~~~18 años atrás~~~
Narra Pablo
Estábamos jugando cerca del estanque cuando de repente Paulina se acerca a mí
— Potato — dice con lágrimas en sus ojos acercándose a mí.
— ¿Qué te pasa mi medicina? —pregunto dejando ver los pececitos en el estanque.
— ¡U-n sa-apo! —dijo Paulina llorando.
Sabía el miedo tan grande que le tenía Paulina a los sapos y aunque yo era sólo un niño de 7 años y Paulina de 5, actuaba como esos caballeros y príncipes de los cuentos que le contaban a Paulina, o por lo menos intentaba serlo.
— Ven mi medicina —Le digo agarrándola de la mano— Nada te pasara si estás conmigo, mi medicina.
— ¿En serio? —pregunta.
— Claro que sí, mi medicina, estoy aquí para protegerte así que no llores más ¿Sí?
Paulina asintió
La pequeña niña rubia comenzaba a limpiarse sus ojitos con la manga de su vestido. Pero yo la detuve limpiándola yo mismo, para darle posteriormente un beso en la frente y agarrarla de la mano para llevarla lejos del estanque.
Más tarde
— Hijo ¿Qué haces? — Pregunta mi madre cuando estoy concentrado en hacer bien mi tarea.
—Mami ¿Cómo se escribe promesa? —Pregunto ignorando la pregunta de mi madre.
Mi madre me observa confundida pero me mostró como se escribía. Escribo lo que tenía que escribir, agradeciendo la ayuda de mi madre. Sin embargo, aunque le agradecí su ayuda no se marcha.
— ¿Qué vas a prometer? —pregunta para ver si ahora si le contestaba lo que estaba haciendo.
—Voy a prometer que mi amor será sólo de ella
Mi madre me observo sorprendida por mi respuesta, eso no lo veía venir.
— ¿Cómo así hijo? ¿A quién le vas a prometer tu amor?
Contento miro a mi madre mientras a la vez le muestro la carta que había hecho para Paulina.
— Lo estoy prometiendo a mi futura esposa.
— ¡Pero si sólo tienes siete años! —respondió mi mamá con una sonrisa en sus labios, seguramente por mis respuestas.
—Lo sé mamá, ella será mi esposa cuando sea grande, ya que estoy muy pequeño para casarme, pero quería que ambos hiciéramos nuestra promesa de amor, donde ella y yo —muestro la carta— Prometemos que seremos esposos y tendremos muchos hijos cuando seamos grandes.
Mi madre seguramente trataba de procesar todo sin reírse de mí. Pero no lo lograba.
— Pero ¿Estás seguro que ella será tu esposa cuando sea grande?
Asentí con seguridad.
— Pero, si cuando seas grande ya no te gusta o ella no gusta de ti ¿Qué harás?
—Eso no va a pasar porque aquí —señaló mi corazón — Sólo hay espacio para una sola niña y es Paulina al igual que en el corazón de Paulina sólo estoy yo. Ahora si me disculpas —Le dijo a mi mamá bajándome de la silla donde estaba— Voy a entregarle mi carta a Paulina
~~~más tarde~~~~
— Potato, potato —decía Paulina mientras corría hacia el lugar donde siempre se reunían a jugar (debajo de un árbol).
Paulina se tropieza y cae. Lo que hace que está se siente donde cayó agarrando su rodilla raspada, mientras llora.
Me acerco corriendo hacia donde estaba Paulina llorando.
— Ya, ya no llores aquí estoy contigo. Mira es sólo un pequeño golpe —dije mostrándole la rodilla raspada— Yo sé cómo se te curara rápido, pero debes prometerme que no lloraras
— ¿En serio?
— Sí —digo dándole un beso en la rodilla— Vamos, levántate —digo tendiéndole la mano—.
Paulina le agarra la mano y se levanta. Aprovecho y le ayudo a limpiarle el vestido.
— Vamos—digo llevándola a donde siempre se sientan a jugar—.
— Debes odiarme.
Lo que hago que Pablo se detenga.
— ¿Por qué lo dices?
— Porque siempre estoy llorando. No soy más que una niñita llorona.
—Vamos, jamás te odiaría, tú eres mi medicina, ¿Lo recuerdas?
Paulina asiente.
— ¿Sabes por qué te digo mi Medicina?
— ¿Por qué soy fea?
— ¡No! Tú no eres fea, te digo mi medicina porque, como la medicina eres indispensable para yo vivir, eres una niña que me ayuda a querer ser un buen niño así que por favor, cuando seamos grandes ¿Podrías casarte conmigo? —digo tendiéndole la carta.
—Yo no me puedo casar contigo —respondió Paulina rechazándome la carta— Tú eres muy pequeñito para mí —dijo ya que era más pequeño que ella a pesar de que yo fuera el mayor— Además —continuó Paulina— Estamos muy pequeños para hablar de eso.
—Pero yo te quiero a ti —dije en un sollozo al ver que Paulina rechazo la carta que con tanto amor le había hecho
— Yo si te quiero, pero estamos pequeños para saber sobre esas cosas de grandes. Ven juguemos juntos como siempre y olvidemos esto ¿Sí? —Dijo de una manera dulce.
—No, estoy bravo contigo.
— Venga, venga —decía Paulina, pero no respondía, mientras me alejaba de ella—
Intento alejarme aún más para finalmente irme, pero me sorprendí cuando unas manitas se posaban en mi estómago, sabía que Paulina me estaba abrazando y ambos sabían que podían estar muy peleados pero un abrazo de Paulina hacia que se le olvidará cualquier tipo de orgullo.
— Sabes que te quiero ¿Verdad? —Dijo soltándome y colocándose frente a mí—.
— Eso es mentira. Si me quisieras recibirías mi propuesta.
Paulina lo jalo de su camisa y plantó un beso inocente mis labios
— En verdad te quiero mucho mi potato—.
Esas palabras hicieron que se me olvidará el rechazo anterior de Paulina y comenzarán a jugar como si nada
Fin de FlashBack
Narra Paulina
Y allí estaba el chico por el que me volví médica siendo mi paciente. Reencontrándonos después de tantos años.
Muchas veces soñé con este reencuentro, pero evidentemente la emoción que creía tener no existe.
— ¡Amor! —dice una pelirroja entrando a la habitación, plantando besos en toda la cara de Pablo — Me tenías tan preocupada, a tal punto que deje mi día de spa y llegue hasta acá.
Guau, vaya que sacrificio tan grande —pensé—.
— Estoy bien, estoy bien, lamentó que te perdieras tu día de relajación por mi accidente amor.
Vaya que escena tan poco lógica—son tal para cual —.
— Doctora García, doctora García, la solicitan en emergencia —anunciaban en los parlantes del hospital—.
— Disculpen, me tengo que ir, cualquier molestia por favor decirle a las enfermeras señor Evans, ellas estarán para que su salud mejore
—Llámame Pablo, por los viejos tiempos —dijo lamiéndose los labios—.
Ignore su comentario y me dispuse a mi trabajo.
Adiós día de descanso
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Ella es mi Medicina
FanfictionPaulina y Pablo eran dos niños de México que se querían mucho, pero por cosas del destino Paulina y su familia tuvo que irse a Estados Unidos, cuando Paulina tenía 8 años y Pablo 10. Desde ese momento perdieron comunicación y aunque no se vieron más...