Día 11. Fingering

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Pov Escritora

Un delicado chico de ebras tintadas de un rosado algodón pálido contoneaba sus caderas camino al baño de ese pútrido lugar en general. Aquel bar, de hecho, estaba bien mantenido y moderno, pero todo lugar de mala maña era desagradable al estar Park JiMin presente. Tal inocente joven no debería estar rondeando esos lugares. Une vez allí, se acercó sutilmente a la encimera de los lavamanos. Pudo detallarse nuevamente.

Su cabello sedoso y brillante le caía en ondas lisas con leves curvas naturales en su frente, sus pequeños ojitos parpadeantes tenían una sombra oscura que hacía más prominente los rasgados que eran. Sus besables labios de caramelo tenían un brillo labial colocado, haciéndolos ver aún más apetitosos. La dorada piel del menor resplandecía con las luces del lugar, y el baño no era la excepción. Las curvas de su cuerpo estaban adornadas con una sudadera pastel tres tallas más grande que su verdadera medida, viendose adorable también con sus jeans rasgados negros y sus vans. Pero la fábrica no podía ocultar sus atributos más llamativos: su redondo culo y las macizas piernas tersas que poseía. Park era todo un bocado.

Sacó algunas cosas necesarias, retocando el leve maquillaje que tenía cuando el sonido de la puerta al abrirse llamó por completo su atención.

Un joven pálido, de complexión delgada, ojos felinos profundos, cabello azabache como el carbón, belfos finos que llamaron su atención al instante y la ropa que enfundaba su cuerpo, siendo una camisa negra con los tres primeros botones desabrochados y unos jeans que remarcaban su buen pene. JiMin no pudo evitar lamerse los labios, y al sentir una mirada deseosa sobre él, decidió hacerse el desinteresado.

─Hola precioso, ¿Qué hace un chico tan delicado como tú en un sitio tan malo?─ le dedicó una sonrisa llena de sensualidad, haciendo que el menor ahogara un jadeo. Carajo, casi salta sobre su delgado pero aparentemente duro cuerpo para poder sabroseárselo.

─Be-Bebiendo con amigos.─ susurró bajito, sabiendo que este podría escucharlo a pesar de la música ahogada a todo volumen.

─Oh. En fin, ¿cómo puedes ser tan caliente y a la vez tan adorable?─ siguió mirándolo fijamente, deleitándose con la vista. Él era tan perfecto. Apenas lo vio, simplemente sintió una atracción inhumana y necesitada de su ser, como si algo inexistente lo hubiese atado a él, y tal vez así pasó. Sentía su corazón latir desenfrenado con solo ver su aura lene. Y lo más curioso era que los latidos desenfrenados y la presión no provenían exactamente de su corazón.

Sin vergüenza alguna, tocó su carne erecta que llamó la atención del peli algodón al instante. Sus labios de mamador se humedecieron gracias a la atrevida lengua que pasó por ellos. Gruñó.

─¿Pu-Puedo ayudarte?─ mencionó jadeando se la ansiedad, necesitando urgentemente su gran pene dificultándole la respiración por el posible vaivén desenfrenado que pudiese establecerse en su boca si este lo dejaba.

─Es todo tuyo.─ el mismo YoonGi se bajó los pantalones hasta la rodilla, liberando el falo lloroso en la punta. JiMin, sin más, se acercó y engulló la empalmada longitud hasta donde pudo, sintiéndose caliente sabiendo que era tan grande que él no podía llegar a su empuñadura. Succionó, lamió y ahuecó sus mejillas, volviendo la mamada una experiencia sumamente memorable para el de tez nacarada.

El mayor tuvo que correrse avergonzado, queriendo haber aguantado para follárselo. Pero al ver que el otro se acomodaba y planeaba irse, se aceleró, plantándolo contra una pared.

─Por favor, dejame ayudarte, aquí...─ tocó su duro miembro no tan disimulado y dejó una de sus manos recorrer sus voluminosas nalgas, llegando hasta su cubierta entrada, haciendo presión.

─N-No podemos follar...─ se quejó agitado, queriendo soltar un sollozo.─ Pero puedes meterme todos dedos que quieras.─ sugirió, amando la idea.

─Maravilloso. También soy muy bueno con mis dedos, se tocar el piano muy bien.─ su mirada pícara también se volvió una sonrisa perversa, haciéndolo gemir de antelación.

El azabache liberó con la ropa puesta el duro bulto, dejando al respingado y rosado pene alzarse orgulloso contra su estómago. Hasta su miembro era bonito. Pero grata fue la sorpresa cuando quitó la sudadera rosada y vio sus agujereados pezones y la lencería negra de encaje que llevaba puesta bajo sus apretados jeans. Soltó un silbido apreciativo, ya pudiendo notar el verdadero ser de JiMin, siendo un chico coqueto y con gran apetito sexual que de por sí ya casi tenía al de mirada felina comiendo de su mano. El peli pastel parecía una persona la cual aparecería sus sueños húmedos.

─Ya veo tus intenciones, pequeño. Me encantas. Por cierto, me llamo Min YoonGi.─ mordió su lóbulo, dejando besos por la extensión de su cuerpo, dándole vuelta y llegando hasta la raja de su culo por donde metió la lengua. Gemidos descontrolados salían de sus belfos maltratados de besos y por la anterior mamada.

YoonGi insertó dos dedos largos y finos ya en salivados, gozando con las reacciones del menor. Parecía que se había enamorado de sus dedos ya que su apretada entrada los succionaba, nunca deseando que estos huyesen de casa.
Y cuando la cuenta de dedos llegó a cuatro, su pequeño cuerpo trémulo por los estremecimientos y gemidos de placer no aguantó más y se corrió desesperadamente. Fue hermoso.

─Ah... Mi no-nombre es JiMin.─ gimió húmedamente. Empezó a acomodar su ropa, no sin antes menear su cadera para que sus redondos cachetes traseros dieran vueltas en el durísimo pene venoso del adverso. Le dio una mirada burlona y en la puerta le dijo:

─Si me atrapas, dejaré que me folles.─ y salió corriendo como manda el diablo.

30 Días de Smut Challenge|| YoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora