|Capítulo 10|

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Nadie quiere quedarse al último,
porque todos quieren sentir que le importan a alguien.
Hay alguien más que siente lo mismo en algún lugar.
Tiene que haber alguien para mí ahí afuera.

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Latidos rítmicos del corazón.

Levi y Eren.

Levi llega antes de que las clases comiencen, es así como lo han acordado Eren y él para avanzar con el proyecto, o al menos comenzar a decidir el tema sobre el que hablaran. Le espera en la biblioteca, su lugar de encuentro, por una media hora hasta que los demás estudiantes comienzan a llegar y el crío nunca aparece.

Levi se dice que el crío tal vez lo ha olvidado, porque se niega a pensar que tal vez le está evitando; se queda fuera del salón de clases, esperando, no necesariamente a Eren. O por lo menos eso es lo que intenta hacerse creer, empujando hacia el fondo ese pensamiento que le dice que en realidad está preocupado, que en realidad busca entenderlo.

Son diez minutos los que pasan desde que él ha estado parado fuera del salón hasta que logra ver a la chica de cabellos negros que reconoce como la hermana de Eren, Mikasa, o algo así. Junto a ella está Armin, el segundo mejor promedio de la escuela. No viene Eren, o al menos no le ve junto a ellos como cada mañana. Momentáneamente se dice que él llegará tarde, pero al parecer sus pies piensan de otra forma, pues le llevan sin planearlo hasta esa mujer que parece querer destruirlo de mil formas dentro de su cabeza.

—¿Qué quieres? — gruñe ella, con esa mirada amenazante que a Levi no le causa escalofríos en lo absoluto.

—¿Dónde está Eren?

El rostro de ella se muestra ofendido, a Levi no le cuesta mucho darse cuenta de lo sobreprotectora que es esta persona y cuánto le odia quizá por el único hecho de respirar el mismo aire que Eren. Casi quiere reírse de lo ridículo que suena.

—No ha podido venir — ella responde —; ¿para qué lo quieres? — agrega cruzando sus brazos sobre su pecho.

Levi barajea en un instante las probabilidades que hay de salir golpeado si él le responde con alguna mentira sarcástica, algo que le haga enfadar, le divierte un poco y durante un segundo realmente quiere hacerlo, pero se detiene al concluir que si lo hace, ella no le dirá absolutamente nada sobre el mocoso que le interesa. Así que dice la verdad.

—Tenemos un proyecto en el cual decidimos trabajar aquí, y él no llegó.

Mikasa entonces le excusa diciendo que se ha enfermado. Por la forma en la que ella desvía un segundo la mirada, y por cómo sus labios se fruncen en preocupación, Levi no le cree. Esa tarde, después de concluir sus clases, Levi faltará al trabajo, porque le ha exigido a Mikasa que le lleve a su casa. El profesor, tal vez, ha ayudado a convencerla un poco.

Eren lleva horas enrollado entre sus cobijas, tapado hasta la nariz como los bebés canguros se refugian en las bolsas de sus madres. Ha dormido un poco, no estaba planeado, pero su cuerpo cansado se acomidió bien entre su colchón que sin esperárselo sus parpados se cerraron y le llevaron lejos al mundo de los sueños. Se estira aún dentro de sus sábanas como si fuera un gato, el reloj a un lado de su cama marcando que tiene diez minutos antes de que Mikasa vuelva a casa. Desde su lugar puede ver el sol en lo alto de las colinas al norte a través de su ventana y la nieve comenzando a caer.

As the sun rises outside my doorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora