12. confession

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—¡Sí!

Mina saltó de su asiento, feliz por haber sido capaz de ganarle a su hermano por primera vez después de quince derrotas seguidas; no era su culpa, o tal vez sí, no estaba del todo concentrada y a mitad de las partidas su mente empezaba a recordar a la castaña que había dejado en Hayeang los últimos dos días. No lo iba a negar, constantemente se repetía lo cobarde y egoísta que estaba siendo al huir de esa forma a los sentimientos encontrados, pero necesitaba aclararse, estar lejos de todo ese ambiente y, la llegada de su madre esa semana resultó ser la perfecta excusa, sin embargo, parecía no funcionarle del todo, no importaba en qué circunstancia o a qué hora, el recuerdo latente de esa tonta sonrisa de conejo la atacaba sin piedad alguna.

Al menos en esos cortos minutos de gloria al haber vencido a Kai se olvidó la verdadera razón por la que estaba en esa suite y no en sus clases.

—¡Jodida tramposa!

—Suficiente. — Sachiko apagó el televisor, escuchando las quejas de sus dos hijos. — Vengo escuchando sus gritos desde la mañana y quiero un minuto de paz.

—Joder, ya veo de donde sacaste lo gruñona. — Susurró el mayor recibiendo un golpe en su brazo por parte de la pelirroja.

Ambos observaron en silencio a su madre que sonrió satisfecha por el silencio que había obtenido, necesitaba descansar después de haber estado toda la mañana recorriendo cada centro comercial en Seúl. — ¡No se olviden del almuerzo con su padre más tarde!

—¿Y ahora qué? — El pelinegro se lanzó al sofá mirando a su hermana, esperando que a ella se le ocurriera una forma de divertirse las horas restantes hasta su encuentro con Akira.

—Fue tu culpa por gritar.

—Agh. — Ambos quedaron en silencio, el japonés se removió tratando de hallar una cómoda posición y alzó sus cejas en dirección de la menor.

—¿Qué? No me mires así, tonto.

—¿Ya me dirás por qué estás aquí?

—Quería pasar tiempo contigo y ma…

—¿Tengo cara de idiota?

—Tú lo dijiste, no yo.

—Okay, Mina, sé que nos quieres y que no pudiste tener un mejor hermano que yo porque soy el más guapo y genial, pero a ti no te gusta pasar tiempo con la familia, tú eres de las que se la pasan en su habitación haciendo algún ritual satánico. — El mayor sonrió ante la expresión indignada de su hermana y se acomodó para darle espacio a sentarse. Cuando la tuvo a su lado pasó uno de sus brazos por los hombros de esta para atraerla a su cuerpo. — ¿Te pasó algo en Hayeang? ¿Alguien se metió contigo? Si es así dímelo e iré a matarlo ahora mismo.

—No, no. — La pelirroja negó de inmediato mientras una tímida sonrisa se asomaba en su rostro. — Es decir, sí pasó algo pero no exactamente eso, ehm… yo… creo que sólo estoy tratando de relajarme, no pensar en todas las responsabilidades que tengo en la universidad, ya sabes, exámenes por aquí, tareas por allá. — Y una coreana engreída que la hacía cuestionarse muchas cosas sobre sus sentimientos.

Mina soltó un suspiro observando a su hermano, esperando que se haya creído esa mentira.

—Somi me dijo que eres una enciclopedia andante. — Los dos rieron ante las ocurrencias de su pequeña hermanastra. — Pero ya en serio, ¿segura que sólo es eso?

—Estoy segura.

«¿Lo estoy?»

Después de dos horas evadiendo cualquier tema que estuviera relacionado con esa universidad, llamaron a la puerta; le tocó ver el frío saludo que Kai y Akira tuvieron cuando se vieron, eso no le sorprendía, por mucho que ella y su hermano quisieran acercarse al mayor este parecía tener una especie de escudo para ellos, limitándolo a hablar con ellos sobre cosas superficiales, como los estudios, planes a futuro y cosas que conducían a su propio crecimiento económico.

↳ Greedy ┇ MinaYeon - G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora