『 True 』

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C a p í t u l o  25

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C a p í t u l o  25

Un mensaje tan casual jamás lo hubiera dejado confundido como para sentir duda, pero estamos hablando de Fuyuka, una amiga con la cual no a entablado una conversación considerablemente larga como para sentir confianza, aún con los años en los que llevan de conocerse. Ella era más amiga de Endou que de él.

«Hola, Goenji. Soy Fuyuka
¿Podemos encontrarnos en la torre de metal a las 2?
-11 67XX XXX. 12:57 AM.»

Releyó el mensaje y volteo a ver la hora por quinta vez: 01:15 pm. A pesar de ser algo normal, sin nada de malo o peligroso, sentía un temor inundarle el pecho, una sensación que le gritaba no ir. Tenía un mal presentimiento con ese encuentro, pero como dicen: la curiosidad mató al gato.

⚽️

Estaba ya desde hace unos minutos esperando por la chica, sentado en una de las bancas que estaban en la cancha. Se sentía nervioso y sudoroso, no pudiendo bajar la guardia en ningún momento, algo que lo mantenía inquieto.

—Hola, Goenji —saludó una vez estuvo al lado del chico, quien le sonrió como respuesta—. Me alegro que hayas venido.

—Hola, Fuyuka ¿Querías hablar de algo? —Directo al grano, porque la verdad que no podía más con todas las sensaciones agobiantes que le inundaban.

De pronto, el ambiente tranquilizante que daba el espacio abierto se fue, volviéndose pesado. Fuyuka dejó de sonreír dulce, como solía hacer, y le miro con una cara totalmente sería, mostrándose algo ¿molesta? ¿Pensativa? No sabía, pues nunca miró a la chica con tal expresión.

—¿Eres novio de Mamoru, no? —preguntó, con una voz firme y más gruesa, totalmente diferente a la normal.

—Si —respondió, mirando curioso a la pelimorada, sin embargo, esos ojos que lo miraban analíticos pasaron a expresar preocupación, una preocupación que lo desconcertó.

Fuyuka suspiró.

—Lo sabía, lo sabía —repitió entre murmullos, escuchándose con dolor, con arrepentimiento. Goenji iba a abrir la boca para decir algo, pero fue interrumpido rápidamente—. Tienes que alejarte de él.

—¿Qué?

—¿Cuánto tiempo llevan juntos?

Su mirada determinada hizo que se quedara callado por un momento, procesando lo que sucedía.

—Un año.

—¿¡Un año!? —exclamó sorprendida. Inmediatamente le agarro de las muñecas y lo acercó—. ¿Y no te ha hecho algo? —Empezó a revisarle el rostro, toqueteando algunas partes para ver si tenía dolores.

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