CANALIZAR

1.8K 164 5
                                    

NARRA AMARÍS.


Era consciente del cansancio que había estando cargando mi cuerpo durante los días que estuve despierta. En la casa de las brujas era casi imposible conciliar el sueño, nunca podría estar tranquila si había una bruja cera, nunca en mi vida.

Cuando Jade entró a la habitación en la que estaba durmiendo no me di cuenta, hasta que el me hizo despertar, se había salido de mi habitación con un «te espero en el comedor». Me bañe y me puse un pantalón algo áspero y grande junto con una polera que me cubrió hasta medio muslo. Por el olor podía reconocer que era de propiedad de Jade.

Baje al comedor. Jade se encontraba sentado en la pequeña mesa, de cuatro sillas, mientras leía con mucha concentración un grimorio muy grande y viejo. Al acercarme más pude ver un libro muy parecido a un cuaderno de apuntes pero más grande y de tapa negra, Jade estaba escribiendo cosas ahí en otro idioma. Era raro ver a mi hijo metido en cosas de brujos. Tenía una taza cerca de su mano. Por el olor amargo y ligeramente atrayente deduci que era café.

-¿Es eso café?

-Si. Me ayuda a concentrarme -me alegraba saber que una parte de mi niño seguía ahí. A Alan y a mi nos gustaba mucho la comida humana, Jade y Zhoemi crecieron comiendo eso y al parecer, al menos a Jade, le agradaba. El café nunca fue de mi agrado. Yo prefería las cosas dulces.

—¿Como te fue?

—Mal, todos están buscandote —frunci el entrecejo — Los originales, las brujas. El ambiente en Nueva Orleans está diferente. Muy pesado.

—Entiendo —no quería parecer una persona muy importante ni nada parecido, sin embargo, a diferencia de los originales yo no me había hecho notar, pocos eran los que sabían de la existencia de una superhibrida como yo.

—¿Por que estabas con las brujas? — Hasta ese momento no me había importado hacer lo que estaba haciendo para recuperar a mis hijos, sin embargo, ahora que Jade era quien estaba preguntando por ello, temía ser juzgada.

—Quieren que mate a los originales.

—¿Y por qué harías eso? —no parecía una pregunta con reproche ni ira ni dolor, era una pregunta con curiosidad. Y eso me preocupo aún más.

—Por ustedes —mi voz salió suave, como si estuviese siendo regañada. Me sobrepuse —Los originales tienen la culpa de haberlos perdido por once años.

Jade asintió lentamente con la cabeza, pensándolo, empecé a jugar con las yemas de los dedos, quería una respuesta.

—Las brujas tienen tu sangre, te están intentando matar y estoy buscando alguna forma de contrarrestar su hechizo —señaló con la cabeza los grimorio y bebió un poco de café.

—No te preocupes, estoy bien. Me siento bien —sonreí, intentando tranquilizarlo, Jade negó.

—Te sientes bien porque hice que no sientas el dolor, por ahora es lo único he puedo hacer. La magia que están usando es muy fuerte y es magia mala. Sin embargo a pesar de lo que hice tu cuerpo se rehúsa a expulsarla.

Sabía que las brujas tenían que tener un plan B por si yo no aceptaba su oferta, si yo me rehusaba a matar a los originales ellas encontrarían una forma de hacerme pagar por ello. Por lo tanto, lo que Jade me había dicho no me sorprendió tanto. Me puse a pensar, mi cuerpo era extraño, nunca entendía porque pasaba lo que pasaba y terminaba sorprendida. Como la vez que todos pensamos que moriría por qué había muerto con sangre de vampiro en mi sistema, al día siguiente desperté sana y salva. Probablemente lo que Jade presenció ya había pasado y ya estaba bien.

—Quítame el hechizo.

—¿Que? —Jade me miro confundido, como si estuviese loca.

—Hazlo.

Jade se lo pensó unos segundos más mirándome como si de una idea loca se tratase, probablemente lo era. Yo estaba determinada y Jade lo supo. Se levantó de su asiento y nos dirigimos al centro de la sala que era donde había más espacio libre. Nos estuvimos uno en frente del otro.

—Dolerá —asenti, no estaba segura de si iba a doler o no. Tal vez la magia ya había abandonado mi cuerpo.

Jade levanto su mano hacia mi y pronto sentí de lo que el hablaba. Solté un grito de dolor y me deje caer de rodillas sobre la alfombra, sentía un ardor en todo el cuerpo, como si la sangre se me quemara. Cuando logré concentrarme, sentí la magia, en efecto, está era magia mala y muy fuerte, iba a servirme mucho. La absorbi, el dolor empezó a disminuir hasta desaparecer por completo, como si nunca hubiese estado ahi. Me levanté sintiéndome bien por la energía recibida, ya ni necesitaba comer. Jade se encontraba analizandome con la boca ligeramente abierta.

—¿Que fue eso?

—Canalizar, absorber magia. ¿No lo sabias? —negó con la cabeza.

—¿Yo también puedo hacerlo? —sus ojos brillaban como si fuese un niño curioso por probar algo. Me sorprendia saber que no lo había intentando.

—No lo sé, supongo que si. Deberías intentarlo.

—¡Exacto! Debería intentarlo, necesitamos a alguien más — Se puso la mano en la cadera mirando el sillón por unos segundos —No importa, lo haré yo mismo.

Sonreí cuando camino rápidamente hacia un jarron, era el único adorno en toda la sala y se veía diferente.

—Esto servirá —fuimos hacia la puerta de entrada y salida. No quise preguntar a que íbamos, Jade se veía muy emocionado. Al salir afuera un aire fresco nos resibio. Todo era totalmente verde, por donde sea que lo miraces. Ni siquiera sentí dolor cuando pise el césped descalza. Se sentía suave.

Jade cerró los ojos y susurro algunas cosas, sentí energía fluir de sus manos al jarrón. Me preocupe al sentir la energía, era muy fuerte, las fuerte que la energía que yo había absorbido hace un momento. Y era mucha. Ya no estaba segura de querer hacerlo.

—Sólo tienes que tirarmelo muy fuerte. Este es un jarrón de colección y va a ser un poco difícil romperlo, así que lanzalo con fuerza.

—Es mucha magia, y es tu primera vez. No creo que sea buena idea hacerlo así.

Jade hizo un gesto con la mano restandole importancia y me entregó el jarron.

—¿Puedes absorber la energía en otros cuerpos? —asentí —Si no puedo hacerlo, hazlo tú por mi.

Asentí y me aleje unos metros. Jade iba a necesitar espacio.

—¡Ahora!

Tiré el jarrón con mucha fuerza hacia el pecho de Jade. Cuando este se rompió y cayó al piso las venas de mi hijo se marcaron en sus brazos descubiertos, en su cuello y en su rostro. El hechizo estaba haciendo efecto. Me acerque rápido a el.

—Concentrate, siente en donde está el dolor las fuerte...¿Lo sientes? —Jade asintió presionando los dientes —Absorverlo.

Se demoró unos cuantos segundos hasta que sus venas dejaron de sobresaltar tanto, Jade levanto la mirada. Estaba sonriendo. Empezó a reírse mientras se miraba las manos como si tuviese algo que sólo el pueda ver.

—¿Que crees que pensaría él?

Miles de nombres pasaron por mi cabeza con la palabra «él» ¿Quien Jade? Tantas personas que pudo haber conocido en estos 11 años. Tantas personas que pudieron volverse importantes como para nombrarlo. Cuando me miro a los ojos esperando con ansias una respuesta super a quien se refería. Sólo una persona pudo causar ese brillo en el.

—El estaría orgulloso de ti Jade.

Jade me abrazo aún sonriendo deslumbrante.

—Gracias mamá.

Jade estaba hablando de Alan.

Wake upDonde viven las historias. Descúbrelo ahora