Día 6.Vestidos a Medias

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Pov JiMin

Nuestros cuerpos se amblaban deliciosamente, haciendo que sentiera cada poro de mi piel calentarse y mis vellos levantarse por el puro placer de sentir su todo contra mí. Nos besabamos apasionados, compartiendo nuestras cavidades, donde solo una lengua debía dominar, siendo en este caso la de YoonGi, quien me recalcó mi instintiva sumisión, logrando hacerme suspirar y temblar de antelación. Amaba que me dominara.

¿Por qué estamos tan calientes de la nada? De hecho, algo nos puso así.

Habíamos elegido este particular día de la semana para salir de compras juntos, ya que así ambos podíamos tomarnos el debido tiempo. Salimos con nuestras manos entrelazadas, de vez en cuando dejando de caminar para juntar nuestros labios necesitados. Y justo luego de haber expresado nuestro amor en un pasional beso, una particular tienda que estaba delante de nosostros llamó la atención del peli menta. Era un puesto de encaje y lencería de ambos sexos.

─Mierda. Definitivamente necesito verte con unas buenas bragas que aprieten y amasen tu redondo y dulce culo.─ YoonGi, sin vergüenza alguna, repartió su mirada por todo mi cuerpo, soltando chispas de deseo de sus gatunos ojos. Sin escrúpulos, agarró una de mis nalgas y me atrajo a su cuerpo, escapándoseme un débil gemido. Su gesto me calentó mucho. Me sentí deseado e importante. Siempre me sentía bien con mi pervertido.

Y sin más, entramos a la tienda, explorándola. Apenas el de tez pálida pisó el lugar, no había forma de sacarlo de allí sin que este tuviera toda la lencería que le capturase en sus manos. Yo solo lo veía divertido, ansioso por ver sus elecciones en el apartamento. Se veía que lo disfrutaba, pudiendo ver aquel brillo de emoción infantil en sus ojos, como cuando un niño entra a una juguetería y se enamora de cada pequeño artefacto frente a él.

Pero al darle un breve vistazo a la tienda, pude divisar una pequeña prenda, más bien una braga con finos encajes en los bordes que tenían un pequeño patrón muy hermoso. Tenía unas tiras a los lados que fingían como los laterales de un boxer, cubriendo las nalgas de quien lo modelara. Mi respiración se atoró. Necesitaba urgentemente tener esa ropa íntima en su colección. Rápidamente, intentando que el adicto YoonGi que corría de lado a lado pensando en las múltiples escenarios con la lencería no me viera escoger esta pieza, establecí un pequeño trote, llegando hasta la caja, pagando silenciosamente. Y de igual forma, entre a los cambiadores sin que mi novio lo notase.

¡Pero qué culazo!

Si no es porque es mi cuerpo, yo ahora mismo tendría una gran erección por lo bello que mi culo se veía con la braga.
Mi pene y parte de mis nalgas cubiertas por la fina fábrica transparentosa estaban bien apretadas. El encaje oscuro hacía un maravilloso contraste con mi piel tostada. Más aquellas tiras apretaban mi delicioso culo, haciendo que quedara un poco ajustado, logrando resaltar mi redondez y curvas traseras. Sorprendería a YoonGi.

Esa era la explicación de nuestra insaciable excitación. Y cómo no si apenas entramos al auto le conté de la diminuta pieza que llevaba puesta y viendo lo alterado que se puso, decidí darle una pequeña probadita. Me bajé levemente los pantalones, pudiendo apreciarse mis apretados globos. Me senté cruelmente en su creciente erección, la cual se volvió dura como el acero por la insinuación. Fue tan exitosa la estimulación que en cinco minutos ya estábamos en casa.

Él me besaba con tanta pasión que podía sentir mi cuerpo derretirse ante su delicado toque. Apenas me mantenía de pie por su brazo fijado en mi cintura y los mios rodeando su cuello. No duramos mucho juntando nuestros belfos, ya desnudándonos en el camino. La habitación estaba demasiado lejos, siendo el mejor sustituto el sofá.

El peli menta amasaba mis cachetes traseros, sacándome altos gemidos y chillidos. Solté un jadeo al sentir su largo dedo corazón insertarse en mi interior por el orificio que tenía la tanga. Que considerado el diseñador de la tanga.

─Estás tan hermoso que quiero comerte de un bocado.─ gruñó en mis labios, jalando con sus dientes mi belfo inferior. Me incliné, sintiendo la necesidad de su cariño en mi desesperada boca. Comenzamos de nuevo una guerra pasional.

YoonGi me recostó en el sofá, librándose de mi polera, dejando un camino de besos por toda la extensión de mi piel, dando una atención exclusiva a mis botones erectos. Pudiendo dejarme completamente desnudo, decidió dejarme con la sexy tanga.

─Carajo. ¿Cómo puedes ser tan sexy pero lucir tan inocente al mismo tiempo?─ se preguntó mientras volvía a insertar su dedo corazón en mi orificio pero esta vez acompañado con otro. Recorrió mi lúbrico cuerpo, masturbando su desnudo pene apenas liberado. Aun tenía los pantalones pero hasta las rodillas.

Harto de esperar, ví como él se acercaba a mi entrada, haciéndome soltar un prolongado grito placentero. Su tórrida y tersa lengua descubrió mi interior, haciendo que mi carne llorosa empapara la braga de líquido pre-seminal. Empezé a tocarme por encima de la tela, gustándome el sentimiento de la suave y fina fábrica acariciar mi miembro por el obligado contacto que debe tener gracias a mi mano haciendo el movimiento.

─Te necesito... ¡Ya!─ gemí por todo lo alto, sintiendo el orgasmo cerca.

Sin más preámbulos, su largo falo se abrió paso en mi cavidad, yo pudiendo sentir su palpitar y como este se endurecía aún más en mi interior. Pude escuchar a YoonGi maldecir del placer. Siempre lo hacía y me calentaba más.
Un vaivén desenfrenado fue el que mantuvimos. Estabamos demasiado calientes, no ibamos a tener sexo vainilla.

─Bé-Bésame...¡Ah!─ su mirada gatuna me sonrió, él sabiendo muy bien la tremenda estocada que arremetió contra mi próstata. Siguió golpeando ese punto hasta que en un gemido mudo, mi carne se liberó, soltando aquella nacarada sustancia. Unos pocos empujes más y el peli menta me acompañó al cielo.

Mucho después de mi pedido, se movió para salir de mí, saliendo a chorros su leche de mi ano. Y ya así, fue que me dio mi merecido beso.

─Te amo.─ susurré mordiendo el lóbulo de su oreja. Este gimió. Propagó pequeños castos besos por todo mi rostro, sacandome varias risitas. Esa era su manera de decime que me correspondía. Le daba vergüenza decirlo. Se ponía rojito.

─Necesito que lo digas...Por favor.─ junté nuestras brillosas frentes infundadas en sudor. Habían días en los que necesitaba oírlo, como hoy.

─Te amo.─ me dio una de sus grandes sonrisas gingivales, alegrando mi día. Su pequeño pero siempre presente sonrojo me enamoró aún más de su un tanto áspera personalidad.

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💛💛

30 Días de Smut Challenge|| YoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora