Extra 1

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¿Por qué las personas traicionan? ¿Por qué todos se olvidan de quien estuvo para ti cuando nadie te quería ayudar? ¿Por qué cuando recibes la ayuda prometes ser fiel y cuando alguien más te muestra dinero olvidas tu promesa?
Mis dudas hacia las personas, no surgen porque desee desconfiar. Vivir sin confiar en alguien o teniendo dudas constantes de quienes te rodean, es molesto y agotador. Pero es lo que uno vive cuando tiene dinero en una sociedad egoísta y avara. Daniela, es una de las tantas pruebas de las personas que han llegado a mi vida.
Por ello, viendo las pruebas de su implicación en mi accidente de tránsito, solo sonrió, porque ya tenia la sospecha y fue esa prueba lo que me confirmó que no era desconfiado, sino que, ya me ha pasado demasiadas veces.
— ¿Qué piensa hacer? — pregunta Fred sabiendo que no puedo seguir haciéndome el tonto con Daniela.
— Podría eliminarla o dejarla en la ruina quitando todas las tarjetas que le he dado, pero eso no ayudaría en absoluto.  En todo este tiempo, he conseguido mujeres con su mismo propósito. Desde Ximena hasta Daniela, he tenido más de ocho mujeres a mi lado y todas me han resultado igual. Lo cual quiere decir que algo sucede
— Quizás, ¿escoge mal a las chicas? — pregunta Fred con cautela.
— Posiblemente, o el mundo está lleno de ese tipo de mujeres. — murmuro.
— Diría que quien se acerca a usted es con ese propósito, pero no todas son así. — murmura Fred.
— ¿Quién no es así? Dime una mujer que no lo sea. — comento.
Fred baja la mirada, pero sé que no es porque no tenga a quien mencionar, sino, porque sabe que se metería en problemas al haberme de ella. Sin embargo, quiero saber si mencionara su nombre
— Dime, ¿a quien tienes en mente?
Unos gritos comienzan a escucharse y yo no debo salir para saber quienes son. Fred, quien también sabe ello, levanta su mirada y me sonríe como si el universo hubiese dado la respuesta a mi pregunta.
— ¿Ella? — pregunto incrédula.
— Sabe que sí.
— Recuerda que ella se acercó a mí cuando… — comenzó a decir al recordar nuestro primer encuentro con José, su ex pareja.
— ¿Estás seguro que es igual? Ella no le suplico por ayuda ni le pidió dinero. Recuerde que ella ni siquiera acepto la recomendación de trabajo y busco trabajo por su propia cuenta. Incluso ahora, trabaja para usted como recepcionista para no depender de su familia de manera monetaria y todos nos hemos dado cuenta que incluso se esfuerza mucho en aprender idiomas y todo lo que exige su cargo, para no ser una carga.
— ¿Y qué con eso? ¿Debo darle un premio por ser responsable con ella misma y su puesto? — pregunto molesto.
Los gritos se hacen más fuertes y realmente parece que fuera del estudio, hay una pelea o estoy en una plaza de mercado donde venden todo tipo de cosa mediante gritos. Fred, nota mi molestia, pero no hace algo por dejar mi casa en silencio, como lo era antes de ella llegar.
— ¿No vas a hacer algo al respecto? Se supone que debes ayudarme a sentirme cómodo y protegido. — comento molesto.
— Lo sé. Pero esta en su casa y quien está perturbando el silencio, es protegida de su familia. Por lo que, no deseo meterme en problemas con ellos en su propiedad. — explica Fred.
— ¿Entonces lo hago yo? — pregunto sorprendido.
— Creo que el punto es, ¿es necesario acabar su diversión? Se escuchan bastante animados. — murmura.
— Necesito calma para trabajar. Además, tengo video conferencias con varios proveedores y para eso necesito silencio. — me quejo.
— Bien — dice Fred pero no se mueve y ello solo me hace rodar los ojos y levantarme de la silla rumbo a la puerta.
— Al parecer, te he consentido mucho y por eso, no quieres trabajar como corresponde. — murmuro abriendo la puerta para observar la fuente del escándalo.
La sorpresa me invade ante lo que veo y estoy seguro que hacen todo esto para fastidiarme, frustrado, salgo de mi estudio mostrando mi molestia al ver como han vuelto la casa un campo de batalla donde todos mis hermanos y Paulina, están jugando.
— ¿En serio están haciendo esto? — pregunto molesto mientras ellos se atacan mutuamente.
Nadie presta atención a mi presencia y yo suspiro profundo para no cabrearme más e insultar delante de mi madre.
— No sé porque tienen tanto tiempo libre y porque están haciendo esto…
— Para divertirnos, evidentemente — dice mi madre saliendo de un muro de la cara para disparar.
— ¿También tú, madre? — me quejo
— Claro que también estoy en esto. Estábamos aburridos y necesitábamos liberar frustraciones. Tu deberías hacer lo mismo, hijo — dice mi madre disparándome
— ¿Están bromeando? ¡Estoy ocupado trabajando!
— Que mal por ti, sigue en lo tuyo. Nosotros seguiremos en lo nuestro. — murmura mi hermano mayor.
— Realmente no entiendo porque estan así. Ha sido una semana complicada. Deberían estar descansando o jugando Xbox, ¿lo recuerdan? Juegos rn el que no se mueven y usan auriculares para escuchar los ruidos del juego. Esa es una buena manera para liberar cualquier cosa — comento molesto y todos detienen lo que hacen para mirarme mal.
— Realmente eres un Grich de la diversión. Cualquier persona estaría feliz por ver su familia feliz e interactuando entre sí, pero tú entrenador gruñendo y quejándote. ¿Cuántos años tienes? ¿120? ¿500? — pregunta mi madre con evidente molestia.
— Madre, no lo digo solo por mí, la abuela también debe sentir molestia por el ruido. — les recuerdo y alguien me dispara repetidas veces desde el lugar donde esta la cocina.
— Aquí el único amargado eres tú. Así que, no me uses de escudo cuando yo también estoy jugando, Grich — comenta mi abuela haciendo que todos sonrían.
— ¡Abuela!
— Si quieres jugar perfecto, si no, entra a tu cueva y no estorbes — dice caminado hacia otra pared que toma como escudo
— Ni lo invites, abuela. Él no sabe que es diversión  — dice Paulina sonriendo.
— ¿Qué dices?
— Sí, es cierto. Se ha amargado mucho — dice uno de mis hermanos y todos continúan hablando de cuan amargado soy.
— Ahora me están juzgando. Que crueles son cuando yo…
— Ve a quejarte con el espejo. Seguro quien tengas enfrente te va a escuchar. Ahora, regresa a tu oficina y muere del enojo un domingo. Nosotros seguiremos jugando — dice mi madre y yo abro mi boca asombrado
— No sean tan crueles. Esto no es su culpa — murmura Paulina.
— Gracias por decir lo evidente — respondo con sarcasmo.
— La diversión murió cuando mi potato creció. Ya no es el chico alegre, ahora es un adulto amargado y por ello, debemos respetarlo. No es su culpa no saber divertirse. — murmura Paulina y todos se ríen.
— ¿Se están burlando? Se supone que son mi familia, ¡deberían estar de mi lado! — me quejo
— Entra a tu estudio y sigue en lo tuyo, sabes muy bien hacer cosas aburrida un domingo. Mientras nosotros seguimos divirtiéndonos. Así, cada quien hace en lo que es bueno — dicen Paulina sonriente.
— Yo también se jugar. También sé que es divertirse — me defiendo.
— ¿Y cómo es eso? ¿Te diviertes en conferencias un domingo por la tarde? ¿Te diviertes dando órdenes? ¿O que otra diversión conoces?
— Paulina, no te confundas. Yo soy muy bueno en todos los juegos que hay en la casa. — respondo.
— ¿En serio? — pregunta levantando una ceja — Te creeré cuando lo demuestres. Así que, toma, veremos que tan bueno eres en esto — dice entregándome una arma.
— Tengo cosas que hacer.
— Lo sabía, es mucha diversión para tu amargura, abuelo. — murmura Paulina sonriente.
— Nada de abuelo, será, tatarabuelo. Porque yo soy abuela y soy divertida. — responde mi abuela y yo roo indignado.
— Esta bien, les demostré quien es el jefe de esto. Escóndanse, si los mató a todos, me deben cumplir un deseo y es no hacer más nunca ruido mientras estoy en la casa.
— Y si te matamos, aceptas nuestros juegos sin quejarte, ¿te parece? — pregunta Paulina.
— Me parece. Escóndanse muy bien, porque soy bueno en esto. — 9rdeno y todos corren excepto Paulina quien me observa sonriente
— Al fin veo un brillo de mi potato, quizás pueda resucitar.
— Ve a esconderte, no tendré puedas contigo.
— No quiero que la tengas. Pero esta bien, nos vemos en la final. — murmura cerca de mí rostro para después marcharse.
Trago duro y comienzo a buscar. Pasan tres horas y he perdido. Pero me divertí siendo emboscada en mi propia trampa y disfrutando de mi familia. Esa con la que no tenía momentos así desde que me hice empresario.
La casa ahora tiene vida y las conferencias aburridas no son mi cosa importante un domingo. No lo es cuando puedo ser feliz con mi familia, aunque eso haya implicado salir a la piscina y mojarnos con ropa puesta.
Paulina es la descripción de lo incierto y mi familia, ha sido contagiada de la enfermedad Paulina que ella llama diversión. Una que tenía tiempo sin experimentarla. Claramente ella es distinta. Mientras otras piden dinero y huyen de corren o ensuciarse, ella da saltos, se arrastra y reta a mis hermanos con juegos complicados. Ella se mezcla y saca de la zona de confort y calma, mientras otras ni siquiera buscan hablar con mi familia.
Sí, ella es distinta a las mujeres que conozco e igual como la recuerdo. Ella es mi medicina y ello me da miedo. Porque sabe y puede doblegarme como nadie más lo podría hacer. Eso, es darle un poder demasiado destructivo a alguien. Pero, ver como corre, se moja y sonríe, me hace sentir que solo a ella puedo darle ese poder sin sentir temor de ser destruir.
Ese es el efecto Paulina en mí, uno del que huyó, pero me está alcanzado.
¿Qué voy a hacer? Se está volviendo demasiado importante y ello, puede ser un arma que pueden usar en mi contra.
Ten cuidado, Pablo. Recuerda que todas son buenas cuando buscan algo. Así que, ¿qué quiere Paulina? Averiguar eso me asusta. Porque alfo me dice que sería capaz de complacerla. Me gustaría complacerla.

Ella es mi MedicinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora