Y LO AME

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NARRA AMARIS.

Bonnie me había puesto un pantalón suelto y un polo que no reconocía como míos. Tenía la ropa llena de suciedad y con agujeros por todas partes, ya estaba hechada a perder.

Niklaus y Caroline se fueron a recorrer todo el bosque mientras que yo me había quedado en la cama rogando por qué no se encontrasen con Inadu. No podían vencerlo siendo un ser incorporeo y por supuesto, enviar a Bonnie no era una opción.

Alguien toco mi puerta antes de ser abierta.

-Te traje un té.

Alaric entró con una bandeja que únicamente llevaba una taza botando humo. Mi cariño por la comida humana hizo que el té se viera más apetitoso. Lo acepte.

-¿Donde está Niklaus?

-Aún no regresan...Yo...queria que me contarás lo que paso, tal vez así pueda hacer algo más que esperar hasta que ellos regresen.

Asenti, además, yo también quería hablar con alguien de eso.

-No vi más que una luz fosforescente, era brillante y malo, estar cerca me hizo sentir mal, yo...escuché la voz de Jade, creí que estaba sufriendo y no lo pensé, fui pero el no estaba ahí. Sólo esas voces.

-Cómo tendiendote una trampa ¿Que decían esas voces?

-Ya es tarde...

-¿Tarde para que?

Negue con la cabeza, no lo sabia, no me lo había dicho, tan sólo empezó a torturarme.

-Sólo quería torturarme, asustarme, darme a entender que no podía pelear con el.

-¿Por que alguien quiere asustar a los demás?-Alaric espero mi respuesta, yo no la sabía -Para imponer, sacarlo del juego, evitar que se meta en sus asuntos.

La respuesta viajó más rápido de lo que se podría pensar, esperando ser descubierta.

-Ese asunto...tiene algo que ver con Jade, estoy segura.

-Amaris...-Alaric llamo mi atención mientras aún miraba el suelo con mucha atención -Tienes que regresar a Nueva Orleans -asenti totalmente de acuerdo -Hoy mismo.

Esta vez no asenti tan rápido, sin embargo, termine haciéndolo.

Alaric salió de mi habitación a esperar a Niklaus y Caroline mientras yo alistaba a mis pertenencias. Necesitaba pensar más rápido. Al escuchar la puerta sonar seguido de las voces que esperaba baje con mi mochila.

-Debemos regresará Nueva Orleans.

Caroline y Niklaus compartieron miradas, como si lo que estaba diciendo sea una locura.

-Está bien. Saldremos mañana a primera hora.

-No. Tenemos que irnos ahora. Jade puede estar en peligro.

-Amaris, entiendo perfectamente tu preocupación. Pero dime ¿Que puedes hacer en una noche que no puedas hacer en el día?. Son sólo unas horas además no puedo irme sin despedirme de las niñas y ya están dormidas.

Frunci el seño.

-Está bien, ustedes quédense. Iré corriendo, llegaré más rápido.

Esta vez Caroline fruncio el seño. Era claro que tenía buenas intenciones pero aún así tenía que resistir las ganas de decirle :«¿Y si tus hijas fuesen quienes estarían en esta situación?¿Que harías tu?¿Por que yo si y tu no?».

-Pueden irse ustedes, mañana los alcanzo.

Minutos más tarde ya nos encontramos conduciendo. Correr hubiese sido mejor. Niklaus parecía querer decir algo siempre. Opte por hacerme la dormida hasta quedar realmente dormida.

Al despertar el auto ya no estaba moviéndose y aún no habíamos llegado a Nueva Orleans. Niklaus no estaba en el auto.

Cuando me incorporé descubrí que estábamos en una tienda de camino. Niklaus ya venía saliendo con una bolsa en su mano.

—¿Que haces?—interrogue al verlo sacar un cable de la bolsa.

—Necesito cargar el celular.

Lo siguiente no lo pensé, sólo lo dije.

—Por supuesto. Es urgente llegar a Nueva Orleans, pero alguien que actúa como un joven enamorado cree que podemos desperdiciar el tiempo en ir a comprar un cargador.

Trague duro por lo que dije. El solo arrancó el auto, estaba molesto y yo también. Era muy importante para mi llegar a Nueva Orleans ese mismo día de ser posible. Tenía una extraña corazonada acerca de Jade. Lo que pasó en el bosque era una advertencia, pero ¿De que?. Había quedado con Alaric en que el intentaría buscar más información acerca de Inadu y yo lo mantendría informado de Jade.

—No puedes culparme por seguir con mi vida Amaris —mi cuello firmarán bruscamente que algo en el trono, mire su perfecto perfil intentando mantener la calma —Creí que estabas muerta y tenía que cuidar a Hope y después aparecieron Jade y Zhoemi...yo sólo...Caroline me apoyo cuando te necesitaba.

Respire profundo antes de responderle. Probablemente dijo las palabras que quería que dijera. Pero eso no hizo más que combinar la nostalgia con la ira.

—Lo intente. Quise seguir con mi vida Niklaus —el carro disminuyó su velocidad dándole un aspecto más nostálgico a la situación —Cuando me enteré de mi embarazo creí que era un ticket para salir de este mundo y tener una vida normal, ellos eran mi salvación. Tenía tantas esperanzas de tener la vida que siempre anhele, luego conocí a Alan...Y lo ame. Y de pronto aparecieron ustedes quitándome todo...No tenían derecho.

—¿Crees que algún día llegues a amarme? —aún abrazada a su torso. Desde hace varios días cuando accidentalmente Zhoemi mencionó a su verdadero padre Alan estaba presionandome a declararle si le quería o no.

Yo si le quería, en verdad lo quería pero no era lo que el quería, el queria más, y cuando no le respondí nada dedujo por si sólo que yo no lo amaba, después la pregunta que rondaba era la que me hizo. Preguntándome su iba a ser capaz de amarlo.

Todo esto porque el pensaba que yo seguía queriendo a Niklaus. Eso no podía responderlo.

—Tienes que dejar eso Alan. No puedes vivir atormentado por mi pasado, sólo es eso, es mi pasado y no volverá.

Sonrió y sentí derretirme.

—No es cierto, tienen un lazo que nunca en la vida va a romperse. Sabes cuando deseé tener hijos y cuando los encontré vi la oportunidad de ser una familia. Aprendí a amarlos a ellos y te amo a ti. Ellos me aman, lo se —lanzó una mirada a la puerta sabiendo perfectamente que Jade estaba escuchando nuestra conversación —Pero no se si tu me amas.

—Te amo.

Tan pronto las palabras salieron de mi boca me oculte bajo la sabana, evitando ver su expresión. Por unos segundos hubo silencio.

—¿Que dijiste?

—No voy a repetirlo. Y ya duérmete.

De un tirón quitaron la suave sabana.

—No vas a dormir hasta que lo repitas.

Lo siguiente de la noche fueron peleas intensivas de cosquillas y terminaron conmigo gritándole que lo amo antes de caer perdidamente cansada en sus brazos

Me limpie las lágrimas y decidí que no era momento para recordar.

—No fuimos nosotros, me clavaría yo mismo la Daga de roble blanco antes de pensar en hacerte daño Amaris. Creímos que estaban en peligro y cuando el llegó tan salvaje dispuesto a llevarse a los niños creí que era un enemigo. Lo siento.

Su voz no decía exactamente eso, pero hizo que una parte de mi se sintiera aliviada. Tampoco terminaba de creerselos.

Wake upDonde viven las historias. Descúbrelo ahora