Alan

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NARRA AMARIS.

Era extraño llegar a la casa y que todos estén tranquilos, siempre estaban discutiendo algo, siempre estaban reunidos, y siempre tenían muecas de preocupación. Sin embargo cuando Kol y Yo cruzamos la puerta cargando a Alan no estaban discutiendo, tenían conversaciones privadas entre ellos. Elijah con Hayley, Hope con Caroline, Vincent con Freya y Niklaus, Zhoemi abrazada a Rebekah y ella hablando con Marcel.

No vi la necesidad de llegar al centro de su atención cuando Davina se fue corriendo hacia alguna parte de la casa y Kol fue detrás de ella dejando con cuidado el cuerpo de Alan en el suelo, con su cabeza recostada en mis muslos.

Vi como poco a poco los presentes empezaron a acercarse. El bullicio hizo presencia en cuestión de segundos. Kol apareció con un jarrón y Davina venía con el.

Empezó a nombrar sus oraciones de un idioma diferente mientras que metió la mano en el tarro que cargaba Kol, era una especie de gel transparente, mancho la frente de Alan con este y después dejó de hablar.

—¿Ya...?

Ella asintió. No lo entendía, no veía a Alan mejor, sus heridas no curaban.

—Es para que sane sólo un poco, cuando despierte podra alimentarse de sangre y se mejorará rápido.

Caí en cuenta de que, sólo necesitaba sangre para recuperarse. Solté un suspiro de alivio. Aún sentía el rostro helado por las lágrimas que se sacaron en el frío. El corazón aún estaba golpeando con fuerza mi pecho. Levanté la mirada sólo para descubrir a Elijah mirando como si de un fantasma se tratase a Alan, incluso tenia la boca ligeramente abierta.

—Sigo sin saber quién es él —hablo Kol.

Podía mirar de reojo que todo a estaban recordándonos. Pero yo incapaz de responder algo sólo miraba a Elijah. Esperando que el como siempre, arregle las cosas con un bonito discurso. Pero al parecer ni el podía hacerlo.

— Su nombre es Alan —empecé con la voz ligeramente ronca —El...yo...Lo conocí en Francia, cuando estaba embarazada...

Fueron las únicas palabras coherentes que abandonaron mis labios antes de levantarlo ahora con más fuerza y más consciencia.

—Yo...voy a necesitar algo de...ropa.

Mire a Kol entre pidiendo y ordenando que me trajera algo de ropa. Este disparo sus cejas al cielo en una mueca de incredulidad.

—¡Por supuesto que no!¡Ni siquiera tengo mi ropa en este lugar! —una emoción muy parecida al orgullo tiñó sus facciones, cómo las re un adolescente cuando deja el nido —Yo no vivo en este lugar —desvió la mirada de atrás de mi —Que Niklaus sea quien regale su ropa.

—Kol —Elijah uso su tono de advertencia, parecía recuperar su postura y con ello el poder de patriarcado sobre sus hermanos.

—¿Que? Niklaus era su...¡ay! —Davina metió muy sigilosamente la mano por el brazo de Kol y le soltó un pellizcon. Iba a entenderme bien con ella.

—Buscaré algo.

Elijah se ofreció, le di las gracias con la mirada antes de verlo desaparecer por la estancia. Davina se llevó a Kol antes de que el soltarse alguna barbarie que ya le veía venir en sus ojos. Golpee suavemente el rostro de Alan y lo agite. Este empezó a entreabrir muy suavemente sus ojos. Una radiante sonrisa se posaron en mis labios mientras vi como sus preciosos ojos se abrieron, algo desorientados.

—Alan ¿Puedes escucharme? —un asentimiento apenas perceptible me respondió —Necesito que camines un poco, sólo un poco.

Nuevamente asintió levemente, sus labios se cerraron y abrieron muchas veces, quería decir algo. Sus pies empezaron a moverse muy torpemente guiados por mi. Lamentablemente, era obvio que no iba a poder llegar hasta el carro que había robado, maldeci internamente cuando como un cuerpo muerto cayó sobre mi, tuve que dar varios pasos hacia atrás para no caerme. Alguien se aproximó, con la intención de ayudarme y de cierta forma lo agradecí, hasta que escuché su voz.

—Van a caerse los dos... —la voz profunda, grave y mi y ronca está vez de Niklaus hizo presencia. Y apenas fui consciente de que el también estaba en el lugar, mirando mi preocupación por Alan.

Me aleje bruscamente, lo mire advirtiendo y gritando que no se acercará. El detuvo su mano dirigida hacia la espalda de Alan.

—¡No! No lo toques, no lo toques. Yo puedo.

No podía, mientras tuve esa pequeña batalla de miradas con Niklaus el cuerpo de Alan se puso más pesado, nuevamente se había desmayado.

—Está bien, lo haré yo.

Marcel junto a Rebekah lo cargaron hacia el auto. No iba a preguntar como es que sabían que auto ya que era el único que había en el lugar. Y así, nos dejaron solos a Niklaus y a mi.

Busque algo en mi diccionario para decirle que no pasaba nada, que volvería mañana para hablar de Inadu, de Jade. Pero unas ganas irremediables de mandarle un buen golpe en el rostro invadieron mi ser, junto con el escenario de la muerte de Alan que nunca llegue a mirar.

—Sólo...sólo quería ayudar —dijo mirando de un forma tan penetrante que trague saliva antes de responder, desviando la mirada hacia el auto, viendo como Rebekah y Marcel intentaban meter a Alan golpeandole la cabeza, más de una vez.

—Lo se...

—¿Estas bien? —volví a mirar a esos ojos celestes que me recordaban mucho a Jade, aunque estaba casi segura que había sacado mis ojos ¿O era Zhoemi? Una sonrisa se posó en mis labios involuntarios.

—Está vivo. Yo...si, estoy bien —vi el atisbo de muchas emociones acercarse en sus ojos, de palabras que quizá justo ahora no debía escuchar, de una sensación en mi pecho que quería reemplazar a otra y retrocedi un paso —Vendré mañana lo más temprano que pueda. Dile a Zhoemi que no debe preocuparse...por ninguno de los dos.

Y sin darle tiempo de responder me gire sobre mis talones y camine hacia el auto. Les di las gracias a Rebekah y Marcel justo cuando Elijah apareció con una pila de ropa y unos zapatos en sus manos. Los puse en la parte trasera junto con la comida y ropa recién comprada para mi y Zhoemi y arranque.

Encontré un hotel algo lejos de la casa de los originales e hipnotice al encargado de la tienda para que no dijera nada con respecto a un ensangrentado Alan.

La habitación tenía un baño privado, el cual lamentablemente, no contaba con tina. Senté a Alan en la ducha y lo dejé empecé a quitarle los trozos de tela que alguna vez fueron prendas de vestir. No los recordaba como su estilo, pero lo dejé pasar.

Al verlo totalmente desnudo pude ser capaz de ver con más apreciación sus heridas abiertas. Habían dejado de sangrar pero no cerraban. Lo que le dio Davina hacia su efecto a medias. Abrí la ducha y agradecí que estuviese tibia, sujeto el cuerpo de Alan co.otra el mío para que no se cayera mientras el agua limpiaba su cuerpo. Su cabello fue lo más difícil, su rostro estaba pálido con rasguños por todas partes, tenía tantas ganas de pasar mis manos pos sus mejillas, peinar su cabello, pero no me alcanzaban las manos ni la fuerza. Cuando estuve segura de que no había más sangre en su cuerpo aparque la ducha y lo saque a arrastras hacia la cama del dormitorio. Meterlo dentro fue más difícil de lo que pensé, una mueca e dolor se posó en sus labios. Tenía que darle sangre y pronto.

Necesitaba traerle la ropa de Elijah. Y yo también.

Me había importado poco mojarme la ropa que tenía puesta al meterme junto a él a la ducha y ahora estaba totalmente empapada. Y sentía que hacia más frío.

Deje a un Alan descansando mientras baje a buscar la ropa. Al regresar fui a recepción.

—Hay un problema con la ducha. No se pudo apagar.

Le informe al encargado, un joven que no pasaba de los treinta años algo subido de peso. Este abrió los ojos en grande y subió corriendo por delante mío. Cuando dentro a la habitación detrás de el cerré la puerta y deje la ropa sobre los pies de la cama. Espere a que el saliera del baño avisandome que no había ningún problema. Corrí hasta estar enfrente suyo y lo mire directamente a los ojos.

—No grites ni hagas esfuerzo. No te dolerá.

—No gritare ni haré esfuerzo. No me dolerá

Mordi su muñeca y la puse sobre los labios de Alan, empezó a absorber primero lento y después muy rápido. Antes de que el cuerpo del encargado terminase drenado lo aleje, le di un poco de mi sangre para que se sabe y lo mande de nuevo al lugar del que lo traje.

—Amaris...—Alan habló segundos después de cerrar la puerta. Mi corazón se detuvo.

Wake upDonde viven las historias. Descúbrelo ahora