Día 15. Lugar público

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Pov Escritora

Besos desesperados eran propinados fervientemente. Sus belfos fusionados transmitían un cúmulo de emociones no tan comunes a lo usual entre ellos. Era un beso brusco, donde los sentimientos tales como los celos, el dolor, la decepción, el remordimiento, y la tristeza eran los que predominaban.

Una vez separados, YoonGi empujó violentamente al peli plata, quien chocó con la pared del callejón donde se besuqueaban, justo al lado del bar de mala muerte del que habían salido, a pesar de ser muy exclusivo. Estaba molesto, como nunca. ¿Cómo se atrevía JiMin a meterse con otro mientras él estaba en una reunión del trabajo en el bar susodicho?

─¿Por qué?─ gruñó en sus labios mordidos, manteniendo la compostura. Quería llorar de la impotencia.

─Quería llamar tu atención. Ya ni me miras por estar metido en tu trabajo.─ bajó su mirada cristalina, fundida en desesperación.

─¿Tenía que ser de esa forma...? Joder, eso duele.─ lo miró fijamente, sabiendo que sus ojos felinos lo decían todo.

─E-Es que... Cada vez que me quejaba me decías exagerado y necesitado... Pero es que me haces mucha falta, daddy.─ pequeños lagrimones gruesos resbalaron de sus dulces mejillas, haciéndole ver adorable.─ Además, con el que estaba es un viejo amigo que tiene novia y me debía u-un favor...─ su voz frágil pendía de un hilo. Había enojado mucho a su hombre, pero lo extrañaba y lo amaba, así que era normal que quisiera pasar mucho tiempo con él. Estar casado con un empresario multimillonario no era fácil.

─Entiendo, bebé. Pero daddy va a castigarte por eso. ¿Y dónde mejor que en un callejón al lado del maldito bar?─ sonrió de manera maliciosa, pudiendo notar que suavizó la mirada, ya más calmado.

Literalmente arrancó la ropa de JiMin, no esperando ni un segundo para ver su cuerpo, zurrando sus nalgas apenas estuvieron a su disposición.

El menor empezó a gritar constantemente por las caricias a su necesitada y sensible complexión, llevando ya un buen tiempo que no jugaban.

─¡Da-Daddy!─ gimió agudamente cuando dos dedos se introdujeron de golpe en su rosada grieta. Estos se movieron rápidamente, ni siquiera dándole tiempo a procesarlo. A los pocos minutos estaba más que listo. Su peli negro estaba más que consciente de que con su falta de atención, JiMin se autocomplacía muy seguido con dildos extra grandes, siendo más rápido estirar su entrada.

El peli azabache acercó su dura polla, viendo como su goloso culo lo engullía, sacándole un gemido de satisfacción. Nada más se había desabrochado el pantalón formal, no dándole el placer a su pequeño de verlo desnudo, ni modo, era un castigo.

Mantuvo un vaivén desenfrenado al inicio, provocándole una sobredosis de estimulación, acercándolo al orgasmo sin siquiera haber tocado su carne. Azotó múltiples veces sus cachetes, amando sobarlas y agarrarlas. JiMin se descomponía en gemidos. Pero todo iba demasiado bien, pensó este.

─¡Y-YoonGi!¡Po-Por favor, Daddy!─ lloró necesitado, notando como este disminuía el compás cuando casi palpaba su corrida. YoonGi le dedicó una sonrisa malvada a pesar de que no la veía ya que este lo follaba de cara a la pared, con su culo respingado.

Quiso llorar aún más pero esta vez por una humillación un tanto placentera, sintiéndose jodidamente avergonzado al ver que el de tez blanquecina aceleraba las estocadas cuando un grupo de adolescentes cruzaban del otro lado de la acera, notando lo que hacían por sus gritos.

─Esto es para que entiendas que con tu daddy no se juega, ¿si? Me heriste mucho.─ esta vez su postura se relajó, embistiéndolo suavemente y con cariño para ambos terminar de expulsar sus cargas nacaradas. Repartió dulces besos por todo su cuello y pecho, sacándole risas al de labios hinchados. Por ultimo, depositó un piquito en el puchero del adverso, sonriéndole.

Y ambos se fueron felices, reconciliados y deseosos de reanudar una segunda parte en la casa.





30 Días de Smut Challenge|| YoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora