cuídame; aristemo.

6.

Cuauhtémoc:
—ugh, mi cabezaaaaa.
—temo, que bueno que despertaste, vámonos.
—¿a dónde? ¿por qué me duele mi cabeza? ¿por qué no recuerdo nada de ayer? ¿qué me hiciste? es tú culpa. sí, seguro me hiciste algo malo.
—tranquilo temo -habla el mayor. —no es mi culpa, ayer te emborrachaste sin querer, eso es todo. y te daré una pastilla para que se te vaya el dolor, ahora vámonos.
—¿a dónde?
— a mi trabajo, no te volveré a dejar solo.
—está bien papi, ya voy.
(...)
mi dolor de cabeza había disminuido gracias a papi que me dió una pastilla. ahora estoy en su oficina en el piso con colores y hojas blancas, mientras papi está en su computadora haciendo su aburrido trabajo.
—¡mira papi, mira! somos tú y yop. ¿te gusta?
—me encanta, pero, ¿quién es ese cachorrito?
—siempre quise tener un perrito, pero nunca lo tuve. -hablé triste.
—tendrás uno. sólo dame tie...

toc, toc.
—¿quién es?
—jefe, soy yo, Dove, vengo para avisarle algo. ¿puedo pasar?
—adelante.
(...)
Cuauhtémoc:
bien, esta tipa lleva aquí unos 10 minutos hablándole lindo a papi, y mostrando de más su cuerpo. fruncí mis cejas haciendo un puchero. molesto, caminé hacía mi papi, sonreí y me senté en su regazo. pude ver cómo la tipa hacia un gesto molesto, así que dejé un beso en los labios de papi. Aristóteles me miraba raro y un poco molesto.
—eso es todo, me retiro jefe.
—gracias por el aviso, Dove. puedes irte.
temo se resbalaba del regazo de Aristóteles, así que volvía a subir dando saltitos. ésta vez, sus acciones no tenían inocencia. 
—b-basta temo, no hagas eso. -las manos de Aristóteles toman las caderas de temo y hace que pare. Aristóteles un poco enojado habla. —¿harás eso cada que alguien se me acerque? estaba hablándome de una junta importante y gracias a ti, no entendí nada de lo que dijo, temo.
—p-pero, papi, ella estaba coqueteando contigo. ¡papi ser mío!
—no lo hacía temo, y sí fuera así, no me gustan las chicas.
—papi, ¿me perdonas?
—sí temo.
—papi, te quiero
—está bien temo
—papi, ¿estás enojado?
—no
—papi, perdón tenía celos.

temo, al ver que Aristóteles estaba enojado ya que temo fue un niño malo, se acercó a Aristóteles y le dió un beso y luego otro hasta que ambos se besaron por un largo tiempo. temo aún en el regazo de aris, puso sus piernas a cada lado, las manos de aris viajaban por las piernas de temo, su espalda y estómago. Aristóteles bajó sus besos a el cuello de temo por lo cual temo gimió.
—ah, papi!
temo cerró sus ojos y comenzó a mover sus caderas, creando fricción entre ambos. Aristóteles paró. recordó los traumas de temo y decidió parar, no quería lastimaron. sí bien, Aristóteles se había enamorado de su pequeño y no quería traerle malos recuerdos.
—¿por qué paraste, papi? -dice temo con un puchero.
—no es el momento ni el lugar bebé. ¿qué tal sí vamos a comprarte un perrito?
—¿¡de verdad papi!? -gritó emocionado.
—de verdad pequeño.
—sí sí sí!!!! vamoooos.
(...)
Aristóteles y temo estaban en la tienda de mascotas escogiendo un perrito. les llamó la atención a ambos un perrito café con manchas blancas, muy pequeño y con mirada triste. el corazón de temo no pudo más y escogió ese.
—me encanta, quiero cuidarlo todo el tiempo.
—¿cómo lo llamarás?
—uhhmmm, ¡donita!
—donita será, ¿nos vamos?
—síp, gracias papi.
Aristóteles no supo en qué tiempo exactamente, temo se volvió su todo. una razón más para seguir viviendo. una razón más para sentir que todo vale la pena. una razón más para amar toda la vida. una razón más para intentarlo.