NO ES ÉL

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NARRA AMARIS.

—Fue como si algo se arrancará de mi alma. Dolió pero después era...se sentía libertad.

Jade se había sentado y nos había contado aquello mirando hacia la nada, sus dedos estaban moviéndose, declarando su nerviosismo.

—¿Que es lo que quería?

La quijada de Jade se apretó y las venas de su cuello se marcaron.

—No lo sé. Ella sólo ordenaba cosas. Nunca dijo cual era su plan.

—No confiaba -Niklaus se adelantó unos cuantos pasos mientras hablaba fuerte y claro, tenía la mirada clavada en Jade y sólo una vez la desvió hacia su hombro, son de reposaba la mano de Alan -. Inadu sabía que de alguna manera no tenía todo el control sobre ti y por eso prefirió no revelar tanto, ella sabía que tu eras capaz de deshacerte de su control -sus palabras se habían encargado de dejarnos tan distraídos como para acercarse lo suficiente a Jade logrando que tuviese que mirar hacia arriba, Alan gruño y ciertamente algo pareció cambiar en la postura de Niklaus -. Después de todos eres sangre de mi sangre. Tu eres un Mikaelson.

No sonaba poético, ni con alguna clase de amabilidad hacia Jade. Solamente eran estacas afiladas viajando directo a los sentimientos de Alan hacia Jade, hacia Zhoemi. Si  con la cabeza hacía Niklaus.

Ese había sido el gesto más amable de mi hijo hacia el gran híbrido original. Y Niklaus dejó de prestarle atención a Alan. Tenía entendido que sus conversaciones eran solamente disputas y peleas, incluso yo misma había presenciado unas cuantas. Entendía que para un padre que su hijo no lo mirase con odio era como una bendición, en especial para Niklaus. Pero al ver la triste expresión de Alan solamente pude desear ser yo quien lo mordiera. Ojalá no fuese un híbrido...

—Creo que debemos irnos -avance hacia ellos y me despedí de todos con un simple movimiento de manos -. Tenemos conversaciones pendientes.

Tanto Alan como Jade se levantaron y se despidieron antes de caminar detrás mío.

En el camino aún podía escuchar los latidos del corazón de Alan, fuertes, descontrolados, frenéticos. Molestos.

De pronto tener una conversación ya no se veía tan bien como había imaginado, el peso d emos actos me cayó encima tan de pronto que tenía ganas de volver el tiempo, evitar hacer cosas estúpidas. Y priorizar las cosas importantes.

Mis hijos y Alan.

Sólo debía repetirme eso mentalmente mientras estaría con los Mikaekson. Mis hijos y Alan. Sólo ellos.

Alan y Jade se que quedaron en la sala principal, cuando me fui a dar un baño ellos aún estaban preparándo el televisor.

Me demore un buen tiempo en ordenar mis ideas y lo que le iba a decir, pero definitivamente reunir el valor suficiente fue la tarea más difícil.

Cuando volví al lugar donde aún estaban tuve que carraspear para ganar su atención. Probablemente les había malogrado una buena función.

—Quisiera hablar con... —se miraron como tratando de entender un idioma diferente. Tosi ruidosamemte y cuando ambos volvieron a posar su atención en mi señale con la cabeza hacía Alan.

—Iré a...a caminar al bosque.

Jade salió soltando un respondió y por lo rápido que dejó de sentirse su presencia podía deducir que se había ido a velocidad vampirica.

Alan permanecía sentado esperando atento lo que yo había pensado tanto en decirle. Con pasos cautelosos me senté a su costado.

—Yo...fui a Mystic Falls.

Tan sólo aquellas palabras abandonaron mi boca y no quise volver a pronunciar algo, quería oírlo. Quería que me preguntase. Su cuerpo entró en tensión.

—¿Fuiste a investigar algo sobre Inadu? —su ceño estaba muy fruncido y sus manos habían empezado a presionar sus pantalones.

—No... —empecé a jugar con mis manos y quise quitar el nerviosismo de mi sistema —. Fui a hablar con Niklaus. Todos estaban tan preocupados y Hope...

Me había preocupado tanto el jugar con mis dedos que cuando mire a los ojos de Alan, me lo encontré mirando hacia un punto. Parecía estar pensando algo. Pero nunca respondió.

—¿Alan? —había pronunciado su nombre lo suficientemente alto como para que me escuchase incluso en el otro lado de la habitación, supuse que estaría molesto —. ¿No vas a decir nada? —Está vez, cuando no respondí una corazonada, extraña y con un mal presentimiento se posó en mi pecho —¿Estas bien?

A penas fui consciente de lo pálido se se había puesto en sólo unos segundos y el corazón parecía querer advertirme algo. No se suponía que los vampiros puedan enfermarse, mucho  menos nos palidecer.

Deje de prestarle atención cuando el grito de dolor me llegó, fuerte, potente, cercano. Un nombre cruzó mi cabeza.

—¡Jade! —corrí a la puerta tan rápido como me era posible, eso sólo logró que el impacto con el campo de fuerza sea más fuerte —. ¿Que demonios...? —nuevamente un grito, más aterrador. Era únicamente de dolor. Estaba segura que esos gritos le pertenecían a Jade, nuevamente golpee el campo de fuerza, quise golpearlo tan fuerte como para romperlo, pero nada pasaba, y los gritos de Jade no cesaban —. ¡JADE!

Podría haber seguido gritando, pero sentí dolor en el estómago, un pinchazo rápido que no quería parar. Cuando baje la vista a mi es tomar me encontré con un pedazo de palo en el medio.

Alan.

—A—alan.

—Ya cállate.

El sonido de mi cuello rompiéndose fue lo último que escuché. Había sido su voz la ultima que había escuchado, pero no había sido él.  Probablemente nunca había sido él.

Wake upDonde viven las historias. Descúbrelo ahora