Armario (editada)

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¿Como rayos me metí en esto? —pienso—.
Cuando los vi por primera vez, sabía que ninguno de ellos era normal. Pero jamás me imagine que llegarán a este punto de locura. Realmente, no entiendo porqué me están haciendo esto, cuando no les he dado tanta confianza. Pero al parecer, eso es algo característico en ellos. Ya que, a Pablo no se le necesita dar confianza para hacer lo que se le da la gana. Frustrada por estar envuelta en todo esto gracias a las primas de Javier y los amigos de Pablo, lo miro.
— Pablo ¿Estas seguro que tus amigos son normales? —le pregunto.
Aunque sé la respuesta, quiero ver si es sincero conmigo. Quizás me ayude conocer a que nivel de locura están y si es necesario evitarlos completamente.

— Vamos,  Paulina somos amigos de Pablo —responde Javier— el chiste se cuenta sólo.

— Oye, ¿que insinúas? — responde un indignado Pablo — ¿Acaso yo  tengo culpa de que tenga unos amigos anormales?
Ante su queja, se escuchan risas del otro lado de la puerta. Mostrando cuan gracioso fue su pregunta.

— Ya, chicos —dice Aidan— colóquense eso rápido para poder verlos. Aunque no nos molesta pasar toda la noche en esto, posiblemente ustedes se sientan incómodos estando encerrados.

De inmediato, me quejo mentalmente el momento en que me metí en esto. En mi vida, este tipo de cosas no pasaban. No tenía amigos que me hicieran esto y mis subordinados si me respetaban. No como los subordinados de Pablo. Si estuviera en mi casa y trabajando en lo que estudie, no estaría en este tipo de situaciones molestas.

— Todo esto es por tu culpa, idiota —lo golpeó en el brazo que no está lesionado—.

— Auch — exagera el dolor— ¿Eres doctora o asesina?
— En este momento y para tu desgracia, soy una asesina que desea acabar con todo este teatro que han hecho y me han involucrado sin que yo lo desee — le respondo molesta.

— ¿Sabes?, ahora me duele mucho el brazo y tu eres la culpable de ese dolor, así que tienes que hacerte responsable —responde —.

— Si nos regimos por tu comentario, tú deberías hacerte responsable por tenerme aquí encerrada.

— ¿Por qué debería?

— Simple, porque fueron tus amigos o empleados los que hicieron esto. Y como jefe o amigo que deberían respetar, pero no lo hacen, debes hacerte responsable. Después de todo, si no estuviera relacionada contigo, no estaría en esto.

— Primero hazte responsable de lo que te corresponde, porque con dolor no puedo hacer mucho. — se queja Pablo y yo ruedo los ojos.

— De acuerdo, ¿cómo quieres que me responsabilice de eso? — digo de manera lujuriosa—.

— Vaya, ahora creo que nos estamos entendiendo —dice Pablo con evidente emoción — déjame pensar ¿Que tal con unos besos en la parte afectada?

— Increíble! Pablo no pierde el tiempo —dice Harry —.

— Oh claro, dame un segundo— le digo sonriendo e inmediatamente comienzo a golpearlo.

— ¡Oye,  deja de golpearme! —grita Pablo— no seas tan violenta, sólo era un juego.

— Maldición, tenemos que abrir o Paulina va a matar al pobre Pablo — se escucha del otro lado de la puerta—.

— ¡Sáquenme de aquí! Esta mujer me va matar — dice Pablo mientras aún le sigo golpeando—.

— Paulina no es una doctora, es una luchadora libre — dice y la risa se apodera de mí—.

— Vaya, el Pablo que me protegía de todos y de todo se convirtiendo en un bebito que no aguanta nada —le digo— no me sorprende que estés histérico por unos pocos golpes.

— ¡Tú! ¡Eres una irrespetuosa! —dice indignado Pablo —.
— ¿Por qué crees que lo soy? — pregunto curiosa
— Porque yo soy mayor que tú y es por ello que debes respetarme — me responde y yo retomo la sesión de golpes.
Lo golpeó y él sigue quejándose mientras mentalmente me burló de lo chistoso que se veía hace poco.

— Hey, ya déjenme salir — digo agotada por la sesión de golpes— mañana tengo que ir a una entrevista de trabajo. Por lo que, tengo que descansar ya.

— ¿Entrevista? —Pregunta confundido Pablo—.

— Sí, entrevista — le digo mientras apoyo mi espalda al armario— en el hospital X.

— Mmmmm, no te preocupes —dice Pablo calmado— no necesitas ir.

— ¿Por qué no lo necesito? —pregunto confundida—.

— Porque yo lo digo — responde calmado—.

— Sin duda, te crees mucho cuando para mí eres tan poco —respondo.

— Puedes decir lo que quieras, pero no iras a ningún lugar a trabajar a excepción de mi empresa.

— Y yo ya te dije que iba a buscar trabajo. Por lo que, tu permiso es innecesario. Además, tú aceptaste antes, así que, no vengas a molestar ahora.

— Te dije eso por molestar — me responde— Era una forma de vengarme. Dicen que entre más alto vuele la persona cuando cae el golpe será más fuerte —comenta mientras me mira de manera burlona—.

— ¡Eres un idiota! — Le grito indignada — ¡Hoy vas a morir!
Su burla no me hace gracia y es por eso que retomo mi sesión de golpes.

— Sáquenme, por favor. El león esta en peligro, la leona lo va a matar. ¡Así que, sáquenme de aquí! —grita Pablo—.

Segundos después las puertas del armario se abren. Pablo sale como alma que lleva el diablo y yo voy corriendo tras el.

— ¡Pablo, te voy a matar! —gritó mientras lo persigo—.

Narra Javier

— Cincuenta dólares a que gana Paulina —digo iniciando la apuesta—.

— Yo apuesto mil — dice Estiben — a favor de Paulina.

Hey pero tu hermano es Pablo — dice indignado Miguel—.

— ¿Y? El hecho de que sea mi hermano no quiere decir que voy a poder dinero por algo que es tan obvio — se excusa Estiben —.

— Vaya, eres muy cruel. —dice Miguel—.

— Si te molesta que no apueste por él  entonces hazlo tú. Apuesta por Pablo y listo — le responde Estiben—.

— Ni tonto que fuera — dice Miguel — yo apuesto por Paulina.

— Hey que malos hermanos son —dice Harry—, yo si le voy a Pablo apuesto dos mil.

— Igual yo — dice Aidan— Pablo sabe de combate, seguramente dará la batalla.

— De acuerdo. Ahora cerramos la apuesta — digo feliz— Fred guarda el dinero.

Mientras tanto
— No huyas,  cobarde —grita Paulina mientras corro tras él—.

La maratón hace que pasen por todas las habitaciones y salones del primer piso, hasta que finalmente llevar a la sala donde están las madres de los chicos.

— Mamá, mamá —dice un agitado Pablo — Paulina me va a matar.

— Seguramente le hiciste algo — dice indiferente mamá Mariana— Paulina, cuando termines de matarlo, por favor, entiérralo en el jardín.

Las demás madres de los chicos aguantan la risa, mientras ven la cara de indignado de Pablo.

— Perfecto. Ya que tengo su permiso, sus deseos son mis órdenes — dice Paulina haciendo una reverencia— ven aquí Evans.

Paulina corre tras él, pero no lo alcanza. Pablo no es tonto y no le dejara las cosas fáciles a Paulina.

¿Ellos siempre son así? — Pregunta una de las señoras sentada—.

Si, actuaban mejor cuando eran niños y adultos eran serios separados. Pero cuando están juntos, son así. Alegran la casa con la forma en la que ellos demuestran — dice mamá Mariana— Por lo que, hay que aceptarlo.

¡Mamá! — le dicen ambos, pero ella sigue tomando su té—.

— Ash, el tonto sigue sin dejarse agarrar—comenta Paulina mientras sigue intentando alcanzar a Pablo, pero él es muy rápido para ella. Por lo que, termina agotada —.

— ¿Te cansaste, pequeña Paulina ? —dice mientras se burla de ella—.

— Eso quisieras — responde—.

15 minutos después.

— Aish! —dice Paulina, mientras me sienta en uno de los muebles de la sala, donde se encuentra mamá Mariana y las mamás de los chicos— Es difícil agarrar a Pablo — dice intentando recobrar el aire—.
Durante esos minutos, no han dejado de perseguirse dentro y fuera de la casa. Por ello  Paulina esta agotada.

— Eso es porque estas intentando agarrarlo siguiendo su ritmo — dice mamá Mariana—.

— Si, es cierto — dice la señora Daysi— los hombres tienen mucha fuerza y resistencia pero las mujeres somos más inteligentes. Así que, ¿por qué no usas una estrategia par lograr tu objetivo?

— ¿Estrategia? — pregunta Paulina confundida hasta que encuentra una respuesta en su mente — ¡Entiendo  ya sé que hacer! —dice mientras se levanta de su asiento—.

— ¡Tú! —grita Paulina al llegar a la cocina en la Pablo está tan tranquilo— morirás en mis manos.

— Vaya, ya deberías de darte por vencida —responde— sin embargo, me conmueve tu perseverancia, aunque solamente con eso no podrás atraparme, mi querida Paulina.

Paulina corre tras él y cuando él esta subiendo las escaleras rápido, Paulina corre tras él y finge que se dobló el pie.

— ¡Ah! — gritó de dolor—.

— ¿Qué te pasó? —dice mamá Mariana al ser la primera al llegar al lado de Paulina—.

Me duele, me duele —dice  agarrándose el tobillo— ¡Duele mucho!—se queja con lágrimas corriendo por sus mejillas—.

— Oh, no. Creo que es un esguince — dice mamá Mariana con cara de preocupación —.

— ¿Esguince? —dice un Pablo preocupado— oh, Paulina lo siento, es por mi culpa — dice caminando hasta llegar hasta donde ella está.

— ¿Puedes ponerte de pie ? —dice mamá Mariana preocupada—.

Paulina asiente indecisa pero cuando intenta colocarse de pie falla, volviendo al suelo mientras llora y se queja del dolor.

— Vaya, creo que es más grave de lo que pensé — dice mamá Mariana— será mejor que la llevemos arriba y la coloquemos hielo para la inflamación —.

Pablo asiente y sale corriendo a la cocina en busca de hielo.

Mamá Mariana y Paulina se guiñan el ojo secretamente. Sin duda, Pablo sigue interesándose por el bienestar de Paulina.


Ella es mi MedicinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora