『 Pure boy 』

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C a p í t u l o  12

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C a p í t u l o  12

Era la última noche en el campamento y se encontraban en una gran fogata escuchando y cantando canciones, mientras comían malvadiscos. Tal cual como el primer día en que estuvieron ahí. También repartieron bebidas calientes por el frío que estaba haciendo y otros aperitivos dulces.

Endou comía felizmente su malvadisco, mientras se encontraba pegado al rubio. Su contacto solo era de hombros, pues estaban frente a un poco de gente y no se sentían bien con ello. Aunque Endou la verdad que ya no le importaba. Una rabia le invadió cuando hace unas días escucho a un chico hablar coqueto sobre su novio y quería darle un golpe en la cara a ese idiota y gritarle a todo pulmón que él era dueño del rubio, pero Goenji cada que soltaba los celos solo lo abrazaba, logrando calmarlo por completo y rindiéndose ante la calidez que le brindaba.

Pero no quitaba sus enormes ganas.

Miró al rubio, notando como este divertido miraba a los demás que estaban bailando al ritmo de la música. Le dio un beso en la mejilla lento y profundo, sintiendo cómo se tensaba el mayor ante la sorpresa.

Goenji se alejó de golpe y tapó su mejilla por instinto con su mano, casi ni dándose cuenta de que lo hizo. Endou le sonrió con cariño y le dio otro beso por encima de la mano. Goenji no pudo evitar sonreír.

Esa sonrisa solo le decía lo tan puro que era su novio.

⚽️

El autobús estaba en calma, siendo ya muy de noche todos se encuentran dormidos, menos ellos dos. Endou abrazaba a su pareja por el abdomen, acurrucado en su pecho, mientras era abrazado por el rubio. Ambos en una ambiente tranquilo y cariñoso.

Goenji estaba más que feliz, porque ese distanciamiento de su novio se había ido ya hace varios días. Ahora volvía a sentir el cariño que tanto extraño y volvía a escuchar la dulce voz de su novio pronunciar su nombre. Al parecer, el contacto íntimo que tuvieron ayudo a conseguirlo y se sentía orgulloso, pero aun así, no quitaba el mal presentimiento que su corazón albergaba; causaba un escalofrío cuando veía las grandes y hermosas sonrisas de su pareja.

Le repartió un beso en su frente, aprovechando de la ausencia de banda naranja. Sintió como Endou sonreía más y lo apretujaba más.

—Te amo, Endou.

—Yo también.

Lo amaba. Era imposible negarlo y estaba dispuesto a no apartarse nunca, porque Endou era su mayor felicidad. Jamás sintió amor, más que el maternal y el de su hermana, pero lamentablemente lo perdió por un tiempo y, durante eso, logró recordarlo, todo gracias a una persona; gracias a ese castaño. Endou volvió a palpitarle el corazón para que rebosara de alegría y hizo que se levantara del poso al que había caído. Lo salvó.

Su tan hermosa sonrisa lo despertó y su mirada le había ayudado a sonreír. Era su tesoro.

El castaño sonrió al sentir dormir al rubio y solo se levantó, separándose de él. Se recostó más cómodo y acomodo al rubio en su pecho, porque así lo necesitaba más y le gustaba. Lo abrazo sobreprotector y las largas pestañas que decoraban el rostro Pacífico de su novio lo hizo soltar en pensamientos lo tan puro que era.

Ya quería corromper esa inocencia; era pureza tan tentadora.

Se relamió los labios, gozando ese momento de su pareja inconsciente por el sueño, con esa carita tan bella que loco lo tenía.

Es una preciosura.

Una joya más grande que un propio diamante.

Una joya más grande que un propio diamante

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588 palabras

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