Capítulo 22. Presentimiento

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Los primeros días mientras organizaba mi casa victoriana me quede en casa de mi padre, lo cual le hacía muy feliz hasta llegaba temprano. Naruto, Ino, Kiba y Shino me ayudaron a organizar la casa y limpiarla a profundidad. Cuando estuvo lista fue momento de comprar nuevos muebles en específico para el cuarto del pequeño rubio.

Hice las compras en compañía de Naruto, mantenía una postura respetuosa y algo aislada, estaba completamente centrado en las necesidades de Boruto y aunque eso era lo que quería desde un principio me hacía sentir inquieta. Todo iba demasiado bien y eso me parecía sospechoso.

- Estas paranoica – Refuto Ino – Tal vez ya entendió que estas fuera de los límites. – Asentí dudosa de darle la razón

- Tal vez tengas razón – Pero no se sentía de esa forma.

Los días pasaron sin ninguna novedad hasta que fue hora de marcharse, algo que aunque no lo dijera ni expresara Hiashi Hyuga le dolía de alguna forma, pero era difícil saberlo, mi padre continuaba con esa mirada de dolor y fuerza inquebrantable desde la muerte de su esposa, perder a mi madre fue como opacar la luz de nuestra familia, ya nunca sería como antes.

De camino a mi casa le pedí que hiciéramos una parada en el cementerio, probablemente no era el mejor lugar para un bebé pero solo sería momento, tenía la intensa necesidad de hablarle a la tumba de mi madre, contarle lo que me había sucedido en el tiempo que no vine a visitarla y presentarle a su nieto

- Estoy segura que lo amarías, no, estoy segura que lo amas desde donde te encuentres – Mi padre no lo soporto y regreso al auto.

Regrese al auto y sin decir nada mi padre nos ayudó a instalar algunas cosas antes de marcharse. Le di un abrazo antes de marcharse y pude ver lo afectado que se encontraba - "No habrá nunca otra más después de Hana, ella estaba hecha a la medida de mi alma y se llevó un trozo que solo recuperare cuando me lleve la muerte" – Esas eran las palabras que siempre pronunciaba mi padre cuando intentaban presentarle a alguien.

La imagen de Naruto apareció en mi cabeza. Él aún seguía con vida claro pero estaba tan lejos de mi como mi madre de mi padre. La diferencia es que ellos se amaron intensamente mientras que en mi relación con Naruto solo hubo amor de mi parte.

El sonido de mi respiración se hizo más fuerte en el silencio y la soledad del cementerio. Una parte de mí, la más loca y de romántica empedernida esperaba que de alguna manera Naruto y yo pudiésemos formar una verdadera familia para nuestro hijo, estar juntos era el anhelo más desesperado de mi corazón pero no iba a dejar que el rubio se convirtiera en un para siempre roto.

Por lo que acepte salir con Toneri un par de semanas después, me sorprendió que Naruto se ofreciera a cuidar a Boruto y para ser sincera aún estaba nerviosa por su reciente recuperación pero ya que se quedarían todos en casa de Minato y Kushina no vi ningún problema.

- El tipo parece un cubito de azúcar – Comentó Ino mientras me ayudaba a organizarme un poco antes de salir – Es tan dulce, podría comérmelo de un bocado – Sonreí divertida por su comentario. Ino no tenía remedio.

Naruto vino por nuestro pequeño rubio un par de horas atrás así que estaba sola junto a mi buena amiga.

- Le empezaron a salir esas canas en el colegio – Le conté.

- Y no le quedan nada mal – El tono sugerente que había usado me hizo sonreír más – Ya en serio es un buen tipo y por lo que se ve le gustas mucho.

- Me pregunto si será buena idea. Nunca lo he visto con esos ojos – La verdad solo había puesto mis ojos en Naruto y nunca desvié la vista de él.

Ino se pasó el resto del tiempo convenciéndome sobre que merecía una oportunidad y darle la oportunidad a Toneri de hacerme feliz. La rubia incluso llego a confiscarme el teléfono cuando pensé que lo mejor era cancelar la cita. Me obligue a ser positiva mientras Toneri me guiaba a su auto.

- Estás muy hermosa.

- Gracias.

Mientras el conducía y me comentaba sobre lo deliciosa que era la comida del restaurante al que nos dirigíamos me perdí en mis pensamientos ¿Cómo estaría mi bebé? ¿Qué estaría haciendo? Y Naruto... Negué con la cabeza.

Toneri sonrió al abrirme la puerta y aunque luche contra ello solo fui capaz de comprar su sonrisa con la de Naruto. La de Toneri era opaca en comparación.

La cena fue agradable, pero nada romántico de mi parte, ese tipo de sentimientos no afloraron en mí. Era como salir con un buen amigo, no alguien que te interesaba para algo más. Entonces me reprendí por aceptar la cita y con eso ilusionar a Toneri. No lo merecía. Un suspiro se me escapó, fue una mala decisión.

- ¿Quieres ir a otra parte? – Fruncí el ceño, que extraño.

- Llévame a la casa de los Namikaze Uzumaki por favor – Me puse alerta ¿Qué clase de cosas estaba pensando Toneri?

- ¿Por qué? – Algo definitivamente no iba bien.

- No tengo que darte explicaciones – Me defendí. Estaba actuando como un idiota.

Salí del auto y me dirigí al aparcamiento del restaurante para buscar un taxi que me llevara completamente furiosa conmigo y con quien consideraba mi amigo.

- ¡Hinata! – Me llamó y antes de subirme al auto espere que llegara donde me encontraba.

- Escucha bien. Ahora entiendo lo equivocada que estaba en aceptar salir contigo pero aparte de eso no te he dado ninguna razón para creer que me iría de aquí a otro lugar contigo o que inmediatamente estamos en una especie de relación porque no es así – Lo enfrente, se tragó sus palabras con ira y entonces lo dejé en ese lugar para ir por mi hijo.

Cuando llegué nadie pregunto nada por el contrario Naruto se portó muy amable ofreciendo acompañarme a casa. Insistí en que no era necesario pero se negó.

- Es tarde – Argumentó – No dejaré que se vayan solos. Si insistes en ir en taxi está bien, pero iré con ustedes.

Acepté, después de todo él se estaba comportando amablemente y se preocupaba por nuestro hijo. No era descabellado. Sonreí ante las caras de los abuelos de Boruto, llenas de amor y algo de tristeza por tenerse que alejar de él. El alivio me invadió al tenerlo nuevamente en mis brazos completamente dormido.

- ¿Qué tal la cita? – Preguntó Naruto después que el taxi comenzara a dirigirse a mi casa.

- Estuvo bien – El rubio parecía tan relajado, no había tensión en el como si la pregunta y la conversación no fueran incomodas.

- No lo creo - Dedujo después de examinar mi expresión con los ojos entrecerrados y sonriéndome un poco después de hablar. Tenía una sonrisa tan hermosa.

No respondí, entonces Naruto comenzó a contarme sobre lo que había hecho con Boruto y como se comportó, me reí un poco cuando comento sobre la buena puntería de nuestro hijo.

- No te burles. Me dio en un ojo – Eso solo hizo crecer mi risa

- Agradece que no tenías la boca abierta – Una risa fresca llenó el auto y me espanté por permitirme soltarme de esa manera con él.

Entonces el taxi se detuvo y corto la leve conexión.

Las tonalidades del amor [NaruHina]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora