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—Neferet, es una idea ridícula —comentó Sebastián, el mejor amigo de la mencionada, mientras reía—. Nadie va a creer que eres un chico.

—Ya hablé con mi padre, les dirá a los maestros que solo digan el nombre que les diga —rió—. Además, tengo voz de chico, de esos que no la tienen tan grave.

—¿Y crees conseguir novia con ello?

—Tal vez si... pero algún día lo sabrá —hizo una pausa—. Espero no enamorarme de una lesbiana, será difícil acercarme siendo un chico, ¡una bisexual está bien!

—No todo mundo es bisexual como tú.

El chico se puso de pie, tomó las tijeras que se encontraban en la cama de su amiga, se acercó a la albina y comenzó a cortarle el cabello para darle mejor el toque de chico. Su cabello ya era corto, pero no lo suficiente.

—¿Y cómo voy a decirte en público? —preguntó el chico demasiado concentrado en su trabajo—.

—Enzo... —pensó un poco—. Mirt —sonrió un poco—.

Mentira DeseadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora