|Capítulo 2|

444 64 49
                                    

Algo en la oscuridad está en camino
el latido de mi corazón no es el mismo.
Algo en la oscuridad dice mi nombre.
Me está destrozando.

(Algo en la oscuridad)

Me siento tan libre,
como si pudiera volar.
Dentro de mis sueños...
me siento yo.

|2|

Me está destrozando.

Eren

A Eren le gusta la lluvia. No solía ser así, pero a veces cuando algo en tu vida cambia todo adquiere nuevos significados. Como, por ejemplo, el sabor dulce de los panqueques que ahora le saben amargos. O los primeros días de clase que ya no le entusiasman tanto como solían hacerlo.

El despertador suena, estruendoso, no ha dormido más allá de una hora. Mira a su alrededor intentando enfocar su vista en la oscuridad de su habitación; pequeños rayos de sol filtrándose entre las cortinas semi abiertas. Se ha quedado dormido sin quererlo, el plan era no dormir de nuevo esta noche, con miedo ante la expectativa del día siguiente, no obstante, su cuerpo, cansado, le ha jugado mal y se ha quedado dormido sobre su escritorio. Tiene el brazo donde ha descansado su cabeza entumido y sus ojos claman por permanecer cerrados un par de minutos más, pero no hay tiempo para eso.

Escucha en el piso de abajo a su padre y a Mikasa, su hermana, haciendo ruido en la cocina.

Bosteza y estira su cuerpo tanto como puede. El aroma a huevos revueltos llega hasta él y su estómago gruñe en respuesta. Eren se aprieta el abdomen.

No se siente tan diferente al día de ayer. Y eso no es nada bueno en lo absoluto.

Se levanta de su silla y camina en dirección del espejo de cuerpo completo que ha cubierto con una sábana negra, acaricia el objeto con la yema de sus dedos, dudando en sí debe o no jalar la sábana y mirar su reflejo. Retrae su mano contra su pecho y una mueca de absoluto dolor y arrepentimiento se dibuja en su rostro. Muerde con fuerza su labio inferior ante la impotencia que siente sobre sí.

Mueve su cuerpo hacia el baño y al entrar evita en todo momento ver su reflejo en el espejo que cubre la pared del lavabo. Abre la regadera y mientras espera a que la temperatura suba y el vapor cubra todo, lava su rostro y cepilla sus dientes; durante un segundo en el que se siente realmente valiente, alza la mirada hacia su reflejo. Sin dejar de mirarse, acaricia con pretendido cariño sus cabellos castaños, lacios, acomoda algunos de los mechones tras su oreja y piensa que sería realmente bonito tener el cabello un poco más largo, al igual que piensa que podría tener un cuerpo más pequeño, más femenino, a pesar de ser bastante delgado ya.

El vapor empieza a empañar el reflejo y eso le recuerda que no debe demorarse más o se le hará tarde. Abre entonces la perilla del agua fría para nivelar la temperatura. Luego inhala y se demora grandes segundos antes de exhalar.

Armándose de un nuevo valor, Eren gira lentamente la mirada hacia el reflejo distorsionado de su cuerpo mientras se desviste. De pie, sin la ropa ya sobre su cuerpo, aparta la mirada un segundo, consciente de que cuando vuelva a mirar, todo lo que verá ahí, sin importar cuánto intente, será aquello que únicamente él es capaz de ver. Y aunque la idea le lastima más de lo que alguna vez lo hizo, mira de todas formas, y ahí está, de nuevo, igual que ayer. Y sabe que no debería de importarle, que hay cosas mucho más importantes que lo que puede ver reflejado ahí, pero eso no es algo que pueda explicar a las demás personas.

Estira su mano y limpia apenas la parte que refleja su rostro, un rostro que le cuerda a su madre, y nada le lastima más que pensar en ella, y en lo lejanos que están ahora. En lo lejanos que seguirán estando mientras Eren no deje de sentirse como se siente, porque su madre odia absolutamente la idea de tratarla como ella.

As the sun rises outside my doorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora