|Preámbulo|

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Es el sonido de tambores, como una marcha alegre que dirige tu camino hacia ninguna parte. Es la sensación poderosa de sentir que estás marchando a un ritmo constante. Son los rayos de sol que se asoman por la puerta entreabierta. Es el cosquilleo constante dentro de tu estómago cuando has entregado tu primer beso a tu primer amor.

Es el anillo de oro blanco que se sujeta a tu dedo anular como si fuera verdad. Como si fuera posible. Como si los sueños no fuesen algo efímero y tuvieran sentido.

Es el sonido de su voz desvaneciéndose en tus oídos. Son las letras de su nombre siendo borradas de tus pensamientos. Es la calidez de su mano entre la tuya. La sedosidad de sus cabellos contra tu mejilla. Y el rasgueo de la guitarra cuando cantaba cada noche para alejar las pesadillas, en aquel rincón del mundo que juraron les pertenecía.

Son tus pies descalzos manchados de sangre por las heridas que te causas al caminar sin cuidado. Es el vestido rasgado y enlodado que cubre tu cuerpo. Son las magulladuras y golpes que acompañan tu andar con pena. El incesante sonido del teléfono en tu bolsillo.

Son las ganas de gritar su nombre y pedirle que te salve, que te salve como lo hizo muchas veces antes.

Es la voz de tu madre cantando una canción de cuna a tus tres años. Y susurrando palabras hirientes en la flor de los dieciséis.

Es el futuro y sus mitologías.

Es el amor y sus magias inútiles.

Es él, derrumbándose entre lágrimas.

Es ella, oculta entre las sombras.

Es Eren.

A veces simplemente Erin.

Eres tú.

Una solitaria silueta caminando hacia ninguna parte.

As the sun rises outside my doorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora