Dies quartus: Cuarto día

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Luego de dar mil y una vueltas en la cama logro dormirme.

20 de abril de 2010

Una semana pasó desde que conocí a Leo. Era la segunda clase de taller; la semana de evaluación. Estaba nerviosa. Habíamos estado los últimos siete días juntos, nos conocíamos mejor sin haber planeado hacerlo y cada vez me sentía más loca por él.

Salí de la clase de sanidad del brazo de Massiel que aún estaba enojada conmigo por "cambiarla" por Leo.

– Vamos, algún día tendrás que perdonarme, además tú te la has pasado con Xavier esta semana y no te he dicho nada. – Rodé los ojos tratando de quitarme la culpa de encima y excusar mis acciones.

– Ya, pero no es como si te molestara mucho. Te lo saqué de encima y te la has pasado con Leo. Si hasta parecen los mejores amigos, y a mí me has dejado de lado – Me quitó la mirada dirigiéndola hacia otro lado haciéndose la ofendida.

– ¡Hey! – La voz de Leo me hizo respingar. Massiel bufó y rodó los ojos harta. – ¿Qué tienen ahora? – Preguntó con una sonrisa amigable, algo que ya me había acostumbrado a ver, pero que no era común con nadie más.

– Ventana de cinco horas. – Me quejé, harta.

– Si quieres puedes venir conmigo a la clase de economía que tengo ahora. – Dijo con amabilidad – Como son las últimas no hacemos mucho

– Esta bien. – Sonreí y accedí sin pensarlo haciendo que Massiel soltara violentamente mi brazo

– ¿Qué mierda, Trini? – Estaba molesta, muy molesta. Mierda Me miraba a mí y a Leo con el entrecejo fruncido

– Massi... – Empecé a decir

– No, nos vemos en clase. – Me interrumpió. Con una media vuelta caminó rápido hasta la cafetería para alejarse de nosotros.

– ¿Y a ella qué le pasa? – Preguntó Leo algo confundido siguiéndola con la mirada

– Piensa que la estoy cambiando por ti. – Arrugué la nariz, contrariada y encogí los hombros

– ¿Está celosa? – Enarcó una ceja – ¿Qué no está un poco grande ya para las escenas de celos de amiga? – No respondí, no iba a darle la razón. Aunque estuviera de acuerdo, si no ¿de qué lado estaba? – Vamos – Asentí con la cabeza

La clase a la que lo acompañé era la que menos me gustaba, grandioso, por mi embelesamiento ahora estaba atascada en una clase que odiaba y que tendría que vivir dos veces.

– Toma – Me dijo y entregó un auricular para compartir. – No hacemos mucho porque ya pasamos toda la materia y los que nos eximimos podemos hacer lo que queramos

– ¿Y por qué no faltas y te quedas durmiendo? – Pregunté mientras me ponía su auricular.

– Me gusta tener asistencia perfecta. – Encogió los hombros y obvió mi risa burlona. Entrecerré los ojos.

– Claro, pero a mí me haces faltar – Dije empujándolo ligeramente con la mano. La música de Leo me tomó por sorpresa. La voz rasposa y gitana de Alejandro Sanz me cantó al oído.

"Quisiera ser el aire que escapa de tu risa, quisiera ser la sal para escocerte en tus heridas, quisiera ser la sangre que envuelves con tu vida quisiera ser el sueño que jamás compartirías"

Lo miré mientras él garabateaba algo en su cuaderno. Amaba la música así que, feliz, me dejé llevar. No canté. Claro que no, lo hacía fatal, si cantaba de seguro los vidrios se rompían y un meteorito caía en medio de la universidad.

Casi, casi te recuerdo. Serie Casi, Casi #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora