Día 10.Cita en un Restaurante

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Pov Escritora

Se pudieron apreciar un gran gruñido al unísono producido por ambas personas, quienes compartían y tenían en común una sola cosa: el odio mutuo.

JiMin y YoonGi se odiaban desde que tenían conciencia, estando juntos en el mismo curso en toda la escuela y parte de universidad, ambos siempre estando en las mejores instituciones y siempre peleando por ser el que tuviera la mejor nota académica. Eran los archienemigos legendarios, como se rumoreaba el dúo en su liceo. Y que hermosa coincidencia la de hoy de haberse encontrado en el mejor restaurante de la ciudad: Young Forever.

El peli grisáceo había venido con intenciones de cortejar a una omega que había conocido, pero esta le había cancelado a último minuto, jodiéndole la cena y la reservación. De igual manera, ya sabía lo que "quedar plantado" significaba. Esa perra veía a otro. Le importó un coño. Se presentaría al restaurante y cenaría él solo con gusto.

Y el desgraciado castaño había tenido la gran fortuna de haberse ganado un cupón gratuito del restaurante en una rifa, pudiendo cenar sin pagar un día entre la fecha dictada. Hoy era el ultimo día disponible.

El actual problema que unía nuevamente al alpha y omega era el simple hecho de que quedaba solo una mesa libre de dos asientos. Si querían disfrutar del servicio, tendrían que compartir. Pero cosa como esa no podía ser permitida por los jóvenes.

─¡Yo reservé una mesa, que él se vaya!─ rugió el alpha, empleando su voz dominante que por consecuencia afectó a su omega enemigo y al beta de la recepción.

─¡A mí m-me corresponde un asiento por haber ganado el cupón!¡El restaurante debió guardarme un lugar, avisé que venía!─ respondió con la misma intensidad, evitando ser intimidado a pesar de que sus rodillas temblaban.

─¿P-Pero que tal si comparten la única mesa?─ sugirió el recepcionista, agobiado hasta las orejas. La escena montada probablemente ya había llegado a oídos de los clientes degustando sus comidas.

─¡¡No!!─ fue en lo único que concordaron en esa pequeña discusión.

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Odiaban tanto la situación en las que estaban envueltos, teniendo que verse a la cara mientras esperaban a que sus platos arribasen. El aire que los rodeaba estaba denso de la tensión contenida.

Y una vez allí, empezaron a ingerir sus delicias, ignorándose por esos minutos. Pero un empujón lastimero debido a la multitud que se largaba, hizo que el tenedor de menor cayera en el plato adverso. Su cara ardió. El debate se animó de nuevo. Empezaron a gritarse más modersdamente, acercando sus rostros cada vez más para poder verse con más intensidad. Y para el colmo, un empujón de una señora fue el detonante, ya que por la trayectoria, sus belfos quedaron unidos sin querer. No pudieron separarse, sintiendo unas ganas terribles de mantener el contacto por siempre y nunca despegar sus labios. Un calor inmenso les recorrió, animándolos a continuar el presente accidiente. Sin conciencia alguna, la situación se fue volviendo más tórrida y carnal, ansiando el contacto de pieles. YoonGi, sin más, sabiendo que ambos se arrepentirían pero había que aprovechar, lo arrastró al baño, encerrándolo en un cubículo.

Los duros labios se rozaban, acariciaban y maltrataban entre sí en un placentero baile de lenguas. Sus frenéticas manos se repartían por todo el terreno disponible, tocando y conociendo cada esquina del cuerpo adverso. Las ropas al segundo ya habían desaparecido, perdiendo importancia. Gemidos, aullidos y sollozos rebosantes de necesidad inundaron el baño lleno de eco.

Munutos después, el omega estaba más que listo para recibir a YoonGi, porque la poca lucidez que tienen sus mentes humanas desde que se conocen es tan grande que nunca notaron que eran pareja destinada, estando más enfocados en ser mejor que el otro. Pero eso no quiere decir que sus lobos no lo supieran. De hecho, el encuentro carnal era más bien espiritual.

El grueso falo se introdujo en la apretada entrada, teniendo el presentimiento de que el delicioso y esponjoso culo de JiMin podría engullir su pene hasta la empuñadura. Tenía razón. El rítmico vaivén establecido los volvió unas masas de gemidos, en especial a JiMin, quien se deshacía con cada estocada a su próstata.
La sustancia nacarada fue regada por sus cuerpos, siendo liberada de sus apretadas cabezas luego de tanta duración reteniéndolo.

─E-Esto... Que nadie se entere...─ proclamó un exhausto JiMin, ya pensando con más claridad.

─Creo que es en lo único que estamos de acuerdo.

30 Días de Smut Challenge|| YoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora