Parte 17 RACHEL

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Después del mal rato que pasé en la competencia, di unas cuentas entrevistas y estuve tomándome fotos con las chicas, además de hablar con Fannia y Arnold.

-Rachel espera...

Me giré y vi a Peter que estaba caminando hacia mí.

Le sonreí. Peter se ha vuelto un gran amigo, hemos pasado tanto tiempo juntos que ya hemos logrado un vínculo, aunque sé que tiene una atracción por mí, pero trato de no prestar tanta atención a eso.

-¿Qué pasa Peter?

-Quiero felicitarte por tu triunfo, tuviste un buen lugar.

Volví a sonreír—Gracias Peter, pero sabes que me hubiera gustado haber ganado.

Peter rio—lose preciosa, pero te esforzaste mucho y es lo importante.

Asentí, sé que trataba de hacerme sentir mejor. Le di un apretón de manos y un beso en las dos mejillas—será mejor que me vaya, además la Princesa Penélope no deja de mirarnos. —reí. —pero te mando mensaje.

Peter sonrió y me volvió a dar dos besos—yo te mando mensaje, que bueno verte Rachel, nos vemos.

Según el pronóstico de la prensa y de las personas del parlamento, sigo sin ser la favorita, y conste que me he esforzado el triple, tengo mi buen número de aficionados apoyándome, pero eso no me basta para poder demostrar que tengo cierta influencia que es algo necesario para ser princesa futura reina. Pero no dejare que algo como eso me desanime, aún no termina la temporada y sé que voy por buen camino.

Me encamine al armario, a elegir algo para la cena de esta noche. Elegí un lindo vestido corto negro de tirantes anchos, estrecho de la cintura para resaltarla aún más y unas zapatillas del mismo tono. Sencillo y elegante. Me metí a bañar y escucho que se abre la puerta.

-¡Rachel!

-¡Me estoy bañando!

Minutos después escucho como se abre la puerta del baño.

-Ethan me dijo que te avisara que llegara un poco antes, te estuvo marcando pero que no contestabas—dijo Thomas mientras se sentaba en una silla que hay en el enorme baño.

-¡¿Cómo?! ¡pero si no estaré lista! —dije mientras me enjabonaba el cuerpo—¿a qué hora te dijo que vendría?

-Como a eso de las ocho y media.

-mierda, no falta mucho—me termine de bañar y me puse la bata—tendrás que entretenerlo un poco si es que no estoy lista para cuando llegue ¿eh?

Thomas asintió—seguro, pero no te tardes, que también saldré yo.

Me sentía como una cita normal, recordando a cuando no sabía que Ethan era un príncipe. Porque realmente nunca me lo hubiera imaginado, y después de tanto, se siente como si nada hubiera cambiado. Él está manejando su auto mientras pone una de sus manos en mi pierna, como siempre ha hecho, y como me gusta. Mientras que yo hablo sin parar de cualquier cosa o cambio de música cada que se me antoja.

Mire a Ethan sonriente—¿entonces? ¿A dónde me llevarás? —pregunte emocionada.

Ethan me miro y sonrió—mi familia tiene una linda terraza a las afueras de la ciudad, te encantara, la vista es sublime, y más en estas épocas.

Asentí.

Al llegar, Ethan aparco en la cochera y me abrió la puerta para ayudarme a salir del auto. Le sonreí y comenzamos a caminar hacia un pasillo para luego subir unas escaleras. Al llegar a la terraza, el lugar estaba adornado con luces, flores, muchas flores y una música bastante romántica, había una mesa lista con una botella de vino. Mire a Ethan sorprendida.

-¿Tu hiciste todo esto?

Ethan se acercó a mí y me rodeo con sus brazos—mis amigos me ayudaron, creí que no sería especial si no lo hacía yo mismo, como antes ¿recuerdas?

Asentí emocionada—lo recuerdo muy bien, siempre me dabas cenas románticas de sorpresa, eran mis favoritas. Muchas gracias amor. te amo—dije al momento de darle un profundo y deseado beso.

-Te amo guapa—me abrazo fuerte, pero sin lastimarme, sus abrazos son los mejores.

Decidimos no hablar de nada que fuera sobre la realeza, sino más bien de cosas triviales. Los dos lo necesitábamos. Pero claro era imposible no hablar sobre eso, al parecer también necesitábamos hablar sobre eso, aunque no quisiéramos.

-Sé que esto ha sido agotador para ti amor—dice Ethan mientras corta un pedazo de carne Kobe.

Encogí los hombros—no tanto, creo que ya me he acostumbrado a todo esto, lo que me preocupa es que sigo sin ser la favorita.

Ethan me miro y asintió—tambien es mi preocupación, pero créeme estaremos bien, a fin de cuentas, la decisión la tomó yo ¿Qué no? —pregunto en tono divertido.

Escuche como algo en un árbol caía. Mire hacia un lado sorprendida—escuche algo ¿tú también? —le pregunte algo nerviosa.

-No te preocupes—dijo Ethan negando con la cabeza—seguro no fue nada, además este lugar es muy seguro.

Asentí no muy convencida, pero pudo haber sido cualquier cosa, aquí hay ardillas así que pudo haber sido alguna o yo que sé.

Terminando la cena, bajamos a una habitación, en donde una cama llena de pétalos rojos nos esperaba, las luces tenues y música clásica eran un complemento muy romántico. Me aventé a los brazos de Ethan, deseaba tanto esto, deseaba poder tenerlo conmigo, hacerlo mío. Rápidamente y con ferocidad nos quitamos la ropa. Sus manos viajaban por todo mi cuerpo haciéndome estremecer, sus besos marcando mi cuerpo y su lengua recorriéndolo eran un deleite para mis sentidos. Mis manos viajaron a su parte intima, para poder masajearlo, escuchar sus gemidos me volvía loca y me daba la energía para seguir haciéndolo toda la noche, estaba lista para él, solo faltaba que hiciera su gran entrada, y lo hizo, yo arriba de él. Comenzando a moverme hacia delante y hacia atrás de una manera feroz, no podía parar, no quería parar, gritaba y gemía del placer tan puro que estaba sintiendo, Ethan levantaba las caderas para que su parte intima entrara mucho más en mí, provocando ciertos dolores y espasmos deliciosos, mientras lo montaba Ethan tocaba mis pechos y les daba ciertos golpes suaves pero atrevidos, golpes ricos, placenteros, de esos que te incitaban a querer más. cambiamos de posición, ahora yo estaba boca abajo con el trasero levantado, solo escuchaba nuestros gemidos, nuestros gritos, nuestras respiraciones sumamente agitadas, nuestros cuerpos chocar. Era delicioso. Su boca paro en mis pechos, donde estuvo un rato ahí, besando, chupando, mordiendo, hasta bajar un poco más y más, hasta llegar a mi feminidad, y ahí estuvo un buen rato, haciéndome sobresaltar de lo rico que estaba sintiendo. Entro de nuevo en mí y estuvimos mirándonos a los ojos en todo el momento que llegamos al clímax, dentro de mí. Sintiéndome libre, pero caliente por dentro, por él. 

¡Mi novio es un príncipe!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora