Capítulo 21. Ver más allá

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El tiempo en el centro de rehabilitación fue un tormento, admitir mi vulnerabilidad fue sencillamente algo humillante, reconocer que era débil no fue en absoluto nada sencillo, siempre tuve la idea que podía controlar lo que sucedía conmigo y las adicciones también me di cuenta que otros compañeros como Obito, de quien me volví ligeramente cercano, pensaban lo mismo. Las drogas, esas adicciones que teníamos y esperamos mantenerlas en el pasado nos dominaban no nosotros a ellas, cuando al fin lo aceptamos todo se volvió más emocional.

Recordé mis veces anteriores en un centro de este tipo, mi terquedad, demostrar que podía dejar de consumir de un momento a otro, que yo lo controlaba, me hizo regresar en 8 ocasiones, al final la última vez lo logre, fue un esfuerzo que me consumió y del cual en cierta forma me enorgullezco; si no fuera porque al final fallé, nunca fue definitivo.

Era un absoluto golpe participar en las charlas sobre como fracasé en cada intento por no aceptar las cosas como eran. Yo no tenía el control de mi adicción, entonces pude comenzar a luchar con ella desde otra perspectiva, dejarme ayudar como dicen, buscar una motivación. Un cambio de una emoción fuerte y negativa como lo era lo que me provocaban las drogas por un sentimiento intenso, mucho más fuerte y esta vez positivo.

Me centré en Boruto y en...Hinata, era renuente a rendirme y a ella es importante, en pasado, presente y futuro. No quería dejarla marchar, era un reto por el daño que cause a todos con mis malas decisiones pero racionalice que incluso un bastardo como yo merecía un final feliz.

Una sonrisa suave se formó en mi rostro, in tocar mis ojos al observar el comité de bienvenida que esperaba el regreso de Hinata y por supuesto de nuestro hijo. Aún percibía sus ceños fruncidos y toque de remordimiento pero no sentía odio en ninguno. Eso era un alivio. Supuse que al enterarse de lo sucedido no se atrevían a juzgarme pero tampoco era santo de su devoción. Lo sabía y lo aceptaba, no era para menos.

- ¿Qué es eso? – Sakura arqueaba la ceja en dirección al pequeño abrigo que traía en mis manos.

- Un abrigo de bebé ¿Crees que le sirva? – La expresión divertida y enternecida de Sakura me alegro, aunque como siempre era capaz de ponerme un poco nervioso y hacerme hablar de más – Bueno, llegan de noche y han estado haciendo unas noches realmente frías – La peli rosa tomo el pequeño abrigo y lo puso sobre su reciente pancita. Era un poco grande para ella. – La vendedora me dijo que era la talla estándar de los niños de 6 meses.

- Es adorable ¿También le compraras cosas a mi bebé? – Me reí de su expresión inocente. Sasuke a su lado desvió la mirada, evitando verse enternecido por la reacción un tanto infantil de su esposa. La boda fue adelantada un poco para que Sakura fuera capaz de usar su vestido de novia, aunque 15 días atrás, su pequeña panza de embarazada era un tanto evidente.

- Por supuesto – Les sonreí a ambos, a pesar de las especulaciones sobre que se casaron por cubrir apariencias yo sabía que no era cierto.

- Debes haberte visto divertido en una tienda de infantes – Se burló Sasuke – Pareces más un motero que un papá – Estaba haciéndome enojar pero el continuó - ¿Asustaste a la pobre chica?

- Ya cállate – Le di un golpe ligeramente fuerte sobre el brazo, él ni se inmuto. Mire mi reloj, el avión debía de estar por llegar. Sakura se alejó un poco para hablar con los demás presentes, específicamente Toneri, el tipo se miraba tan sonriente.

- ¿Cómo vas con...- No terminó la pregunta pero yo sabía bien a lo que se refería.

- No es fácil, aún se me acercan algunos expendedores, a pesar de rechazarlos son insistentes, lo sabes – Intente quitarle tensión al ambiente, sonando un poco despreocupado.

- ¿Por qué no fuimos chicos normales en el grupo de lucha del colegio? – Sonreí al sentir que ya no se culpaba.

- Nos expulsaron – Me reí ante los buenos recuerdos.

- Tres veces creo – Negué divertido.

- Fueron cinco – Afirmé.

Pasamos el tiempo recordando entre risas y golpes. Al fin era capaz de sentirme ligero, sin el peso del mundo sobre mis hombros, era capaz de conectarme con lo real y no tenía nada que envidiarle a las otras sensaciones artificiales, de hecho era mejor. Me reprendí por abrir los ojos tan tarde, pero volví al presente, con el pasado no podía hacer nada.

Mi madre, mi padre y mi abuelo decidieron venir también, había algunos problemas en la empresa de los que no dejaban de hablar, pero conforme a las recomendaciones para construir mi vida debía dejar de intentar salvar a todo el mundo por ahora necesitaba salvarme a mí mismo, por eso el atuendo de motero, estaba intentando ser quien era, odiaba los trajes elegantes, incomodos con tela que provocaba una picazón insoportable. También decidí dejar la oficina, yo no estaba hecho para eso, necesitaba moverme y estar en espacios abiertos, deseaba estar presente en la obra y no solo aprobar los planos, necesitaba esa acción, sin demasiada burocracia.

Después de unos minutos más los pasajeros del vuelo en que venía Hinata con mi hijo empezaron a salir, siendo recibidos por familiares y seres queridos y ahí estaba ella con la rubia agresiva de la vez pasado junto a nuestro pequeño milagro.

Decidí darle lo que quería, no la vi a ella, vi más allá, a nuestro hijo. Con un asentimiento respetuoso lo tome en brazos. Cuanto había cambiado, estaba dormido pero despertó rápidamente, al parecer Hinata olvido el clima de Tokio en esta época, tome el pequeño abrigo y sonreí al ver que le quedaba, no preciso, de hecho un poco grande, pero eso no era un problema.

- Bienvenidos – Le susurre a Boruto y le dedique una mirada de soslayo a Hinata, tanto ella, su nueva amiga y yo con Boruto en brazos estábamos siendo rodeados por nuestros amigos y familiares.

Notó mi mirada de inmediato y sonreí en promesa que aún no me rendía, solo mi estrategia cambiaria, regrese mi vista a nuestro hijo sonriendo como el idiota que era al notar como le afecto mi mirada. Aún le afectaba, aún tenía oportunidad.

Entendí que si quería lograr algo debía ser lento, paso a paso. Ser directo fue un desastre pero no iba a rendirme el premio era demasiado grande y hermoso como para darme por vencido.

Las tonalidades del amor [NaruHina]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora