Tempus perpendiculare: Una capsula de tiempo

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– Me encanta este perfume. – Dijo Trini rociándose el cuello exageradamente. La miré y me reí con humor. – Es coco, es lo más cercano que estaré al Caribe por ahora. – Lo guardó en una de las cajas.

– A dónde vamos hay Caribe. – Me acerqué y la abracé. – Te amo

La imagen se desvanece tan pronto como llegó, el olor a coco me trae a la mente un tiempo mejor, feliz. La nostalgia por todas las cosas que hay dentro de la bodega me llena y me desparrama, me quedo solo. Cierro la puerta detrás de mí y veo todo a mi alrededor. No reconozco nada, pero el olor es imposible no reconocerlo, es como si el olor de la botella de perfume de coco que se cayó y rompió, probablemente durante un temblor, hubiera encerrado en sí mi pasado con todas mis memorias y las hubiera derramado en el piso.

Busco entre las cosas ¿Qué estoy buscando? Sobre una caja hay una chaqueta, delgada y pequeña color verde militar. La tomo y la acerco a mí. El olor de la chaqueta se oculta tras el olor del perfume roto, pero aún lo percibo, es como si la tuviera entre mis brazos aún. Como si aún la estuviera abrazando en esa cama de hotel, como si aún su pelo rubio me estuviera acariciando el rostro. Ellos no mentían, Trini estuvo aquí, conmigo. Estas cosas lo demuestran.

Sigo buscando entre las cosas y me encuentro con una fotografía enmarcada. En ella salimos Trini y yo abrazados contra la luz del sol en una playa que no reconozco, somos más jóvenes y ella tiene su cabello más largo de lo que lo lleva ahora, nos vemos felices. Miro a mi alrededor, esta bodega. Esta cápsula del tiempo es mi prueba. La prueba de que algo existió, de que lo que siento por ella no es al azar, no es repentino, es algo que he sentido por ella antes y si yo no pude olvidar el sentimiento, aun cuando olvidé todo lo demás dudo que ella pueda hacerlo. Solo me queda una cosa más que probar.

Me marcho con un álbum de fotos, la chaqueta verde militar, unos libros, una caja de joyas y una caja con cartas. Me despido de la mujer que antes me guio y digo que vendré pronto a buscar las cosas de la bodega, así no se sorprenden con mi llegada la próxima vez. Aún hay mucho por investigar en ese lugar, pero me alegro de que al menos ahí sí hay algo.

Parto con rumbo hacia el restaurante donde acostumbramos a comer con Isa. Me pido una botella de vino blanco para acompañar el ceviche que planeo comer en cuanto llegue mi hermana.

Tomo algunos sorbos mientras le echo un vistazo a las fotos. Algunas instantáneas de Trini riendo con los ojos cerrados, otras de ella haciendo puchero. Me hacen sonreír, me hacen pensar que en algún momento ninguna complicación fue más grande que nosotros, me hacen querer volver atrás el tiempo. A esos días en los que yo me veía feliz porque estaba con ella. Reviso mi teléfono. Nada. Trato de calmarme, debo darle su espacio, no quiero ser invasivo y romper todo lo que podríamos recuperar. ¿Y qué si ella no lo quiere recuperar? ¿Y qué si fui yo quién le hizo daño hace tantos años? ¿Y qué si Simón no es más que un recordatorio del daño que le hice y verme solo le hace peor? ¿Y qué si nunca más responde porque aún le hago daño? El ruido de la silla que corre mi hermanita me despierta de las preguntas que me atormentan.

– Hola tontín. Veo que ya pediste. – Con su singular presencia segura, llama al mesero para pedirle un jugo natural. Se nota a kilómetros lo acomodada que es nuestra familia, solo por ver la postura que tiene. – Te ves raro ¿Pasó algo?

– Me he enterado de un par de cosas y aún no logro procesarlas muy bien, todavía hay partes del rompecabezas que no me calzan. – Explico. – Yo quiero un ceviche mixto con pulpo y una porción de papas bravas. – Pido con seriedad y apenas mirando de reojo al mesero.

– Ugh, yo no soporto el olor a pescado en mí así que, por qué no me traes un plato de fetuccini Alfredo. – La sonrisa de falsa modestia de mi hermanita termina por hacer derretir al mesero y yo ruedo los ojos. – ¿De qué te enteraste? – Me pregunta al cabo de un rato cuando nos llegan los platos para comer

Casi, casi te recuerdo. Serie Casi, Casi #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora