Príncipe y jefe (editada)

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Un sonido hace que Pablo se detenga.

Mira el teléfono y observa el nombre de Fred junto con un mensaje.

José está tan preocupado por Paulina cómo tú, creo. Según él no sabía de los planes de su esposa. Así que ahora mismo rastreo su teléfono y demás aparatos tecnológicos para poder encontrar la ubicación exacta de su esposa. Él mismo Dice que la va a hacer confesar.

— Parece sincero, pero no nos podemos confiar.

— Te envío la dirección y has que Aidan averigüe si es cierta.

— Calle xxx cra xxx.

— Es cierta le escribo como respuesta.

Ya que, es la misma dirección en la que me encuentro. La mujer que me permitió entrar a ver a Ximena entra nuevamente en la habitación.

— ¿Desea acabarla usted mismo o me encargo yo? —pregunta—.

— Dame unos minutos, necesito sacarle información —comento y la chica asiente—.

— Ximena solo ríe irónicamente — quieres saber dónde está tu dichosa Paulina pero no sabes cuál es la persona correcta para preguntarle. Bah estúpido—.

— Ni intentes en escabullirte arrastrando tu cuerpo a la oscuridad como la vil serpiente que eres. Todos aquí sabemos que tú estás detrás de todo esto —comento— teniendo como evidencia tu confesión de hace poco. No planees manipularme por qué ya en tus redes no pienso caer.

— Ya entiendo lo que sentía el pastorcito mentiroso —Dice fingiendo tristeza— cría fama y acuérdate a dormir. —suspira— la cuestión es que no sé dónde está y ni si lo supiera te lo dijera.

— Mmmmm entiende su situación Pablo —Dice Javier — que dos hombres que se acostaron con ella, prefieren a Paulina. No sé pero algo me dice que es un asco en la cama —Dice con una sonrisa cerrada—.

— Sí, yo también haría lo mismo. Con una mujer así de —Dice Aidan mirándola de pie a cabeza— peculiar. Elegiría sin dudar a Paulina.

— No te engañes idiota —Dice enojada— ¡Sólo basta con que nos coloquen juntas para darse cuenta que yo soy mejor que ella!

— Te equivocas —Dice José llegando— Paulina te supera en todos los aspectos. —la cara de Ximena se contraen, mientras sus ojos muestran un dolor profundo— me casé contigo mi querida Thalía porque así lo decidió mi padre y para tener el manejo de las empresas familiares necesitaba obedecer su orden.
>> Sin embargo, eso no quiere decir que me interesabas como mujer. A decir verdad, si no hubiese sido por ese arreglo jamás hubiera notado tu presencia. Para mi eres un cero a la izquierda un objeto que tengo en mi poder pero que no estoy interesado en utilizar. A parte de tu dinero claro está.

Las lágrimas de Ximena quien sorprendentemente se llama Thalía, ruedan por su mejilla.

— ¿Por qué? —Dice Thalía dolida—.

— Porque no eres ella —Dice con seriedad— ahora, ¿Dime dónde está Paulina?

— No te lo diré —Dice mirando fijamente al hombre al frente —.

— Vamos, Thalía —Dice tornando sus manos— si a Paulina que es el amor de mi vida la hice abortar y mate a sus padres con mis propias manos ¿Que te haré a ti?

Thalía se estremece pero no Dice más masa.

Yo solo quedó inmóvil ante la situación. No es agradable ver a ese hombre, tampoco que afirme amar a Paulina después de tanto dolor que le ha ocasionado y comentarlo con mucha tranquilidad.
Sin embargo, estoy demás en esta situación. Ambos están tan jodidamente mal cuando se relacionan con "amar" que a decir verdad, no me sorprende que ambos se maten en el intento.

La mujer que anteriormente me había dejado entrar, se acerca a Fred quién está en el umbral de la puerta y le Dice algo al oído. Fred después de escuchar me hace señas que nos vayamos. Lo cual me niego rotundamente.

Definitivamente está loco si cree que dejaré la única pista que tengo de Paulina así no más.

Se acerca a los demás chicos y estos salen sin más mientras Fred me lleva casi a rastras —confía en mi— Dice pero a pesar de que si confíe en el no quiero irme.

José le da un fuerte golpe a quien conozco como Ximena mientras le grita atrocidades.

Camino poco a poco depositando mi confianza en Fred. Mientras caminamos por el pasillo por el que anteriormente habíamos entrado. Noto como varios hombres vestidos de negro comienzan a entrar.

Voy a devolverme con el temor que mate la única pista que tengo de Paulina pero la chica nuevamente aparece en mi campo de visión. Si quieres ver a Paulina tienes que salir de aquí.

— ¿Que? —digo confundido— ¿Sabes dónde está? —ella asiente y yo la agarró fuertemente de sus hombros haciendo que ella muestre en su rostro dolor—.

— Sí, pero mi jefe me pidió que te llevará después de acabar con ellos. Así que sal ahora mismo —comenta la chica—.

— No me pienso ir de aquí si no me dices donde está Paulina —Dice decidido—.

Unos disparos se escuchan de la habitación en la que se encuentran José y Ximena.

La chica agarra mi mano y salimos de allí.

— Tienes los opciones hacer lo que te digo y que veas a Paulina o no hacerlo y morirás aquí mismo —Dice decidida— escoge.

Dudoso respondo —está bien. Te escucharé. Sólo si me das una prueba de que de verdad tienes a Paulina.

La mujer rueda los ojos y saca su teléfono mostrándome una foto de Paulina.

— ¡¡Está viva!! —gritó feliz—.

— Si, ahora quédate aquí ¿Ok? —Dice y se va—.

En esa foto está preocupada, pero sigue siendo ella. Me alivio al ver que no está amordazada o golpeada.

Un alivio invade mi cuerpo. Sabía que ella no podía estar muerta, simplemente no podía.

(....)

— ¿Alguien sabe quién es ella? —pregunta Aidan y todos los que estamos en la parte de atrás negamos— ¿No nos estar llevando a la muerte? —Silencio—.

Nadie sabe quién es nuestro "aliado" ni de donde proviene este "aliado". Sin embargo, no se puede negar que ellos han sido de mucha ayuda y que como tal son los únicos que me han mostrado una prueba de Paulina.

¿Qué estoy loco por estar siguiendo ciegamente a una persona desconocida?, si estoy loco, muy loco. Pero prefiero agarrarme de esa esperanza que divagar en el mundo buscándola.

Soy un hombre de negocios, y sé que el intercambiar mi vida por la de Paulina es nada en comparación de vivir una vida sin saber de ella. En estos pocos días desde que sucedió dicho accidente, nadie pudo encontrarla y ver como colocaron en un cadáver la ropa de ella. Quiere decir que quién la tiene, tiene dinero, poder. Y si no es José ni Ximena, ¿Quién puede ser?

Así que por ese motivo me encuentro con Aidan y Fred en la parte trasera del auto que conduce uno de los hombres dirigido por la mujer que nos ha ayudado.

— Sé que están alertas ante cualquier ruido debido a que no conocen quién soy ni quién me manda, pero tranquilo señor Evans —comenta la chica— mi jefe no pretende hacerle daño.

No digo algo

En esta situación no sé qué pensar, su "jefe" me ayudó mucho el día de hoy, sin nada a cambio —ya que hasta el momento no me han dicho nada—. Pero eso no quiere decir que él no haya pensado en hacerme daño. Bien podría estar yo dirigiéndome al matadero con mis amigos.

Y todo por qué estamos de manos atadas.

Llegamos dice la mujer cuando llega a una gran casa.

Bajamos del auto, en el lugar se pueden evidenciar muchos hombres de negro armados hasta más no poder.

— Viejo —Dice Aidan acercándose a mí— estamos en la casa de uno de las personas más importantes de Inglaterra.

— ¿En qué sentido? —pregunto deseando que me diga que su importancia no es por narcotráfico o algo por el estilo—.

— Es una de las propiedades del príncipe de Inglaterra —Dice preocupado— si nos van a matar nadie nos encontrará.

— Tranquilos, nadie los va a matar —Dice la chica al escuchar la conversación que Aidan intento mantener en susurros pero que su miedo lo hizo perder—.

Al entrar a dicho lugar un hombre alto, blanco voltea en mi dirección, mostrando una media sonrisa.

— Ya llegaron —Dice el hombre—.

— Ya valimos —Dice Aidan aterrorizado— si el mismísimo príncipe está aquí la cosa es sería.

Un hombre aparece en mi campo de visión y lo reconozco instantáneamente.

— Jefe, aquí está el señor Evans —Dice la chica—.

— Hola Pablo —Dice sonriente— tiempo sin verte.

Ella es mi MedicinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora