『 Not Love 』

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C a p í t u l o 32

Aquel día había sido invitado a una cita, pero no era con su persona especial, era con Goushu.

Okey, está feliz. Sentía una emoción invadirle el alma, pero se sentía vacío a la vez. No podía evitar pensar con cierta decepción que no era Endou. Quería que fuera con Endou, pero no era así.

A pesar de sentirse pesado, decaído sin razón alguna, se sintió nervioso ante el pensamiento de si este atuendo le quedaba bien o se ponía otro pantalón o camisa; si su pelo estaba bien peinado o su rostro perfectamente limpio. Se miró al espejo del baño, acomodando lo últimos retoques de su pelo. Luego, acomodó un poco su chaleco y, tomando una gran bocanada de aire, se dirigió a la puerta para su salida.

-¿Iras a una cita con Endou? -preguntó de pronto, Yuuka, asomándose-. Si es así, quítate el chaleco y despéinate un poco. Endou te amara aún con ciertos defectos.

-No será con Endou -mencionó un poco avergonzado, mirando culpable el piso, dándole la espalda a la pequeña, que curiosa se quedo observando al mayor.

-¿No es Endou? -Le miró desconcertada, sin poder entender el porque-. ¿Endou lo sabe?

Sencillamente su silencio fue una respuesta afirmativa a la pregunta. Podía sentir como la mirada confusa de Yuuka le martillaba la espalda.

-Espero no cause problemas, Shuuya -La voz severa de la niña le hizo temblar-. Conoces a Endou.

-Lo sé.

Y aún con la advertencia de su hermana, salió del apartamento en camino al restaurante que le había mencionado. A diferencia de Endou, él tuvo que ir en su encuentro.

Mientras iba en el taxi, mirando tras la ventana el lindo paisaje que daba el atardecer, no pudo parar de pensar en su novio y los diversos momentos que estuvieron juntos viendo el cielo de esta forma, incluso si fue antes del campamento o después.

No sabía porque, pero quería verlo.

-Goenji ¿Viniste bien? -preguntó Goushu al estar el contrario frente a él. Había llegado antes y espero a su cita fuera del gran restaurante.

-Si, tome taxi -contestó tranquilo, sonriéndole un poco.

-Ven, vamos a entrar entonces.

Le tomó delicadamente de la mano, como si fuera un cristal agrietado a punto de despedazarse, sintiendo la calidez de aquel sentimiento tan bonito envolverle. Se sonrojó por ello. Endou solía tener un toque único.

Ambos se dirigieron a la entrada, llegando a un trabajador que organizaba las mesas y mantenía el orden con los llegados y las reservaciones. Les atendió tranquilamente y les llevó a su mesa, frente al ventanal que daba el hermoso espectáculo de la ciudad en la noche. El corazón de Goenji bombeo fuerte y pronto sintió nerviosismo. Recordaba aquella cita en un restaurante igual con su Endou, donde decidieron no ir a más lugares así.

-¿Cómo has estado? -preguntó el de mirada morada, sonriendo mientras leía el menú.

-Bien -respondió. Estaba incómodo. Trataba de disimularlo con el menú.

-Me refiero a Endou y a mi propuesta ¿Aún no tienes algo que comentar?

Goushu le miró seriamente, esperando oír las dulces palabras del contrario que esperaba desde hace varios días, pero se notaba que Goenji no tenía nada en concreto. Suspiró.

-Goenji, yo te amo. Demasiado en realidad -Dejó la libreta a un lado, dedicando todo sentido a su acompañante-. Y estoy dispuesto a salvarte de Endou, a rescatarte -Frenó un poco, esperando habla del otro, pero no pasó-. Mi amor es muy grande y no quiero verte sufrir nunca más. Junto a Endou, terminarás sufriendo siempre y yo no me quedaré parado viendo como lloras por él.

Goenji no pudo evitar sobresaltarse.

-¿Cómo?

-Los estuve observando desde que llegué y lo noté al instante. Goenji, las lágrimas de estrellas son difíciles de ocultar.

Palabras tiernas, tactos cálidos, charlas amenas y algo fluidas. Se sentía incómodo, nervioso, aburrido. Goushu era totalmente agradable y sentía una suave calidez recorrer todas sus venas cuando está cerca, pero ahora que en verdad está compartiendo un momento largo con él, no se sentía bien. Era extraño y un revoltijo en su panza le decía que había algo mal. Si bien estaba feliz, no se sentía satisfecho o bien.

Por más que la comida estuvo deliciosa y no hubo momento en que ambos dejarán silencio en el aire, había algo distinto, sentía que le hacía falta algo a tan preciosa velada. «A pesar de todo, Mamoru hubiera hecho algo gracioso al estar aburrido» Pensó inconcientemente, sudando frío al recapacitar en su voz interna.

Ahora entendía.

Si era sincero, sintió la cita pasar a velocidad de la luz, teniendo una sensación de vacío al recordar lo sucedido ahora que estaba a punto de dormir.

Acostado en su suave cama, llegó a sentir un calor tras su espalda y sonrió al imaginarse ser abrazado por su novio en esos momentos. Recordó su cita de hace años.

Había cometido un gran error y solo por sus deseos más profundos, por capricho. Aquella calidez la extranaba con todo el pesar que podría tener, pero la quería de Endou, y como Goushu se la dio, la acepto con mucho gusto, aún a pesar de no notar la necesidad que tenía de sentir lo más bonito del amor. Se dio cuenta que solo estaba usando al chico aún a pesar de este querer ayudarle y amarlo a tan nivel, pero solo era eso: necesidad.

Goenji lo que más ansiaba era sentir el amor, la dulce sensación de ser amado y amar, de la cual su madre muchas veces le contaba. Endou se lo dio, pero también le brindó lo contrario, la otra parte del amor, la que es negativa y lujuriosa: un amor obsesivo. Era claro que tras pérdida, con las muestras de Goushu logró volver a sentir eso que llevaba tiempo perdido solo en sus memorias. Era obvio.

No era amor.

Después de todo, no dejo de comparar la cita con las que tuvo con Endou.

No dejo de pensar en el castaño por más que el rubio le hablaba tan amorosamente.

No dejo de extrañar a Endou como siempre lo hacía.

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Aww, que lindoooooo ¿no?

¿NO?

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