Capítulo 26. Alivio

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Los días pasaron, no estoy seguro cuantos fueron a decir verdad, solo seguía la rutina. Trabajaba, comía, visitaba a Sasuke y Sakura de vez en cuando y cada día pasaba a la casa de Hinata al terminar el día para pasar algo de tiempo con Boruto.

Estaba algo loca, emocionalmente hablando.

Quiero decir que en serio pasaba de un estado de humor a otro en cuestión de segundos, podía ser amable en ocasiones preocupándose porque no recayera, cosa que no hice y no planeaba hacer, otras veces solo me hablaba en tono de "únicamente es el padre de mi hijo" esa voz me helaba cuando hablaba de esa manera, dolía, sin contar con que no me miraba a la cara en esa situación; luego pasaba toda la cosa de la mujer herida y los gritos, aunque era poco frecuente y lo comprendía, y finalmente lo de ignorarme que era como cien veces peor que todo lo demás.

Hacía un esfuerzo por entender cómo debía sentirse, y básicamente me sorprendía que alguien pudiera tener tantos sentimientos juntos, debía ser una completa locura.

Me recordaba constantemente que era la madre de mi hijo, la mujer que amo y a quien más había lastimado, nunca hice nada con intenciones de herirla pero el resultado era el mismo. Yo la había lastimado, así que tenía derecho pero ya estaba absolutamente cansado de estar recibiendo golpes, emocionales o físicos ya había tenido suficiente.

Básicamente quería abandonar la lucha por lo que más deseaba, el amor de Hinata y la construcción de una familia

Simplemente no quería seguir siendo el saco de golpes, por mucho que lo mereciera, no era sano y desde mi punto de vista tuve más que suficiente. Yo aprendí la lección, después de todo el dolor que ocasione y también de lo que sufrí.

Estaba harto que todo el mundo viera victimas de mis errores en todas partes, mi familia, mis amigos y por supuesto Hinata y era cierto, yo los había lastimado y me culpaba cada día sobre eso, pero no era justo, al menos no para mí, que nadie me viera como víctima a mí también, yo fui víctima de las drogas y de mi propia idiotez... este idiota estaba harto que lo señalaran como el malo de la historia.

Si bien tampoco era el bueno, no podía seguir dándome golpes de pecho, ni pensando en el pasado y todos los errores que habían tras de mí. Tengo un hijo y Boruto tendría un padre como merecía, uno bueno, si no logre darle una familia como es debido bien podría esforzarme por ser el mejor padre para él.

- ¿Entonces qué opinas? – La rubia que ahora sabía se llamaba Ino parpadeo sorprendida ante mi petición.

- ¿No tendrías que hablar sobre eso con Hinata? - Preguntó, yo deje escapar aire cansado.

- Por si no lo has notado, ella no quiere hablar conmigo – Señale hacia el jardín con la cabeza donde Hinata permanecía sobre el piso y con los audífonos puestos.

- ¿Por qué quieres que sirva de intermediaria entre ustedes? – Lo pensó un momento y su ceño se frunció con molestia – No me agrada llevar a Boruto de un padre a otro, él no es un paquete y yo no soy una mensajera ¿Por qué haces esto? – Observe a quien era la madre de mi hijo, sudada, exhausta pero también hermosa y radiante.

- Creo que sería más fácil para ella sino tiene que verme – Aleje mi mirada en cuanto el cuerpo de Hinata se tono rígido, supe que notó mi mirada – Escucha no sería por mucho tiempo, solo unos días un mes como máximo – Ino lo meditó.

- Así que... ¿te rindes? – Esas palabras me cayeron como un balde de agua fría – Vaya – Ino me observo – Te pusiste pálido, no creí que fuera posible – La rubia se estaba divirtiendo demasiado con mi reacción.

- Yo nunca me rindo – Regrese mi vista a Hinata que ahora plantaba un girasol – Nunca lo he hecho al menos y si soy sincero ahora mismo me siento como un soldado sin causa en lo que respecta a Hinata – Me reí de la ironía – Ni siquiera sé porque te digo esto, me pateaste las bolas.

Ino se rio con fuerza, en realidad era una buena persona y me agradaba. Entonces mis padres regresaron con el Boruto y un bolso enorme del que se asomaba un peluche naranja.

- Ya está todo listo – Sonreí y fui directo por mi hijo, me encantaba sostenerlo en mis brazos y cada vez que lo hacía sentía que era cada vez más grande.

- ¡No! – No decía mucho pero era contundente, tendría que acostumbrarme.

La mayoría de sus palabras eran balbuceos tiernos pero "No" lo aprendió con total claridad y determinación.

Boruto quería caminar cada vez más por sí solo, era un niño determinado pero me asustaba un poco, la preocupación era normal creo aún le faltaba una semana para cumplir su primer año. Teníamos que ser todos muy cuidadosos y estar pendientes de cada movimiento que hacia el pequeño rubio.

Nos despedimos y pronto nos encontramos de camino a casa, Boruto pasaría con nosotros el fin de semana; eso si no hacia una pataleta, era extraño para el estar sin su madre y le asustaba, era normal; pero debido a nuestra extraña familia parecía ser algo a lo que tendríamos que acostumbrarlo, mamá y papá no estaban juntos. Un suspiro se me escapo al ver como mis padres estaban hechizados por su nieto y yo conducía.

Sentí que a pesar de nuestra familia fracturada todo estaría bien, si bien no eran las mejores condiciones, Boruto era amado.

Las tonalidades del amor [NaruHina]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora