Cuando decidí despedirme y volver a casa ya eran más de las nueve de la noche, así que suponía que mi madre ya habría llegado.
«Genial -pensé sarcástica mientras abría la puerta principal de casa-, que empiece la fiesta.»
—¿Qué horas son estas de llegar, Alexandra? —preguntó mi madre.
Me giré lentamente hacia ella intentando no poner cara rara al mirarla, pero no pude contenerme. Entrecerré los ojos y sonreí en plan gato de Alicia.
—Creo que me pasé con la bebida, vieja —dije fingiendo estar ebria.
—Alexandra Johnson —dijo mi nombre completo, como siempre hace cuando está cabreada conmigo, es decir, cada vez que habla con una servidora— . ¿Estás borracha?
Asentí con la sonrisa de Cheshire aún en mis labios.
Me miró con cara de «Oh no, estoy criando a un monstruo» . Entonces comencé a reírme sola, haciendo terminar la broma.
Joder, ¿por qué tengo que ser tan mala para mentir?
—¡Tranquila mamá! —exclamé—. Estoy completamente sobria, como a ti te gusta.
Pasé por su lado y me dejé caer sobre el sofá. Ni siquiera sentí que Kristine no estaba en casa, seguramente porque ni siquiera me importaba.
Coloqué mis cansados pies sobre la mesita del salón y me relajé, bueno, más bien lo intenté; Mi madre se empeñó en ponerme de los nervios, ya que la tranquilidad no estaba muy permitida en nuestra casa.
—Quita los pies de la mesa, Alexandra —me riñó.
Le hice caso, siempre se lo hago hasta que sale del cuarto en el que estoy; Bajé los pies de la mesa a regañadientes mientras ella se sentaba a mi lado para perturbar un poco más mi tranquilidad.
—¿Dónde está tu hermana? —me preguntó seriamente.
Giré la cabeza en todas direcciones.
—¿Es que no está aquí? —dije. Ella puso los ojos en blanco.
—Enserio, hija. Necesito saber dónde está tu hermana.
—¿De veras crees que me importa siquiera dónde se encuentra ahora mismo? —espeté, un poco culpable por hablar así de mi hermana, así que añadí para tranquilizarla—. Seguramente haya salido con Kat y las otras.
—Las he llamado, no saben nada de ella.
Así era mi madre, una jodida controladora que llamaba a tus amigos si no le dejabas una jodida nota con la dirección en la que estabas, el grupo sanguíneo de los que iban contigo, la hora exacta a la que volverías y cuando regresaras exigía una muestra de orina para ver si habías bebido. Por eso intentaba ir con pies de plomo con ella, ya que era un maldito detector de mentiras.
Olía el tabaco de mi padre a distancia, incluso después de haberle lavado la ropa. Así que, ¡que tiemble el puto terminator! La mamá Johnson acabará contigo si te atreves siquiera a decirle una mentira piadosa.
—Vaya, que... acosador por tu parte —opiné—. ¿Has probado a llamarla a ella?
—No me lo cogía —se lamentó.
Se levantó del sofá y empezó a dar desesperadas vueltas por la habitación. Me ponía jodidamente nerviosa.
—¿Y si le ha pasado algo? Mi pobre niña... —lloriqueaba—. Dios, en cuando vuelva a casa la mato.
Así era mi madre, tan pronto te comía a besos que te colgaba de una oreja de la torre del Big-Ben.
—Joder, tranquila —dije— . Seguramente esté al llegar, solo tienes que darle tiempo y ya verás que...
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Con más de un millón de dólares en los bolsillos - FDA18
ActionYo, Alexandra Johnson, antes era una chica normal que vivía una vida relativamente normal en un barrio tranquilo situado literalmente en el culo del mundo. Pero, ¿quién iba a decirme a mí que Dylan Gibbs, el chico más deliciosamente loco del mundo y...