infirmitatem: Debilidad

3.6K 400 47
                                    

Me tomo un café sentada en la terraza. Ni ánimos de fumar me quedan, pero lo hago igual para pensar en algo, lo que sea, con tal de no pensar en la pregunta de Simón. En mi mente trato de calmar el asunto y verlo de manera objetiva, hago una lista de pros y contras de soltar la cuerda:

Pros:

Volvería con Leo

Ya no sería tan difícil verlo

Simón podría tener una "familia normal"

Contras:

Confundiría a Simón

Podría abandonarme otra vez y esta vez también abandonaría a Simón.

No me recuerda

Tarde o temprano sabrá que le mentí

¿Quien? ¿Simón o Leo? Suspiro. Ambos.

Podría enumerar un sin fin de contras... Pero ¿Por qué pesan más los pros? Esto es demasiado complicado. Debo decirle que olvide lo que pasó y que no puede volver a pasar, que somos solo jefe y empleado, y que así será hasta... ¿Hasta cuándo? No planeaba irme de ese trabajo y no puedo irme solo porque no puedo sacar a Leo de mi cabeza, no puedo ser tan inmadura... Bueno, que solo podemos ser jefe y empleado y punto. Debo cuidarme y a Simón, es lo mejor, debo pensar en los dos. Necesito decírselo lo antes posible. Miro mi teléfono, sopesando. No, por teléfono no se lo tomará en serio, tiene que ser en persona.

Estás inventándote excusas para verlo de nuevo, es más que seguro que quieres verlo en la fiesta. Verlo en sus mejores ropas siendo profesional y simpático con todos, que te presente como novia y levemente tome tu cintura con la palma de su mano para mostrarles que eres suya. Que la primera pieza de baile, la baile contigo y que en medio de esa romántica canción te bese frente a todos. Que te vea su hermana Isabel esa que tantas veces lo hizo llorar, que te vea la pelirroja esa y se retuerza de la envidia. "Usa algo rojo" fueron sus palabras

Sacudo la cabeza. No puedo ir, no puedo. No debo. Claro que no. Me digo a mí misma, consciente de que no estoy completamente convencida.

– Vivi. – Entro sin preguntar a la casa trasera donde vive mi hermana pequeña. La veo acostada semidesnuda abrazada a un tipo igual de semidesnudo, pongo cara de "la he cagado perdón" pero continúo hablando sin mirar. – ¿Tienes algún vestido rojo no muy formal? – ¡Lo sabía! Ignoro la voz en mi cabeza que me juzga por la decisión final que tomo. Solo voy para aclarar las cosas y conocer a franco, solo voy para aclarar las cosas y conocer a franco. Me repito una y otra vez. Tal vez mientras más lo repitas más te lo creas. ¿Por qué me hago esto?

Vivi, luego de echarme a patadas de su espacio personal y de vestirse, me entrega un vestido precioso color borgoña, de hombros descubiertos y cola suelta, además de unos modestos tacones del mismo color.

Llamo a papá para preguntar si puede cuidar de Simón esta noche. Puede, así que en unas horas vendrá por él a casa. Despierto a mi pequeño de su siesta de películas y le doy una leche con galletas mientras preparo su cena.

A las ocho de la tarde papá llega por Simón y, como solo voy por un rato, le prometo pasarlo a buscar para que no me extrañe demasiado.

Me quedo mirando a la extraña en el espejo, estoy más acostumbrada a los atuendos de mamá, los deportivos o los atuendos de trabajo. Así que el vestido rojo que acentúa mis caderas y busto me hace ver fuera de lugar. Ato mi cabello, rubio teñido, en una coleta alta para aprovechar de mostrar lo que el vestido supone mostrar: hombros y cuello. Como el vestido es muy llamativo decido no usar demasiado maquillaje más que un poco de máscara y labial, luego de aplicar base e iluminador como me enseñó Vivi.

Casi, casi te recuerdo. Serie Casi, Casi #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora