MI JADE

1.2K 102 1
                                    

NARRA AMARIS.

Cuando desperté Niklaus no estaba en la cama. La luz del sol apenas empezaba a colarse por las cortinas polvorientas y por alguna extraña razón me preocupe. Pensé que tal vez Niklaus no me dejaría así, no después de haberme roto frente a él y lo espere el resto de la mañana.

Y después pensé «es Niklaus...». Tuve que tumbarme unos segundos en la cama para calmar mi corazón que se sentía sensible y casi podía escuchar sus reclamos. Cuando llegó la hora del almuerzo partí a Nueva Orleans.

No se me había pasado por la cabeza ir hacia Niklaus, no quería ir a su casa y mucho menos quería ser yo quien lo buscase. No después de haberme dejado tirada en una casa que tantos recuerdos tanto hermosos como dolorosos me traía. Tan pronto como sentí la peculiar carga en el ambiente de Nueva Orleans conduci a la cabaña de Jade.

Cuando apenas estuve llegando supe que la casa estaba vacía. Ningún corazón latiente yacía dentro. Pero me encontré con algo diferente. Los sofás habían sido acomodados de forma que quedaba un espacio libre lo suficientemente grande para meter una televisión gigante cubriendo gran parte de la pared.

Mi corazón dio una sacudida de felicidad al ser consciente de que Jade, estaba siendo feliz junto a Alan.

Aún teníamos cosas de que hablar, sobre Jade, sobre Zhoemi. Y sabía que Niklaus era un tema obligatorio, pero deseaba evitar esa conversación a toda costa. Una parte de mi se arrepentia de haber ido a Mystic Falls.

Mi cometido fue traer a Niklaus de vuelta a casa, con su familia que se veía realmente preocupada, con sus hijas. Y lo había logrado, auyentandolo.

Deje de mirar el televisor. Y aproveche para asearme. No demore mucho, sabía que debía ir donde Jade, y sabía dónde estaría él. Junto con Alan.

Me deshize de la ropa que olía a Niklaus y la reemplace por un conjunto nuevo. No pude evitar mirar el espacio lleno de ropa de hombre que había aparecido en mi ausencia. No me molestaba, la ropa nunca había sido mi fuerte y nunca fue realmente de mi agrado tener más de la necesaria. Pero sentí culpa. La nueva ropa de Alan que seguramente había comprado Jade estaba en mi habitación, en mi ropero.

No podría ser capaz de dormir en la misma cama con el un día después de hacerlo con Niklaus. No es como si hubiese pasado algo, pero se sentía incorrecto.

Así que debía alejarlo de Jade para hablar de unas cuantas cosas que me tenían perturbada. Por otra parte. Deseaba que Freya hubiese encontrado alguna historia que pudiese ayudarnos con Jade.

Cuando llegue a la puerta de los originales los aromas de las dos personas que estaba buscando estaban ahí. Y la de Niklaus también.

El era muy experto en fingir que algo no le importaba, podía alguien estar clavandole una estaca de roble blanco y el por puro orgullo fingiria no necesitar ayuda. Y mientras caminaba hacia la casa de los originales y sentía el aroma a vampiro común, Caroline. Me pregunté que tan creíble sería mi actuación de ignorar al híbrido.

No quería tener algún tipo de contacto con el, no cuando lo viese con Caroline. No cuando Alan estaba ahí.

Entre.

Como de costumbre todos estaban reunidos discutiendo con altas voces, muchas de desagrado. Sólo Freya reparó en mi presencia, y era la única en el lugar que no poseía sentidos sobrenaturales.

Me acerque a ella y silenciosamente salimos del salón principal. Me llevo a una clase de estudio pero con hierbas en lugar de libros.

—Se que esto te parecerá raro pero Jade ha...cambiado.

Tuve la necesidad de girar los ojos, era obvio. Alan tenía ese usual efecto no sólo en ellos, no sólo en mi. Lo recordaba, fue convertido hace poco tiempo antes de conocernos, no más de una década. Y aún conservaba gran parte de su humanidad.

—Y no tiene nada que ver con...Su padre adoptivo —está vez frunci el ceño—. Hice un amuleto, uno que me confirmaría si algo del espíritu de Inadu estaba en Jade. Y funcionó.

Freya se movió hasta uno de los muchos estantes y regreso con algo muy parecido a un collar de piedra, pero sabía que no era sólo eso. La magia que guardaba dentro era fuerte.

—Lo saque de un viejo hechizo de mi madre, no estaba segura del todo pero funcionó, cuando lo acerque a Jade brilló. Pero ayer por la noche, el y el otro vinieron y el amuleto no brilló. Y Jade actuaba diferente, más ligero. Incluso saludo a Zhoemi. Claro que fue a pedido de Alan pero la saludo.

Quería pensar que sólo era el instinto fraternal, pero sabía muy en el fondo que Freya podría estar en lo correcto. Y la bruja legendaria era ella, no yo.

—¿Por que Inadu dejaría en paz a Jade?

—Porque ya obtuvo lo que quería.

Elijah hablo, entrando en la estancia junto con Niklaus. No me moleste en mirarle. Suponía que Freya les había contado aquello.

—¿Y eso sería? —me atreví a preguntar.

—Desgraciadamente no lo sabemos. Pero eso no será por mucho. Freya será mejor que prepares un hechizo para evitar que Jade vuelva a ser un recipiente de esa bruja.

Debía reconocer que Elijah era brillante armando planes y más aún cuando yo no tenía ni idea de que terreno estaba pisando. Sonreí internamente.

—Muy interesante sus planes para salvaguardar el espíritu de Jade —Niklaus, con su típica sonrisa retorcida y la maldad en sus ojos hablo —. Pero si lo que querían era ocultarlo me temo que han fracasado.

No tuve que preguntar a que se refería. Jade aparecio con las cejas muy fruncidas con Alan detrás suyo. Tal y como me lo había prometido no le había dicho nada a Jade. Pero por su gesto supe que se sentía realmente tranquilo al no tener que seguir ocultandoselo a Jade.

—¿De que demonios están hablando? Y mas vale que me digan la verdad porque lo que escuché ya me dio una idea.

Y le di las gracias a Elijah cuando empezó a contarle todo, y sabía más de lo que yo suponía. Agregó algunos datos de cuando Inadu quiso adueñarse de la magia y el cuerpo de Hope.

Cuando la explicación terminó Jade se veía pálido, pero no enojado. Podría decir que asustado.

Todos esperamos pacientemente una respuesta de Jade. Un ataque de ira, unos cuantos golpes y más. Pero el seguía tan quieto como podía. Y después de una larga espera giro su cuello hacia Alan.

—¿También lo sabías? — Alan asintió seguro de su respuesta. Por supuesto que no le mentiría.

—Era lo mejor. No sabíamos si estaríamos hablando con Inadu o con Jade, no podíamos dejar que se diese cuenta que sospechábamos —Freya corrió hacia Jade y le tomó las manos. Por el temblor en sus hombros podía decir que no estaba segura de lo que hacía, probablemente Jade le haría un desplante, pero el solo miro el punto en donde sus manos se unían —. ¿Sentías algo?¿Sabías que había algo dentro de ti?

Alan posó una de sus manos en el hombro de Jade y le dio un apretón. Niklaus retrocedió cuando Jade le dio unas silenciosas gracias con la palabra «padre» a Alan. Y sólo entonces levanto la mirada mirando a Freya. Sus ojos estaban vidriosos, y traviesos y tan hermosos. Ese era Jade, el Jade que yo recordaba.

—Si.

Wake upDonde viven las historias. Descúbrelo ahora