14. so sick

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Nayeon miró la puerta por más de veinte segundos, perdiéndose en cualquier punto inexistente de esta mientras arreglaba el muy notorio lazo rojo que había puesto sobre su cabeza al propósito. Esbozó la mejor de sus sonrisas y golpeó la madera dos veces; escuchó cómo una silla se deslizaba por el suelo hasta chocarse con alguna pared y después de poco tiempo, la puerta se abrió dejando ver a una pelirroja con cara de pocos amigos, ojeras adornando su pálido rostro y un tierno color rojo en la punta de su nariz.

— ¿Alguien solicitó una bonita enfermera? — La castaña acunó su propio rostro con sus manos. Apenas supo que Mina se encontraba en cama con un terrible resfriado, no lo pensó dos veces y se autodenominó como enfermera personal de la japonesa. — ¿Ves este lazo? ¡Soy tu regalo por hoy!

— Yo pedí una pizza sin piña. — La menor se giró sobre su propio eje y caminó de vuelta al interior de la habitación, no es que le molestara la inesperada visita de Nayeon, pero en ese momento el dolor de cabeza y cuerpo la hacían más gruñona de lo normal.

— Qué aburrida, Minari. — Nayeon ingresó tras su "paciente"  arrastrando los pies e impidió que volviera a acostarse rodeando con sus brazos la cintura de la menor, a la vez que apoyaba su mejilla en la espalda de esta.

— Nayeon. — Mina sonrió inconscientemente, agradeciendo que la coreana no pudiese verla. — ¿No me dejarás dormir un poco?

— No. — Admitió con su corazón a punto de estallar por ese pequeño momento que tenía al lado de su japonesa. — ¿Cuánto tiempo tenemos?

Esa pregunta se había hecho habitual las últimas tres semanas desde el primer beso que habían compartido. Primero, sí, mas no el último. El único problema era el no encontrar un momento adecuado para decirles a sus mejores amigas lo que ocurría entre ambas y, por consecuencia, pasarse todo el tiempo escondiendo sus muestras de afecto. Eso y el miedo, miedo de Nayeon a ser juzgada por Eunha por haber roto el código de amistad al haberse fijado en la persona que su amiga tanto quería. Pero no era su culpa, todo lo que había surgido con la japonesa ninguna lo había planeado.

— Una hora, tal vez dos. Jeongyeon tiene un examen importante hoy.  — Cerró sus ojos por un segundo sintiendo estos más cansados, había dormido casi todo el día y no parecía ser suficiente, las pastillas que había tomado no le estaban haciendo efecto y ahora tenía que lidiar con una linda enfermera sin título. Llevó sus manos hasta los brazos de la mayor y los acarició. — ¿No te importa perder clases?

— Ya estoy aquí. No me importan. Tú me ayudarás después.

— ¿Yo?

— Sí, tú. Te estoy cuidando, así que me tienes que pagar de alguna forma. — Comentó emocionada. Después de un largo rato en esa posición decidió soltar a la menor - muy a su pesar - y ayudarla a que volviera a acostarse.

— Entonces, tu idea es que yo te ayude a ponerte al día en clases a las que no fui. — Se burló.

— Cállate, Myoui, a ti no se te hará difícil comprender los temas como a mí. Eres una maldita genio. — Ocultó una sonrisa al ver esa expresión indignada mientras la arropaba como si de un bebé se tratase. Un momento digno de recordar.

— Sólo te aprovechas de mi inteligencia.

— Claro. — Nayeon se inclinó y besó la punta de la irritada nariz de Mina, logrando que esta sonriera y enseñara sus encías mientras que sus ojos formaban dos medias lunas. La castaña se abstuvo de lanzarse sobre la menor y comérsela a besos por lo adorable que se veía. Nadie creería que esa tierna pelirroja podía luchar contra cualquiera y salir victoriosa.

— Deja de hacer eso. — Pidió la menor, avergonzada como nunca. No había duda que estar enferma la ponía como una completa idiota que caía fácilmente ante los encantos de la coreana... o sólo era el efecto natural que tenía Nayeon sobre las personas, no lo sabía, el punzante dolor en su cabeza no le permitía pensar con claridad.

↳ Greedy ┇ MinaYeon - G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora