2.

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—todo comenzó hace un año... -contaba temo con voz baja.— mi padre murió, en un accidente automovilístico, m-mi madre dice que yo tengo la culpa pero... no lo sé. después de su muerte yo me quedé con mi madre los primeros días estaba bien, nos dábamos apoyo entre sí, hasta que días después... comenzó a beber y golpearme, todos los días, me gritaba que fue mi culpa que mi padre haya muerto, ella... ella decía que no merecía vivir, y las palabras me dolían más que sus golpes y el hecho de que mi padre no estuviera me dolía más. él siempre me apoyó. mi madre me sacó de la escuela por lo cuál dejé de estudiar y mi mejor amigo... él simplemente se alejó por miedo a mi madre. me quedé solo, y con toda la culpa del mundo, hoy volvió a pegarme pero está vez fue más fuerte, fue en mi estómago.-temo comenzó a llorar.—y aún me duele, pero me está doliendo más sus palabras. hoy decidí escapar de ese infierno así que corrí lo más que pude y bueno, choque contigo. -decía mientras su voz cada vez era más débil.
—wow, en verdad, lo siento mucho temo. y te juro por Dios que tu no tuviste la culpa de nad...-temo lo interrumpió.
—¿y qué tal sí si la tuve? yo...
—para nada, tu madre te a metido todas esas ideas a la cabeza. no te preocupes, no eres culpable de nada, temo. ah y por lo de tu casa....¿tenías a algún lugar a dónde ir? -preguntó aris, mientras temo comenzaba a ponerse pálido.
—n-no, yo no sabía a d-donde ir.
—bueno, te quedarás conmigo el tiempo que quieras.
—n-no deberían de... de p-preocupa... -no terminó lo que iba a decir porque cayó al suelo, temo se había desmayado.
—¡Temo! no puede ser. -aris miró que su camisa tenía sangre, subió la camisa de temo y en efecto, tenía rajadas en su estómago, rápidamente llamó a la ambulancia.
(...)
—Familiares de Cuauhtémoc López...
—aquí -me levanté muy rápido. —¿cómo está temo, doctor?
—tenía rajadas en su estómago, algunas profundas, pero ya está bien, le pusimos algunas vendas, le daremos medicamento y más vendas y estará mejor pronto, se lo puede llevar hoy en cuanto le demos el medicamento.
—gracias doctor, ¿puedo pasar a verlo?
—sí.
pasé a el cuarto dónde estaba temo, y estaba tan indefenso, estaba despierto, cuando me miró soltó el llanto de nuevo.
—p-perdón por tanta molestia, nos vamos conociendo y ya soy una carga, lo siento, te juro que voy a pagarte todo, no sé cómo lo haré pero, lo pagaré... lo siento en verdad.
—hey, tranquilo... no es nada y no eres una molestia. quiero ayudarte, no me debes nada. hoy mismo te sacaré de aquí, iremos a mi casa y vivirás ahí el tiempo que sea necesario. tendrás tu propio cuarto, y todo lo que desees.
—n-no, pero es que, no quiero ser una molestia.
—no lo serás, estoy todo el tiempo solo, y me gustaría tener a alguien conmigo en esa gran casa tan deprimente además a mamá Ronnie le caerás muy bien.
—muchas gracias, de verdad, ¿quién es mamá Ronnie?
—oh, ella es una viejita muy dulce que me a cuidado desde pequeño, trabaja en mi casa pero yo ya la considero mi madre, serás como el rayo de sol en esa casa, por favor di que sí.
—está bien Aristóteles, gracias.
—no hay de qué.
(...)
Aristóteles:
íbamos camino a mi casa, temo tenía una venda rodeándo todo su estómago, además de los medicamentos. estaba muy feliz ya que, al fin no estaré solo,haré lo que sea para cuidarlo. tengo la sensación de que es para  mí.
—ya llegamos, este será tu nuevo hogar.
—es muy... hermoso y grande.
—gracias.
pasamos y una mamá Ronnie muy sonriente me abrazó y dijo:
—ya tengo el cuarto listo, ¿para quién es?
—mamá Ronnie, el es temo, vivirá con nosotros, luego te explico.
—temo, ella es mamá Ronnie, ella te va a dar todo el amor que necesites.
—ouuuh, pero que niño tan precioso, mira que lindo estás, pero estás muy flaco, tendré que darte de comer. oww ven acá y abrázame.
—g-gracias señora Ronnie.
— nada que agradecer, y llámame mamá Ronnie,cariño. -temo sonrie y la abraza.
—mamá Ronnie. -susurra temo con una sonrisa.
—uhm, bueno, temo, ven que te enseño tu habitación.
temo se separa y va a lado de Aristóteles.
—oh, espera aris, quiero decirte algo -dice Ronnie.
Aristóteles y Ronnie se alejan un poco de temo.
—ohhh muchachote, ya miré que te gustan pequeño, suerte -dice Ronnie guiñando.
—mamá Ronnie, que dices, basta. iré a mostrarle su habitación.
(...)
—bien temo, este será tu cuarto, y sí necesitas algo sólo pídemelo y yo te lo daré, con confianza, en unos momentos mamá Ronnie llamará para cenar. por ahora, descansa y duerme un poco.
—gracias Aristóteles.
estaba por irme, cuando temo me llamó.
—¿si?
—p-puedes quedarte conmigo un rato... me da miedo la oscuridad -comienzan a salir lágrimas de sus ojos.
—claro que me quedo, pero no llores, ven acá.
me acosté en la cama que ahora es de temo, y tuve la necesidad de abrazarlo al verlo tan indefenso y vulnerable, así que lo hice y sin darnos cuenta, caímos rendidos en los brazos de Morfeo.
después de unos minutos, Ronnie subió para avisar que ya estaba lista la cena, no escucho ruido absoluto por lo cuál abrió con cuidado la puerta, la imagen de verlos dormidos abrazados la enterneció demasiado, y pensó."terminarán juntos, es amor real, puedo sentirlo." temo se levantó con una sonrisa y miró a mamá Ronnie.
—es hora de cenar, los espero abajo. -habló despacio.
—está bien, gracias.
—no hay de qué, ahora, levanta a aris, por favor. -sonrió.
cerró la puerta y se fue.
—aris... aris.. despierta.
—ya voy mamá Ronnie.
—no soy mamá Ronnie, soy temo, despierta.
Aristóteles despertó y se rió.
—vamos a cenar, después te ayudo a cambiar tus vendas para que puedas dormir.
—está bien.
(...)
Cuauhtémoc:
la cena estuvo muy rica, y mamá Ronnie es un encanto, siento raro al llamarla así, pero al fin me siento como en casa. le di las buenas noches y subí junto con aris. me ayudaría a cambiar mi vendaje.
Aristóteles:
mientras más hablaba con temo, me daba cuenta que era como un niño pequeño, llorón, tierno, inocente y con un gran corazón y alma. le estaba cambiando su vendaje tuvo que quitarse su camisa y se sonrojó muy fuerte, a lo cuál reí por lo tierno que era. lo lleve a su cuarto y se acostó dispuesto a dormir.
—¿puedes dejar la luz encendida, por favor?
—claro, buenas noches, descansa.
—buenas noches, igualmente, y muchas gracias otra vez.
—no hay de qué.
cerré la puerta y me fui a mi cuarto, me puse mi pijama y me quedé en un profundo sueño.
(...)
Cuauhtémoc:
supuestamente el reloj de la mesita de dormir, marcaban las 2:00 am, me desperté por la gran tormenta, las odio, me dan mucho miedo. un trueno sonó tan fuerte y todas las luces se apagaron, comencé a llorar, tenía mucho miedo. salí de mi cuarto, y fui al de Aristóteles, no podía con el miedo y las lágrimas no paraban de salir. un Aristóteles muy dormido me abrió la puerta, al verme llorar me dejó entrar.
—¿qué pasa, estás bien?
—no, la luz se ha ido y me da miedo la lluvia. -dije aún llorando.
—oh, temo, ven, puedes dormir conmigo, no te pasará nada yo cuidaré de ti.
—gracias.
me acosté en su cama y Aristóteles me abrazó, me quedé tan tranquilo, me sentí protegido y pronto me dormí.

cuídame; aristemo. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora