AYUDA

1K 99 8
                                    

NARRA AMARIS.

Al abrir los ojos lo primero con lo que me encontré fue con una profunda oscuridad y silencio. Segundos después supe que estaba aún en la cabaña, pero no había ni un rastro de luz y menos de vida.

Sabía que salir a buscar a Jade iba a ser una pérdida de tiempo. Me había quedado inerte por horas. Pero aún así salí tan rápido como pude, el campo de fuerza se había ido, pero podía olfatear un rastro de magia, de un olor putrefacto y no me gusto. Era inadu, había sentido la misma magia en Jade.

Intente buscar algún rastro las específico, algo que me dijese donde encontrarlo. Sólo me encontré con las pisadas de Jade, me detuve a mirar donde se terminaba el rastro, la tierra estaba removida, como si alguien se hubiese revolcado. Me imaginaba a Jade gritando, sufriendo y esperando por mi ayuda, o la de Alan.

La amenaza había estado en mis narices, yo le había llevado a Jade. Ni siquiera me moleste en averiguar cómo es que estaba vivo. Lo había encontrado en el cementerio con las brujas y decidí no sospechar en nada. Estaba siendo torturado y yo solo pensé en ayudarle, tal vez es lo que ellas querían. Y Esther...Esther estaba con vida.

Por la oscuridad d la noche parecía ser de madrugada y sabía que en la casa de los Mikaelson todos estarían descansando, y aún así corrí a su casa y me sentí muy sorprendida al ver a Freya despierta, caminado de un lado hacia otro con unas hierbas, sin notar mi presencia. Fuera de ella en toda la casa se escuchaban respiración lentas.

—Freya —ella dio un sobresalto y me mandó una mala mirada, pero al ver mi rostro sin ápice de diversión su expresión se suavizo —. Jade desapareció.

Si antes no dejó caer las hierbas está vez lo hizo, segundos después apareció Hayley con una camisa de hombre sobre sus hombros y el cabello alborotado. Además de el olor de Elijah impregnado en su cuerpo, muchas cosas hicieron clic.

—¿Estas bien? —giro los ojos e ignoró sus esfuerzos por lanzarme el odio en sólo una mirada.

—Si, si estoy bien —Freya se apresura a recoger sus hierbas —. ¿Como fue que pasó?

Le hago compañía y empiezo a recoger unas cuantas que se me hacen ligeramente conocidas, en especial por su olor.

—Fue a caminar al bosque y unos minutos después empezó a gritar —cuando Freya se levanta hago lo mismo y dejó algunas hojas tiradas en el suelo. Hayley me estudia minuciosamente —. Cuando quise ir a buscarlo no podía salir, ni siquiera pude absorber la magia. Nunca antes me había pasado y...Alan me dejó inconsciente.

—Espera un segundo —Hayley camina hacia la mesa en donde Freya extiende un mapa —. ¿Estas diciendo que ese hombre que trajiste a la casa donde vive mi hija se llevó a tu hijo?

—Mi hija también vive en esta casa por si lo olvidaste y perdóname el atrevimiento pero me sentiría más cómoda si te pusieras algo más decente —Hayley me mira con el ceño fruncido e intenta protestar —. Apestas a original trajeado.

Hayley con un gruñidos desaparece inmediatamente. Suelto un bufido.

Freya extiende un tazón hacía mi y no necesita decir nada más, dejó salir una garra y penetró mi muñeca, justo donde una vena resalta. Freya levanta las cejas.

—Sano mas rápido de lo que nos conviene ahora. Es mejor dejar la herida abierta —explico.

—Gracias por tu aclaración pero mi desconcierto no era por eso —Freya levanta la cabeza hacía un pasadizo, justo por donde había desaparecido Hayley—. Entiendo que debes odiarla porque Niklaus, Elijah e incluso Rebekah te dejaron para venir a cuidarla pero ella no tuvo la culpa y por muy gruñona que parezca se ganó el cariño y respeto de todos aquí, incluyendo el de tu hija. Te facilitarias las cosas si no la dejas de juzgar por algo que obviamente no fue culpa de nadie.

Wake upDonde viven las historias. Descúbrelo ahora