Amor omne vitae: El amor de toda la vida

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Seis años después
7 de diciembre de 2018

En la cocina, Trini maldice frustrada por no encontrar el encendedor para las velas de la torta de seis años de Simón. Una torta temática de un videojuego para cincuenta niños gritones y hambrientos.

– ¿En dónde lo metí? – Susurra para sí misma agachada en el piso buscando en el fondo de un mueble de la cocina.

– ¿Qué buscas? – La voz de Jaime, el primo hermano de Trini, la asusta haciendo que golpee su cabeza con la parte superior del mueble.

– Aiiiiss. – Se queja y soba la cabeza. – ¿Tienes fuego?

– Si, toma. – Jaime saca de su bolsillo un encendedor recargable

– ¿Todavía tienes esta cosa? – Pregunta enternecida mirando la figura ateniense que sobresale del encendedor. Se lo había traído de regalo después de su fallida casi-boda en Grecia. Estaba todo pagado así que, aun cuando fue prácticamente plantada en el altar, decidió disfrutar de su tiempo en Grecia. Si es que se le puede llamar disfrutar a vomitar cada mañana de cada día y cada que sentía el olor del mar.

Narrador.

¿Si, dime?

Te callas o te callo

¿Quieres seguir tú?

Puedo hacerlo mejor que tú

Perfecto entonces, continúa.

Lo siento por eso. No fue la mejor época de mi vida, no. Pero el nacimiento y crecimiento de Simón hizo que todo valiera la pena.

Salgo de la cocina con la torta en las manos, cantando "Feliz Cumpleaños" a lo que todos siguen.

Simón es la viva imagen de Leo y a veces eso logra entrar en mis poros, su piel color mocca y carácter fuerte, por no decir molesto. Todos los días al verlo recuerdo el sentimiento de ser plantada por el supuesto amor de mi vida, pero a la vez recuerdo que salí adelante sin necesitar nada de él.

Los ojos de color castaña de Simón brillan al ver su torta de minecraft, un juego de computadora que ama con su vida. Sopla sus velas con ilusión y todos aplaudimos.

Que la muerda, que la muerda. – Canturreamos divertidos los adultos y los niños a la par. Jaime preparado detrás de Simón para hundir su cabeza en crema recibe una advertencia de mi parte con una sola mirada.

Si, muy amenazante. Salta una poco bienvenida voz en mi cabeza.

Calla.

El sonido del teléfono celular me distrae de la pelea interna entre mi mente y mi voz. Miro la pantalla, un número desconocido, qué raro.

– ¿Diga? – Contesto mientras me alejo del salón principal donde los niños gritan y corretean.

– Señorita Altamirano, habla con Isabel Vidaurre de Hotel W. La llamo porque ha quedado seleccionada para una entrevista de trabajo en el Restaurante "Memento Lux" para mañana a las diez de la mañana. ¿Está disponible? – No te creo. Me quedo sin palabras. Meses llevo esperando que me llamen para un puesto en ese lugar, quiero gritar, saltar y llorar, pero mantengo la calma.

– Claro, ahí estaré. ¿Qué debo llevar? – Pregunto tranquila

– Solo su currículum y referencias. – Responde ella con amabilidad

– Genial entonces, ahí estaré. – Aseguro tratando de ocultar en mi voz la sonrisa de oreja a oreja que se dibuja en mi rostro

– La esperamos. Que tenga buena tarde. – Cuelgo el teléfono. Tres, dos... Uno

Casi, casi te recuerdo. Serie Casi, Casi #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora