FINAL PARTE 2

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NARRADOR EXTERNO.

No sabía que le había pasado. Lo último que recordaba era gritar, suplicar por piedad. El recuerdo de un dolor tan profundo le hizo estremecerse. Abrió los ojos muy a pesar de lo mucho que el esfuerzo le exigía. Estaba en otro lugar, se topó con un techo de madera muy vieja y el aire ya no corría tanto como recordaba, aunque seguía sintiendo frío, mucho frío. Intento incorporarse. Pero se dio cuenta que no estaba tirada en el suelo. Estaba siendo sostenida. Giro la cabeza con dolor y se encontró un rostro pálido y con rastros de sangre seca, se le rompió el corazón.

—Jade...

Tomo todo el coraje que pudo e ignorando el horrible dolor que se apoderó de todas sus extremidades se movió de forma que Jade la dejase en el suelo. Pero este lo impidió. Zhoemi sólo tuvo que mirarle la cara magullada una vez mas para pensar en lo mucho que le costaba mantenerla en brazos.

—Puedo pararme, por favor.

Jade fruncio las cejas y después de meditarlo asintió y la dejo suavemente. Zhoemi tuvo que sostenerse unos segundos en él par a logra un poco de equilibrio. Miro a su alrededor.

—¿A donde nos trajo? —intento buscar con la mirada a Inadu, pero no está a allí. Estaban en lo que parecía ser un antiguo garaje de madera, no muy grande pero si bastante viejo —. Debemos irnos.

Camino hacia la puerta y forcejeo un buen rato con esta. No de detuvo a pensar porque sus huesos empezaron a dejar de dolerle, después de un rato empujando la puerta logró hacer que se abriera solo un poco. Necesitaba la fuerza de Jade.  Cuando volteó dispuesta a pedirle ayuda no lo encontró a sus espaldas como esperaba. Jade estaba en el mismo lugar en el cual lo había dejado, con la mirada clavada en ella.

—¿Jade?

Aún se sentía extraña al hablarle como si lo hubiese hecho toda su vida. Pero ahora poco le importaba, tenía miedo, mucho miedo. Por ella y por Jade.

—Tenemos que irnos.

Señaló hacía la puerta, la cual ella ya había logrado abrir. Pero Jade no se movía, ni siquiera parecía respirar, Zhoemi no le escucharía de no ser por los sonidos de esfuerzo que hacía este cada vez que exhalaba. Entonces ella supo que algo estaba mal, se acercó cautelosamente. La primera idea que de paso por su cabeza era que Jade, al igual que siempre, prefería repelerla antes que salvar su propia vida.

Después pensó que Inadu había vuelto a poseer a su hermano y le estaba jugando una mala pasada. Después vio algo en la mirada de Jade que le dejó incapaz de sacar más teorías.

—¿Que te pasa?, debemos irnos —empezó a desesperarse, sentía que cada vez era más probable que Iandu entrase por esa puerta que ella misma había abierto, en cualquier momento.

—Zhoemi... —Jade estaba forzando a zumba voz —. De...debes irte.

Ella negó con la cabeza. ¿Irse?, si ella había ido sólo para salvarlo ¿Como podría irse sin él?. Incapaz de soportar más los desplantes de Jade, tomo su mano y tiro de esta, esperando conseguir un movimiento. Pero lo único que pasó fue que sintió una descarga eléctrica que le hizo quitar su agarre en Jade.

—¿Que...?

Se miro las yemas de los dedos, estaban morados. Exactamente como una quemadura de electricidad. Y entendío algo,  o tal vez muchas cosas.

Jade estaba desaliñado y se veía que había sufrido mil veces más que ella, además de su aspecto pobre y cansado. Pero estaba parado ahí, sin moverse, sin dar un paso. Ni siquiera podía derrumbarse. El no podía...

—¿Que te hizo? —su voz salió en un susurro. Esta vez ella no podía hacer nada, no sabía cómo deshacer magia. Y Jade ya lo habría hecho si sabría como. No podía hacer nada para que Jade escapara con ella, pero por supuesto que tampoco podía dejarlo —. ¿Que hago? —ignoró las lágrimas de desesperación que le comenzaron a resbalar por la mejillas —. ¿Dime que hacer?

Wake upDonde viven las historias. Descúbrelo ahora