Rosas blancas (editado)

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- Que hermosa te ves está noche -dice Pablo estando frente a mi - definitivamente habré hecho algo muy bueno en mi vida pasada para que estuvieras conmigo ahora.



Sus palabras hicieron que mi corazón acelerará más rápido -como si fuera posible-. A juzgar por mi cara caliente, puedo deducir que mi sonrojo era fuerte.



Literalmente parecía una adolescente en su primera cita. Aunque a juzgar por las citas anteriores con José, en las que siempre eran escenas de celos y golpes a quien me mirara. En teoría de acuerdo a esas mala experiencias y mi decisión de empezar de nuevo, estaría bien llamar a esta mi primera cita.



- Gracias -comentó al regular mis emociones- tu tampoco estas mal.



»¡Que no está mal!, por Dios Paulina es la perfección hecha hombre -dice mi voz interior haciendo presencia- ni los dioses del Olimpo llegan a compararse con él. Hasta una ciega diría eso y tu aquí, mmmm tu tampoco estas mal. ¡¡Dios mío!!, al menos Di un cumplido decente«.



Contrólate Paulina - me digo mentalmente, recordándome que, no puedo ser impulsiva y terminar con el corazón roto nuevamente.



- ¿Para dónde vamos? -preguntó intentando cambiar de tema-.



Definitivamente dar halagos no es lo mío.



- Es una sorpresa -comenta Pablo - espero que te guste. Ahora si no es más, vámonos -dice guiándome hacia el auto-.



(...)



Llegamos a un restaurante de cinco estrellas, lo que para mi sorpresa estaba totalmente vacío.



Tal vez no era lo que tanto le temía -pensé al ver que conversamos de cosas del trabajo y uno que otro chiste-.



Después de terminar nuestra comida y postre Pablo me tendió su brazo para llevarme a la azotea del lugar.



Mentalmente me imaginé cualquier cosa cara y muy elegante. Pero lo que vi en ese lugar a pesar de no tener un gran valor monetario para mi tenía un gran valor significativo.



Alrededor del lugar estaba todo rodeado de rosas blancas colocadas estratégicamente por el lugar rodeadas estas de pequeñas luces para darle iluminación al lugar.



- Es hermoso -digo al ver mis flores favoritas-.



- Me alegra saber que todavía tienes ese gusto por las flores blancas -comenta a mis espaldas-.



- ¿Todavía recuerdas eso? -pregunto sorprendida y él asiente-.



- ¿Cómo olvidarlo? - dijo Pablo - cuando éramos niños te encantaban las rosas blancas y a decir verdad eran las únicas que te gustaban a pesar de que en el jardín había muchos tipos de flores. Intrigado porque siempre observabas las rosas te pregunte...



- Por que siempre te sientas enfrente de estas flores y sonríes constantemente -dijimos al unísono-.



Sonreímos a la vez.



- Tú me respondiste -comenta Pablo - porque para mi son las flores más hermosas y significativas del mundo. Yo quedé confundido al no saber de qué hablaba y dijiste. Mi madre me dijo que las rosas significan amor y el color blanco significa pureza así que al juntar el significado daría como resultado...



- Amor puro -dijimos al unísono -.



- Y yo te dije, el amor puro no existe, sólo existe las cosas que te interesan por el momento como un juguete nuevo y ya después te olvidas de su existencia -comentó Pablo sonriendo- y tu me dijiste enojada que el amor puro si existía, era ese tipo de amor que una madre le daba a su hijo, que un hijo le daba a su madre, que una esposa le daba a su esposo. Por eso tu mayor deseo sería que el amor de tu vida te diera rosas blancas, si de verdad entendía el significado de estas flores.

Ella es mi MedicinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora