y me senté mirándolo a el y el a mi. Jade empezó a jugar con sus dedos, gesto muy extraño en el.

—Cuándo ya sabes, te vayas al cielo —sabía que Jade había dejado de creer hace mucho ese tipo de cosas, era un niño muy curioso e hizo que Alan le contará sobre los lugares a donde iban los seres sobrenaturales cuando morían.

—Voy a decirte algo y quiero que siempre lo recuerdes ¿Si? —Jade asintió animado —Las personas como nosotros no pueden morir, y si algún día te dejo se que Alan estaría ahí para ustedes —los ojos de Jade se eliminaron como cada vez que veía o nombraba a Alan —Además, haría hasta lo imposible por volver sólo para no dejar solo a mi pequeño lobito.

Jade sonrió y me dio un abrazo, muy raro en el.

—Estoy feliz de tenerte para siempre.

La cabeza empezó a palpitarme por el esfuerzo de caminar, no lo entendía. Me había alimentado más que suficiente estos días. Recordé el día que me quede dormida, los mismos síntomas. El miedo empezó a crecer en mi.

¿Querían volver a dormirme?

La respuesta llegó por si sola a mi mente. Ellos no querían que vea a Jade.

Empecé a caminar más rápido a tropezones. Cada vez veía todo más borroso. El olfato empezó a responderme. El olor que Jade tenía cuando era un niño llegó a mi como una patada. Fue fácil distinguir el lugar en el cual estaba. No iba a ser tan fácil llegar hasta el.

—Amaris para —Rebekah apareció a mi costado con su hermana. No intentaron detenerme pero me miraban con muecas preocupadas.

—Algo le está pasando —Freya extendió su mano hacia mi y empezó a decir algo. No sentí absolutamente nada, seguía avanzando — La están debilitando.

Wake upDonde viven las historias. Descúbrelo ahora